viernes, 25 de abril de 2008

LO QUE SIGUE…

Dice Mario: “En materia política yo digo que no nos fue también con él, yo creo que es cuando más posiciones perdió el PRI y es cuando más gente valiosa del PRI tuvo la necesidad de salir”.

Aquí debemos hacer las siguientes precisiones: Primero: En julio de 1997, en la elección federal para la Cámara de Diputados, coincidente con la elección local a la gubernatura, el PRI perdió, por primera vez en su historia, la mayoría en dicha Cámara, bajo la presidencia de Ernesto Zedillo y ese fue un fenómeno nacional que impactó también a los estados.

En Colima nos afectó lo nacional y no al revés, pues no por culpa de Colima se perdió lo nacional, porque una de las causas de esa derrota fue que en 1995 el PRI aprobó el IVA y la población nos cobro la factura y ese fue el tema en contra del PRI en la elección federal y en las elecciones concurrentes, como la de Colima.

Habíamos perdido ya el gobierno de Chihuahua, perdimos el de Nuevo León, el de Querétaro y la mayoría de los ayuntamientos de la zona norte del país y también la mayoría de las capitales de los estados, el avance del panismo era una realidad, y se dio no únicamente en Colima, sino en todo el país, prueba de ello es que en el 2000 perdimos la presidencia de la república, porque ya veníamos perdiendo y el PAN venía ganando desde varios años antes.

Quizá a Mario se le pasó considerar esa realidad, y es lógico, en ese tiempo no le gustaba la política y no se dio cuenta que el PAN nos venía ganando la preferencia electoral.

Segundo: La crisis económica del 95, que generó en muchas familias la pérdida de sus viviendas y en muchas más el fuerte incremento en los pagos mensuales en los bancos, hizo crisis en la elección federal del 97 e impactó en los estados que tenían elección concurrente y en esa fecha perdimos por primera vez Nuevo León y Querétaro y no obstante eso, aquí en Colima ganamos la elección, la gané con cuatro puntos de diferencia y debemos recordar que durante esa campaña tuvimos el tema de las carteras vencidas de las viviendas, las del sector agropecuario que dio origen al BARZON y a otras organizaciones nos afectó gravemente y si localmente agregamos que en el sexenio 91–97, que estaba por concluir, se cometieron 58 secuestros, aun así ganamos la elección y terminamos siendo el estado más seguro de la república.

Tercero: Los candidatos del PRI que perdieron en el 97 fueron: en la diputación federal, Rigoberto Salazar Velasco, quien había sido presidente del partido y diputado local; en Manzanillo perdió Cecilio Lepe, quien había ganado antes cuatro elecciones, fue regidor, diputado local, diputado federal, alcalde y era un excelente cuadro del partido; en Villa de Álvarez perdió Ramona Carvajal, quien había sido dirigente de la CNOP, diputada local y diputada federal y era, y es, una mujer respetable; en Villa de Álvarez perdió la diputación local el líder estatal de los maestros, Jaime Flores Merlo, nadie podía negar su representatividad. En Colima, el candidato fue Miguel Ángel Novela Villalobos, quien había sido diputado local, líder de la CNOP y en ese momento era presidente estatal del PRI, no había razón para que no fuera candidato; en Comala, perdió Jorge Salazar que ya había sido presidente municipal, diputado local, líder estatal de la CNC y en Coquimatlán, municipio perdido desde 1994, en esa fecha perdió Martín Flores como candidato a diputado y en 1997 perdió la maestra Mercedes Ballesteros Silva, una respetable y ameritada maestra que había sido ya presidenta municipal y diputada local. En Manzanillo perdió, Esperanza Avalos Leyva, quien fue la primera diputada local en la historia de Colima y en Colima, perdió Ramón Ruiz Magaña, presidente de la CANACINTRA.

Todos estos candidatos eran excelentes cuadros, con claros antecedentes partidarios y ninguno fue puesto a capricho, ni tampoco por proceder de la Universidad de Colima, exceptuando a Ramona Carvajal, ninguno había laborado nunca en la Universidad, (por eso es falso lo que algunos afirman de que postulamos a los amigos o a los incondicionales), y no obstante que perdieron, con todos llevo una excelente amistad.

Así nos fue en 1997, en una elección local en la que postulamos a los liderazgos locales en la ortodoxia tradicional del PRI, pero en el 2000 y 2003, hicimos procesos abiertos, compitieron cuantos quisieron y ganaron los que la gente quiso que ganaran.

En 1997, perdimos cuatro distritos, es decir, el 33% de los distritos de mayoría y cabe destacar que en 2006 perdimos siete distritos de 16, es decir, el 43%. Fue la elección donde más distritos locales hemos perdido y también en el 2006, por primera vez en la historia de Colima, perdimos las dos diputaciones federales y el senado por 12 mil votos aproximadamente. Es la vez que más hemos perdido electoralmente en el estado.

Mario no se dio cuenta de lo que perdimos, porque él ganó.

No obstante que durante 1997-2000 no tuve mayoría en el Congreso, sacamos aprobadas las iniciativas que enviamos y hubo gobernabilidad.

En el 2000, perdimos la presidencia de la república, pero localmente, ganamos la mayoría del congreso y la diputación federal del segundo distrito y perdimos las senadurías por 260 votos. Recuperamos Manzanillo y ganamos las tres diputaciones locales de ese municipio.

En el 2003, ganamos la elección constitucional y la mayoría del congreso local, con procesos abiertos. Ganamos la elección extraordinaria del 2003 a la gubernatura y la extraordinaria del 2005. O sea, en 21 meses un PRI fortalecido y unido ganó tres veces la gubernatura, si el partido hubiera estado débil, no hubiera no sucedido así.

Cuarto: Durante mi gobierno, perdimos la presidencia de la república y ganamos siempre la gubernatura. En enero del 2003, cinco meses antes de las elecciones, sufrimos el peor sismo de las últimas décadas, atendimos el problema, no hubo crisis, ni ingobernabilidad y ganamos la elección y la mayoría en el congreso.

En octubre de 2003 se anuló la elección, no hubo crisis ni ingobernabilidad, y volvimos a ganar la elección. En 2005 con la lamentable tragedia donde perdió la vida Gustavo Vázquez, no hubo crisis, ni ingobernabilidad y volvimos a ganar la elección, me tocó participar como delegado especial del PRI. Por lo tanto, resulta falso el debilitamiento del PRI atribuible a mi gobierno, pues los hechos prueban todo lo contrario.

De mayo de 2005 a la fecha, no se ha sucedido en Colima ningún hecho político o desastre natural que ponga a prueba la fortaleza del partido y de su gobierno y qué bueno que no ha sucedido nada en ese sentido. Pero nosotros enfrentamos la pérdida del poder federal, la anulación de la elección, las inundaciones de Manzanillo y el sismo del 2003, el problema de los deudores de la banca y de los defraudados por JOV; a pesar de ello, obtuvimos el premio nacional de vivienda, entregamos el estado más seguro del país, implementamos el gobierno electrónico, lo que nos permitió lograr en 2001el menor grado de corrupción de que se tenga memoria en la historia de Colima; la educación hasta el bachillerato, el seguro médico popular, etc., etc., y un programa de obras que hasta el propio Mario Anguiano reconoce.

¿Si eso es debilitar al partido, a lo que sucede ahora, cómo se le llama?

Dice en Ecos de la Costa uno de los columnistas promotores de Mario Anguiano, que en la entrevista que le hizo el Correo de Manzanillo duró una hora y tres cuartos y yo me pregunto ¿En todo ese tiempo no dijo nada interesante que mereciera las ocho columnas, sino únicamente la referencia a un servidor?

Dice el mismo columnista: “Lo que espera el Edil es que su partido juegue limpio. Que el PRI sea consistente en su verdadera esencia, no pisotear, no sojuzgar, reconocer a quienes tengan deseos y fuerza política”.

En 2002, Mario jugó en la interna porque sus amigos lo empujaron y porque el PRI abrió los procesos, nadie lo detuvo ni lo avasalló; en 2006, volvió a jugar como candidato sin haber participado en algún proceso abierto y nadie lo trató de detener o de avasallar, y su candidatura fue una decisión del liderazgo del partido, de quien es mano, y nadie se quejó porque no los dejaron jugar, el único que jugó fue Mario y ganó.

Mario Anguiano dice en su entrevista: “Quien quede del PRI debe actuar con un criterio de unidad”. Y tiene razón y además dijo: “Si Arnoldo no queda habrá que darle (las negritas son mías) espacios para aprovechar sus fortalezas. Si Héctor Michel no se le dan las condiciones se le tendrán que reconocer (ib idem) sus cualidades.”. Fin de la cita.

O sea, Mario se asume como el aspirante favorecido para ser candidato, y al no mencionar a otros, da por hecho que esos están descartados y únicamente considera como posibles aspirantes a Arnoldo Ochoa y a Héctor Michel, pues no menciona a los otros siete que el gobernador Cavazos ha destapado; a Juan Carlos Pinto y Carlos Cruz no les ofrece nada para incorporarlos, ni les reconoce fortalezas ni cualidades como a Arnoldo y a Héctor y da la idea de que, al parecer, ya están arreglados y que únicamente le interesa entenderse con Héctor y con Arnoldo y no toma en cuenta a Rueda, Gaitan, Humberto, Aguayo y Peralta.

Un mal pensado podría considerar que le dijeron: los de casa ya están arreglados; de los de afuera, ofréceles algo a Héctor y a Arnoldo, y a Fernando, perdónale la vida, díle que no lo vas avasallar, a lo mejor se la cree (ya se la creyó una vez) y asunto arreglado: ya la hicimos.

En el proceso interno del PRI en 2002, cuando Gustavo ganó la candidatura y donde el proceso se abrió para las diputaciones y las alcaldías, y aunque no me querían, ni me siguen queriendo, Jesús Orozco y Socorro Díaz, compitieron en el proceso; nadie se los impidió al interior del partido y en una votación de 102 mil colimenses, fueron avasallados por los electores, no por el liderazgo del partido, porque la decisión no fue individual, se abrió a la sociedad y Orozco quedó en tercer lugar y Socorro en quinto.

Y en la elección constitucional, una vez que se salieron del partido y compitieron por el PRD, Orozco por la gubernatura y Socorro por la diputación federal, ambos perdieron y quedaron en último lugar, fueron los ciudadanos quienes los avasallaron y no yo.

En este sexenio, quienes se han ido del partido, en procesos electorales, se han ido porque no los dejaron participar, no ha habido procesos abiertos y quienes se fueron del PRI bajo mi liderazgo, jugaron al interior del partido y perdieron, jugaron dos veces: adentro y afuera.

Que Mario Anguiano diga ahora que durante mi liderazgo: “Es cuando más gente valiosa del PRI tuvo necesidad de salir”. Repito: se fueron porque no ganaron en la elección que jugaron adentro del PRI. Mario Anguiano ganó y se quedó. Si los otros ganan se quedan.

Dice Mario que eran muy valiosos: dentro del PRI sí valían, precisamente por ser priistas, fuera del PRI no, porque no han ganado ninguna elección por el PRD.

En la reciente elección interna del PRD en Colima, los amigos de Mario acreditaron cuanto valen: sacaron 1, 400 votos. Debería darles vergüenza porque, además de ser muy pocos, son votos cuestionados, pues se dice que son de otros amigos.

Esos valiosos amigos fueron traidores al partido, como lo fueron también algunos colaboradores que están en el Ayuntamiento de Colima y todos estos, los que se fueron y algunos que regresaron, se enfrentaron con todo a Gustavo Vázquez Montes y no obstante que éste es el sexenio de Gustavo Vázquez, como se dice en los eventos oficiales cada 24 de febrero, esos que se enfrentaron al siempre gobernador, ahora parece, según dicen los medios, que son bien vistos y aceptados en lo que queda del sexenio de Gustavo Vázquez, a quien denostaron en sus aspiraciones y una vez que triunfó, realizaron alianzas inconfensables con los enemigos del PRI y algunas alianzas inmorales con algunos priistas.

Eso me pasó a mí también con aquella famosa FUNDECO, que terminó extinguiéndose por la ambición de sus integrantes, así se acreditó que era mayor su ambición que el odio que me tenían: terminaron peleados y divididos, porque son como los alacranes. Así es su naturaleza: pican.

Al único de los aspirantes que le han preguntado si se iría del partido si no obtuviera la candidatura es a Mario, así le preguntaron en la entrevista, pero sólo a él le han preguntado eso, a ninguno de los demás aspirantes le han lanzado esa pregunta, la cual me parece innecesaria, porque eso se define en el momento y en la circunstancia, ahí es cuando se acredita de que está hecho un político, y si lo es o no.

En la elección interna de 2002, Mario Anguiano jugó con Chucho Orozco y no con Gustavo, Mario ganó la candidatura a diputado local y se quedó en el partido, Orozco se fue. Carlos Flores, que fue mi secretario de Educación, compitió contra Roberto Chapula en esa interna. Carlos perdió y no se fue del partido y después fue gobernador interino. En esa interna, Silverio Cavazos resultó candidato a diputado por Tecoman, jugando en mancuerna con Gustavo Vázquez por la gubernatura y Mario y Orozco jugaron también en mancuerna contra Gustavo. ¿Entonces por qué dicen que no se debe avasallar?

Nunca fueron avasallados. No por mí, por lo menos.

Hay muchos ejemplos de mucha gente dentro del PRI que jugó en contra de Gustavo y les fue bien.

Quienes argumenten que el proceso donde jugó Gustavo Vázquez no fue democrático, estarían afirmando que tampoco lo fue la elección de Silverio Cavazos, de Mario Anguiano, de Roberto Chapula, de Carlos Cruz, etc., etc., que también ganaron en ese proceso interno. Fue un proceso que se realizó en la lógica del poder y en el ejercicio de un liderazgo que optó porque 102 mil ciudadanos opinaran quiénes debían ser los candidatos del PRI, tal como fue.

Y quien haya sido capaz de manipular o de comprar la voluntad de 102 mil colimenses, debe ser encontrado de inmediato para que ayude al PRI en el 2009.

Lo importante es que hubo proceso abierto y ya no se ha vuelto a repetir en procesos intermedios, pues “el que es mano, es mano” y esa también es una forma válida de ejercer el liderazgo.

Y cuando uno habla de alguien que es mano, nada tiene que ver con el dedo, por supuesto; aunque a veces, vale más cabeza, que mano.

Dice Mario Anguiano en la entrevista: “Tendrían que irse haciendo encuestas para ver el desarrollo de cada uno y el que tenga mayor rentabilidad deberá ser el candidato”.

Está bien, encuestas para ver el desarrollo, pero la rentabilidad electoral se mide en un proceso electoral y para eso sirven los procesos abiertos. ¿Ya cambió Mario? En la primera parte de la entrevista dijo que se animó a entrarle a la política porque se abrieron los procesos en el PRI y ahora quiere encuestas.

¿Y no dicen que las encuestas se hacen a modo?, parece que lo que molesta es que se hagan a modo de otros.

Yo creo que queda claro que quienes se fueron fue por su ambición de llegar a ser y tenían solo la ambición y no los votos.

Ya sabe Mario Anguiano: si el PRI lo postula mi cuota y mi voto; mientras tanto, ni crítica, ni adulación.

A Propósito

1. Por alusiones personales, voy a escribir mañana sábado.

aproposito2004.blogspot.com

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