Mucho se ha hablado sobre el malestar que priva en los altos mandos del Ejército Mexicano, por la falta de respaldo legal en la lucha que enfrentan contra el narcotráfico y este malestar se ha incrementado por la aprobación en el Senado de lo que deberá ser la Ley de Seguridad Nacional.
Al respecto es pertinente recordar una entrevista que le hizo Joaquín López Doriga al general Clemente Vega García, secretario de la Defensa Nacional, en el gobierno de Vicente Fox:
“Desbordamiento social ante el activismo de Andrés Manuel López Obrador y el caso del desafuero. Se habían presentado varios escenarios sobre qué hacer ante una eventual explosión social, coincidiendo en el recurso de la presencia militar en las calles”.
“Y mire, me dijo el general Vega, yo no estuve de acuerdo porque no quiero que a mis generales, el día de mañana, una comisión de la verdad los vaya a enjuiciar por genocidio, como ahora andan enjuiciando a los del 68. Si el Presidente de la República me da esa orden, me la tendrá que dar por escrito. De otro modo no saldrá ni un soldado a la calle”.
“Meses después, en medio de la escalada del movimiento de AMLO, me volví a reunir con el general, encontrándolo sereno, serio y seco, como es, pero en otro ánimo, aunque el tema y la preocupación eran los mismos”.
“¿Se acuerda que la última vez que nos vimos le dije que sólo aceptaría la orden del Presidente para sacar a los soldados a la calle por escrito? Pues mire, si usted llegara a ver a los soldados en la calle, es que yo ya no estoy aquí. He decidido renunciar antes de dar esa orden”.
Se refería desde luego el Secretario de la Defensa a que no aceptaría más que por escrito a sacar a los soldados a la calle para reprimir a los simpatizantes de López Obrador en caso de que hubiera sido desaforado en tiempos de Fox, lo cual no sucedió.
Ahora como quiera que sea, el Ejército ya está en las calles y están demandando protección legal para la tarea policiaca que realizan.
PERCEPCIÓN Y MANEJO DE MEDIOS
El Presidente Felipe Calderón pide a diario a los mexicanos hablar bien del país y defender la imagen de México.
Calderón acepta que México tiene problemas de percepción y de imagen reales derivados de la violencia pero pide poner en perspectiva las cosas, poner con objetividad lo que está ocurriendo y hablar bien de México.
Calderón dice, que lo que nos está afectando es la percepción y la mala imagen y sobre todo porque México es satanizado por los propios mexicanos y dice Calderón jamás ha escuchado a un brasileño hablar mal de Brasil, por lo que se debe hablar bien de México.
El problema de la percepción lo ha creado el propio gobierno y en cualquier foro internacional, nacional, en cualquier ciudad, pueblo o zona indígena que visita Calderón, reitera que México va ganando la guerra contra el narcotráfico y el discurso de lo que su gobierno hace para disminuir la violencia, es el tema de la agenda presidencial, aunque el discurso sea contrario a la realidad.
Es más, el discurso relativo a la guerra contra el narcotráfico, además de reiterativo, se presenta como autoritario, así lo apunta con precisión René Delgado en el periódico Reforma: “El nuevo eje del discurso oficial es peor, contiene un terrible ribete autoritario. A la crítica del combate se responde planteando una grotesca disyuntiva: hacer lo que se hace o no hacer nada. No hay ánimo de reconsiderar o debatir la falta de estrategia de esa guerra, el argumento es simple, se hace como yo digo o no se hace nada”.
“En el exceso de ese discurso, con la mano en la cintura se declaraba a todo muerto, un posible sicario o pandillero. Persona cuya vida no valía gran cosa y, aún hoy frente a la evidencia de muertes inocentes se litiga la causa del fallecimiento, en vez de pedir disculpas con toda humildad”.
“La base de ese discurso oficial es terrible: en el combate al crimen, todo mundo es sospechoso y por consecuencia más vale registrar a todos”.
“La falta de ese diagnóstico llevó a pronunciar declaraciones absurdas: se pensó en extirpar un tumor pero, al abrir, el cáncer había hecho metástasis. ¿Qué cirujano procede ese modo? Y, entonces, se empezó a generar una legislación cuya malla arrastra por igual a ciudadanos que a criminales”.
“Si el problema son las extorsiones telefónicas, todos deben registrar su teléfono. Si el problema es la falta de confiabilidad en la base de datos personales, impóngase una nueva cédula de identidad. Si el problema es la ausencia de un registro de vehículos, póngase un chip a costa de los automovilistas. Si el problema son las casas de seguridad del crimen, que los propietarios se ocupen de fichar a quienes les arrienden a riesgo de perder el inmueble si no lo hacen. Si el problema es el robo de vehículos, que al comprador de un auto usado se le tenga por presunto cómplice si ese vehículo es robado. Si el problema es la integración debida de las averiguaciones previas, decrétese el arraigo. Si el problema es el tránsito de convoyes de comandos criminales, deténgase a todos los automovilistas en los retenes y dispárese a quien no lo haga”.
“Ese discurso construye no una cultura de la legalidad sino una teoría de la sospecha generalizada y, así, poco a poco, se vienen limitando libertades y endosando parte del combate a la ciudadanía. Legalizar abusos y arbitrariedades justicia pero no certifica un Estado de derecho”.
“Divulgar cuanto ocurre no supone estar de lado de los criminales. Exigir información no implica revelar secretos. Criticar la falta de estrategia no supone darle la espalda a las autoridades”.
“No se trata de “no hacer nada”, sino de hacer algo mucho más inteligente. Algo que no implique sacrificar libertad por seguridad. Algo que, al costo en vidas que supone un combate, no convierta los errores en homicidios del Estado sellados por la impunidad, el cinismo y el olvido. Algo que no haga del combate un nuevo motivo de confrontación entre quienes deben estar aliados. Algo que conjure el autoritarismo y aleje, una vez más la democracia y el Estado de Derecho”. (Reforma 17/abril/2010)
Eso le pasa al gobierno de Calderón, en su incapacidad, impotencia y confusión, pretende tratar por igual a ciudadanos que a delincuentes y por medio de declaraciones mediáticas trata de presentar resultados en contra de la delincuencia que la gente ya no cree, por los altos índices de inseguridad que se padecen en todos lados.
La empresa Consulta Mitofosky publicó que va creciendo el derrotismo en la guerra contra el narco: 36% de los ciudadanos cree que el Estado va ganando, pero 39% percibe que es el crimen organizado el que triunfa. Y peor: sólo dos de cada diez mexicanos piensan que en 2012 “el presidente Calderón ganará la guerra”.
Crece la idea de que los operativos de combate no han sido eficaces. En enero de 2007 sólo 23% consideraba que eran “un fracaso”. Ahora (marzo) el porcentaje llegó hasta 35%, 12 puntos porcentuales más. 55% de la población llegó a creer que los operativos eran “un éxito” en enero de 2008, pero el porcentaje ya cayó a 46%, 9 puntos menos.
El apoyo a la participación del Ejército disminuye. En noviembre de 2008, 85% apoyaba “utilizar al Ejército para combatir al crimen organizado”, y ahora 74% avala esta medida. Son 11 puntos menos.
Que conforme se extienden los enfrentamientos entre las fuerzas del Estado y los narcos, aumentan la violencia y las bajas colaterales (muertes de inocentes por fuego cruzado, por tácticas perversas de los capos, o por errores de las tropas), y entonces crece el miedo. Otra encuesta nacional en vivienda (Parametría) refleja este asunto: en junio de 2008 52% de los mexicanos prefería que se combatiera al narcotráfico, aunque esto generara violencia, porcentaje que ya se redujo a 44%. Ocho puntos menos de apoyo. Sólo 33% avalaba la idea de que se tolerara al narco con tal de que no hubiera violencia, dato que ya se elevó a 48%. Quince puntos más. Desde diciembre ya son mayoría los que prefieren tolerar al narco con tal de que haya paz.
Y eso ya es muy grave, el que la gente perciba no únicamente que el gobierno no informa correctamente, sino que a la gente le queda claro que el narco va ganando y que la lucha durara todavía muchos años, a esto hay que agregar las opiniones encontradas de los propios funcionarios federales.
Son cuatro versiones sobre narcotráfico. Presidente Calderón: Están debilitadas las estructuras criminales. General Guillermo Galván Galván: La guerra durará de 5 a 10 años. Genaro García Luna: La creciente violencia podría durar hasta el 2014. Gómez Mont: El ritmo de la violencia en el país está a la baja.
Entre el optimismo de unos y el pesimismo de otros funcionarios, la gente prefiere quedarse con el realismo, con lo que ve que sucede a diario.
A Propósito…
1.- Adalberto Carvajal, director de Ecos de la Costa, todavía habla de la existencia del otro PRI, lo más seguro es que se refiera al PRI de Silverio Cavazos, que por cierto, el propio Ecos de la Costa da cuenta de la reunión del ex gobernador “con su gabinete”, el pasado sábado en Los Naranjos campestre.
Por cierto, en primera fila y encabezando la fotografía publicada, aparece el Licenciado Humberto Silva, personaje muy importante del gabinete cavacista en el que fungió como secretario de Planeación, dependencia que planeó toda las obras realizas en ese gobierno a precios estratosféricos, inconclusas la gran mayoría de ellas y que son pretexto y causa del gran endeudamiento ,por casi tres mil millones de pesos, a cargo de las finanzas estatales, planeación que hoy tiene en bancarrota al gobierno estatal y en el cuestionamiento social, por el tamaño del endeudamiento y sobre todo, porque no se sabe qué se hizo con el dinero y por qué se endeudaron tanto.
Mañana seguimos. Habrá respuestas.
www.aproposito2004.blogspot.com
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