jueves, 13 de noviembre de 2008

Acuerdo: Interino y Candidato

El 28 de enero se celebraron una serie de reuniones para cabildear las propuestas y consensar quién sería el gobernador interino y quién el candidato del PRI a la gubernatura. La reunión con los panistas, el día anterior, nos habían obligado a acordar nuevas estrategias para los escenarios que se generaron al decidir ir a elecciones en un plazo breve.

La fracción priísta fue informada oportunamente y de igual manera, los demás dirigentes del partido, alcaldes, ex gobernadores y los dirigentes de los sectores y las organizaciones.

Me comuniqué telefónicamente con Roberto Madrazo y le informé que habíamos decidido ir a elecciones y que íbamos a requerir que el Comité Ejecutivo Nacional convocara de inmediato a la postulación del candidato del PRI a la gubernatura del Estado, pero hasta que hubiéramos llegado a un acuerdo sobre quién debería ser el candidato. Roberto Madrazo envió ese mismo día un abogado del partido para trabajar en el tema de la convocatoria, una vez que el Congreso del Estado nombrara gobernador interino y convocara a elecciones. La petición a Madrazo era tener la convocatoria elaborada para que, cuando el Congreso convocara a elecciones, se diera a conocer la convocatoria del partido y elegir candidato de inmediato, para poder cumplir y hacer una elección a la menor brevedad.

Madrazo dijo que en cuanto estuviera el acuerdo se lo informáramos, para que el Comité Nacional lo respaldara y anunciara quien sería el candidato del PRI a la elección extraordinaria.

En el Congreso del Estado, los panistas trataron de reventar los acuerdos, introduciendo a la discusión otros nombres distintos al de Silverio y Arnoldo y a decir que aceptarían el interinato largo que originalmente rechazaron, si la señora Norma Galindo lo cubría.

El diputado Gabriel Salgado le ofreció al licenciado Humberto Silva el interinato, Gabriel confiaba que con los votos de los diputados del PAN y algunos del PRI, tendrían mayoría para que Humberto fuera gobernador interino. Ningún diputado del PRI se prestó a respaldar la propuesta de Gabriel Salgado y de Humberto Silva. Es sabido por muchos, y sobre todo por los diputados priístas de ese entonces, que Humberto Silva recomendó a un diputado priísta que se escondiera unos días. ¿Por qué o para qué realizó esa acción? No lo sé, pero es evidente que pretendía sembrar duda e inquietud, cosa que no logró.

En la sesión del Congreso del Estado de ese día, los diputados del PAN, desde la tribuna, hicieron pronunciamientos para que la señora Norma Galindo fuera la gobernadora interina y expresaron su promesa de respaldar su nombramiento y también de respaldarla si ella era la candidata en la elección extraordinaria.

Era evidente: la estrategia de los diputados panistas era romper los acuerdos a los que los priístas habíamos llegado y al constatar que no nos íbamos a dividir y de que íbamos avanzando en los acuerdos, ofrecían, insidiosamente, su respaldo a priístas diferentes a Silverio o Arnoldo.

Reunidos en casa de Gobierno, Arnoldo, Luis y yo, recibíamos la información de lo que estaba sucediendo en el Congreso, respecto de la estrategia panista. Me comuniqué con el diputado Martín Flores y le dije que había que insistir en desenmascarar a los panistas que querían inmiscuirse en las decisiones priístas y me dijo Martín que él subiría a tribuna y le pedí que me pusiera al teléfono a la diputada Hilda Ceballos, a quien le dije que platicara con el diputado Martín Flores y que también ella subiera a la tribuna, para decir a los panistas que les tomábamos la palabra de proponer a la señora Norma, pero que se firmara un acuerdo político en el sentido de que el PAN no postularía candidato.

La diputada Hilda Ceballos me puso al teléfono al diputado Martín Flores y le dije que la diputada Ceballos iba a subir a la tribuna a tomarle la palabra a los panistas y sobre todo para mandarles el mensaje de que con la propuesta en favor de la señora Norma Galindo no nos iban a dividir y que lo aceptábamos siempre y cuando firmaran un acuerdo. Le pedí al diputado que asesorara a la diputada Ceballos para que subiera a la tribuna después de él y así lo hicieron.

Cuando los panistas se dieron cuenta que no había división en el priísmo ante la propuesta de la señora Norma, se acabo el debate sobre todo cuando los diputados priístas les propusieron firmar el acuerdo.

Acordamos los cuatro reunirnos a desayunar para dar continuidad a los acuerdos y para tomar una decisión definitiva en esa reunión y decidimos hacerlo la mañana siguiente, primero de marzo, en Casa de Gobierno.

Vale la pena hacer una acotación: a algunos no les ha gustado, aunque en el momento todo aceptaron, el por qué las reuniones eran sólo entre cuatro, y no se invitó a otros más. Les recuerdo lo que ya he publicado aquí: en la primera quincena de febrero de 2005, días antes de fallecer Gustavo, nos convocó a los cuatro a la Casa de Gobierno y los testigos existen: Arnoldo, Silverio, Luis y yo. Gustavo no invitó a otros más y durante la cena dijo: “Somos un equipo político de cinco y nos vamos a reunir periódicamente a tomar acuerdos para lo que sigue, sobre todo para el 2006”.

El día del fallecimiento de Gustavo, antes de cualquier reunión, comenté con Arnoldo, Silverio y Luis: “Hace unos días con Gustavo éramos cinco, él ya no esta” y le pregunta fue: ¿Se arreglan ustedes tres o quieren que esté yo? Silverio y Luis me dijeron que los cuatro nos reuniéramos, llamé por teléfono a Arnoldo, que estaba en el aeropuerto, se lo comenté y me dijo que estaba de acuerdo y momentos después le dije a Silverio y a Luis que por la noche nos reuniríamos los cuatro, como ya he comentado.

Por eso estuve ahí, es cierto. Pudieron haber estado otros, pero no estuvieron, quizás algunos más inteligentes, con mayor lucidez política o con más experiencia en fallecimientos de gobernadores. Pero no estuvieron, sólo nosotros cuatro. Este es un hecho incontrovertible.

Cuatro son pocos para arreglarse y muchos para pelearse, lo importante es que los resultados acreditaron que no se ocupaban más y el triunfo de la elección extraordinaria demostró que donde se ocupaban muchos era en las urnas y no en los acuerdos. Eso es inobjetable.

Es cierto, a algunos les molesta que yo hubiera estado presente ¿Y si no hubiera estado? ¿Los resultados hubieran sido los mismos o mejores? ¿El acuerdo hubiera sido diferente? ¿La historia hubiera sido diferente?

Bueno sí, si en 1997 hubiera asumido la gubernatura Enrique Michel, la historia hubiera sido diferente, si en el 2003, el PAN hubiera asumido la gubernatura, la historia hubiera sido otra, pero no fue así, la historia se escribió como fue, con los hechos y con las circunstancias que todos conocemos y con los resultados que, gusten o no, son una realidad y no una suposición. Si el PAN hubiera ganado en 1997 y 2003, los actores hubieran sido diferentes. Por eso estuve ahí y no otros, que quizás hubieran querido haber estado.

¿Qué talento político estuvo ausente en esas reuniones? ¿Qué personaje debió haber estado y no estuvo? ¿Quién hubieran deseado los del Ecos de la Costa que hubiera estado presente? ¿Humberto Silva Ochoa? Estábamos y participamos en los acuerdos los cuatro que más respaldamos a Gustavo, ninguno que hubiera estado en contra de él.

La mañana siguiente nos reunimos a desayunar en Casa de Gobierno para continuar las pláticas; en la sala de juntas, paralelamente, se encontraban reunidos los abogados Héctor Michel, Sergio Marcelino Bravo, Bernardo Salazar Santana, hoy magistrado, y otros abogados del Congreso.

Durante el desayuno, Arnoldo Ochoa dijo: “Me gustaría platicar a solas con Silverio”.

Luis y Yo nos levantamos de la mesa y salimos del comedor para que Silverio y Arnoldo platicaran a solas.

Momentos después Arnoldo Ochoa nos dijo: “Ya nos pusimos de acuerdo, me allano con Silverio, para que él sea el candidato del PRI y que ustedes sean testigos del acuerdo”.

Yo les pregunté ¿Cuál es el acuerdo completo?

Arnoldo dijo: “Silverio de candidato y yo de interino”.

Silverio intervino para decir: “El compromiso es en los términos en que hemos venido platicando: Arnoldo de interino, en el 2006 como candidato en la primera fórmula al senado, y en el 2009 respaldamos su candidatura a la gubernatura”.

Arnoldo dijo: “Pero hay únicamente una condición, que habría que revisar la ley y ver que legalmente, siendo gobernador interino en este caso, pueda ser candidato en el 2009, si la ley lo permite”.

Yo le dije: “Legalmente sí puedes”.

Y Silverio dijo: “Licenciado, ahí están los abogados, que lo verifiquen para que no haya duda y Arnoldo esté tranquilo”.

Pasaron los abogados al comedor y dieron lectura al artículo 54 de la Constitución que dice: “Artículo 54.- El Gobernador del Estado cuyo origen sea la elección popular, ordinaria o extraordinaria, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a ocupar ese cargo, ni aún con el carácter de interino, provisional, sustituto o encargado del despacho.

Nunca podrán ser electos para el periodo inmediato:

a) El Gobernador sustituto constitucional o el designado para concluir el periodo en caso de falta absoluta del Constitucional, aún cuando tenga distinta denominación;

b) El Gobernador interino, el provisional o el ciudadano que, bajo cualquiera denominación supla las faltas temporales del Gobernador, siempre que desempeñe el cargo en los dos últimos años del periodo”.

Está claro que Arnoldo, al ser el Gobernador interino, no estaba impedido para volver a ser candidato a Gobernador, porque el impedimento es para quien lo haya sido por elección popular y quien sea designado por el Congreso no tiene impedimento. Y sí puede serlo para el periodo que sigue, porque no fue interino durante los dos últimos años del periodo que concluye en el 2009.

Al quedar claro, Arnoldo dijo: “El acuerdo está hecho” y Silverio ratificó: “Está hecho el acuerdo”.

Celebramos el acuerdo y lo rubricamos los cuatro con un abrazo.

Al abrazar a Arnoldo me preguntó: ¿Cómo viste el acuerdo? Y yo le contesté: “Decidiste bien, vamos a ganar las elecciones”.

Al felicitar a Silverio me dijo: “Voy a cumplir mi palabra. Gracias, licenciado”.

El acuerdo circuló rápidamente y se convocó por la tarde a una reunión en Casa de Gobierno para darlo a conocer a los diputados priístas, al gabinete, a los presidentes municipales, a los dirigentes de organizaciones y sectores, a los ex gobernadores, a otros actores políticos y a los medios de comunicación.

En la reunión se reiteró la unidad del priísmo y el compromiso de ganar las elecciones, se destacó que en ningún momento hubo conflicto alguno, sino que hubo acuerdos, que todos festejamos.

Después de la reunión, llamé telefónicamente a Roberto Madrazo y le informé del acuerdo en sus términos y primero le puse al teléfono a Silverio Cavazos y después a Arnoldo Ochoa y a Luis Gaitán.

Por eso pregunto y me pregunto: ¿a qué horas fue el pleito?, ¿a quién se pretendió imponer?, ¿dónde está la disputa por el poder?, ¿quién le ganó a quién?, ¿a quién impusieron los diputados?

“Yo me allano”, dijo Arnoldo.

Arnoldo tomó la decisión, sin ninguna presión de nadie.

Se privilegiaron el acuerdo y la confianza en su cumplimiento, porque así es la política: de acuerdos y de confianza en la palabra.

Nadie puede negar que durante esos días se practicó a fondo la política.

Mañana viernes continuamos, con la nueva oferta del PAN.

www.aproposito2004.blogspot.com

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