viernes, 11 de mayo de 2007

Burocracia, Lamentable División

LAMENTABLE el enfrentamiento público y de a deveras entre los dos liderazgos de la burocracia colimense, Agustín Martell y Martín Flores.

Ambos son mis amigos, mantengo con ellos un trato cordial, respetuoso y afectivo. Durante mi gobierno, buscamos siempre beneficiar a los trabajadores y mantener servicios públicos eficientes y cuando implementamos el programa de gobierno electrónico, hubo siempre una muy buena respuesta del sindicato, de los trabajadores y de sus dirigentes.
La negociación salarial y laboral siempre fue en el marco del respeto y de la disponibilidad financiera. Los dirigentes de la burocracia, en aquel entonces, fueron siempre institucionales y disciplinados en las cosas del partido, solidarios siempre en el respaldo político al PRI y al gobierno pero inflexibles y radicales en la defensa de los intereses de los trabajadores.

Eso les permitió mantenerse durante muchos años en el liderazgo sindical, pues la gran mayoría de trabajadores del gobierno y los ayuntamientos vieron siempre en ellos, en Agustín y en Martín, líderes comprometidos por las causas que representan y además, comprobaron en muchas ocasiones que las posiciones políticas o de representación popular que lograban dentro del PRI, nunca fueron en menoscabo de las conquistas sindicales.
Eso les dio mucha fuerza y liderazgo y acreditaron siempre una solidaridad al interior que los mantenía unidos y nadie podía dividirlos, agredirlos y mucho menos debilitarlos, su fuerza en el liderazgo burocrático era tal, que sólo ellos mismos podían hacerse daño, sólo ellos podían provocar la división interna de su gremio y sólo ellos y nadie más los podía llevar al enfrentamiento.

¿Qué les paso?, les quedó “chico” el liderazgo sindical y comenzaron a escalar otras posiciones fuera del gremio sindical y las circunstancias los llevaron a participar en proyectos políticos mayores, pero, a la vez, diferentes y encontrados. Y no hubo, en los tres últimos años, un liderazgo político externo a la burocracia, ni tampoco dentro de ella, que sirviera de equilibrio, de intermediario de buena fe, que los conciliara y evitara su división.
Si hubo liderazgos externos que, por las circunstancias, han contribuido a su división y confrontación, quizás no de mala fe, o posiblemente lo hayan hecho de manera involuntaria, pero lo que resulta evidente es que la división y la confrontación no se deben a las causas de los trabajadores, o de los intereses sindicales que representan, sino que son producto de los proyectos políticos en los que últimamente decidieron participar de manera separada, y que no son de partidos políticos diferentes, ni participan en proyectos políticos que estén desligados del gobierno priista, sino que forman parte del PRI y al mismo tiempo, del gobierno del estado.

Veamos: durante mi gobierno, y siendo yo el líder del priismo, Martell llegó al liderazgo de la Cnop estatal y ocupó el primer lugar en la lista de diputados plurinominales locales. Martell y Martín, desde hace muchos años, reconocieron y aceptaron el liderazgo político de Humberto Silva Ochoa, con él mantuvieron siempre una relación política de reconocimiento a su liderazgo y fueron siempre solidarios con las aspiraciones políticas de Humberto Silva y además, impulsores de ellas.

Durante mi gobierno, Martell y Martín fueron conmigo excelentes amigos y firmes aliados políticos, pero siempre reconociendo en Humberto Silva un liderazgo indiscutible y así se acreditó en la contienda interna del PRI en el año 2002 para postular candidato a la gubernatura, cuando Humberto Silva compitió contra Gustavo Vázquez y optaron por apoyar la candidatura de Humberto y fueron la base fuerte de la misma.
En esta contienda interna, como se supo y se sabe, simpaticé con la candidatura de Gustavo y no con la de Humberto y eso no me distanció nunca de Martell ni de Martín, siempre hablamos claro y nunca nos engañamos, sabíamos cómo jugaba cada quien, ellos jugaron con Humberto, pero al final del proceso, apoyaron con todo la candidatura de Gustavo Vázquez y aunque Humberto no lo hizo de igual manera, demostraron ser más institucionales que su líder.

En mi caso, siempre tuve la seguridad de la institucionalidad priista de Martell y de Martín, siempre confié en que Humberto Silva no podía arrastrarlos fuera del partido como fue su intención, por el contrario siempre estuve seguro que ellos, Martell y Martín, serían el ancla de Humberto para que no se fuera del partido, pues el núcleo de la fuerza real de los simpatizantes de Humberto Silva lo constituía la burocracia.
Cuando se discutió la lista plurinominal del PRI al Congreso del Estado, surgió una importante diferencia, pues Martín aspiraba a ocupar el primer lugar de dicha lista, pues en ese momento la burocracia tenía en Martell la primera plurinominal y era el argumento de Martín para conservarlo.

Durante la campaña interna, Martín me planteó esa aspiración, siendo yo gobernador y en aquel entonces líder del priismo, le respondí que era una situación complicada porque mi opinión era que la candidatura a la gubernatura la iba a ganar Gustavo Vázquez (aunque a algunos les duele que yo reconozca que siempre apoyé a Gustavo, lo cual no hicieron muchos que se hicieron llamar “gustavistas”, y que ya se les está quitando) y en consecuencia, al ganar Gustavo íbamos a ofrecer a Rogelio Rueda la candidatura a la diputación federal y a Humberto Silva la primera plurinominal local, siempre y cuando no se fuera del partido, pero que si Humberto se iba del PRI, entonces Martín podía ir en la primera posición, si no, no.

Le dije a Martín que la otra opción era que Humberto Silva, perdiendo y no yéndose del PRI, no aceptara la primera plurinominal y en agradecimiento a la burocracia por el apoyo otorgado, propusiera que el candidato fuera el propio Martín Flores.
Martín Flores me dijo: ¿qué tal si gana Humberto?, bueno le respondí, si Humberto gana, Gustavo será candidato a diputado federal y Rogelio a la primera plurinominal local; pero, le insistí, lo que te conviene es que gane Gustavo y que Humberto te proponga a diputado en lugar de él, en la negociación que haremos con él.

Y la verdad es que siempre pensamos que Humberto debía ir a la plurinominal local ante la imposibilidad de que ganara una elección de mayoría y teníamos que evitar que él se fuera del partido.

En esa ocasión, Martín me dijo que estaba bien, que iba a seguir apoyando a Humberto y que si éste no ganaba, apoyaría con todo a Gustavo y que además, él iba a sacarle el compromiso a Humberto de que, si había una diputación local para su grupo fuera para él. Quedamos de acuerdo y así fue: los burócratas cumplieron, pues apoyaron a Gustavo cuando ganó.

Y así fue: una vez que ganó Gustavo la interna y que fue candidato del PRI a la gubernatura, Rogelio Rueda fue candidato a diputado federal y en la reunión de la comisión política permanente del PRI local, cuando se presentó la lista plurinominal al congreso local para su discusión y aprobación, la encabezaba Humberto Silva y en segundo lugar Martín Flores, en esa reunión participamos 52 priistas, entre ellos Gustavo y yo y 50 participantes, a la vez testigos, entre ellos Martín, Martell y Humberto.

Cuando se terminó de leer la lista, Martín reclamó que la primera posición debía ser para la burocracia, pues ellos tenían esa diputación, destacando también la militancia de la burocracia y su fuerza dentro del partido.

Se explicó en dicha reunión que se proponía a Humberto Silva, para presentar al electorado una fórmula de unidad con los candidatos que habían perdido en la contienda, al postular a Rogelio a la diputación federal y Humberto a la plurinominal local; o sea, incorporar a los candidatos perdedores para sumar fuerzas y ganar la elección.

Martín volvió a insistir en que debía ocupar el primer lugar de la fórmula y que Humberto ocupara el segundo lugar y además, Martín argumentó que Humberto se había comprometido con la burocracia a que Martín iría en la primera plurinominal y le planteó ahí a Humberto Silva que desistiera y le dejara el primer lugar de la lista, le exigía Martín a Humberto que cumpliera el acuerdo, Humberto permaneció callado toda la reunión y no respondió absolutamente nada a Martín, no habló ni para renunciar al primer lugar, ni tampoco para desmentir a Martín acerca de que tenían un acuerdo. Permaneció en silencio.
En esta reunión estaba también Martell, quien siempre se mostró institucional y respetuoso, no tomó partido, no lo hizo para exigir a Humberto el cumplimiento del acuerdo con la burocracia, pero tampoco para apoyar a Humberto y menos para estar en contra de Martín.
Gustavo y yo estábamos sentados juntos y me dijo después de la segunda intervención de Martín: “Licenciado, se está complicando el asunto, le prometimos al licenciado Silva la primera pluri”, y yo le dije: “no se preocupe candidato, le vamos a cumplir, nosotros sí cumplimos nuestros compromisos, al parecer Humberto no le quiere cumplir a Martín, pero después de esta ronda de intervenciones, haré una propuesta”.

Y así fue, participaron varios oradores, todos llamando a la unidad y después de la intervención de Jorge Vázquez Chávez, quien planteó que estaba bien que al grupo de Humberto le dieran una plurinominal, pero no las dos, que le dieran la primera a cualquiera de los dos, pero la segunda para la CTM, hice una propuesta atendiendo a la preocupación de Gustavo y dije que era un compromiso de nuestro candidato con Humberto Silva el de otorgarle la primera plurinominal y que los compromisos del candidato debíamos asumirlos todos y le solicité a Martín que aceptara ir en la segunda posición y que la tercera fuera para la CTM. Martín estuvo de acuerdo y todos los ahí reunidos también. Así, Martín y Humberto llegaron por el mismo camino a la Cámara de Diputados, pero ya con destinos diferentes, la ruptura estaba dada entre Martín y Humberto, pero no todavía con Martell, pues los líderes de la burocracia siguieron caminando juntos y así llegaron a la huelga de Tecomán.
La disputa por la plurinominal ilustra cómo la relación de Humberto con parte importante de la burocracia, la representada por Martín, se rompió y por eso, al llegar Humberto como líder de la fracción al Congreso y Martín como un diputado alejado del líder de la fracción, hizo alianza al interior de la misma con Mario Anguiano y Silverio Cavazos y ahí los destinos se empezaron a marcar y a bifurcar: Martín se alió al proyecto de Silverio y Martell se mantuvo siempre en amistad y respetuoso del liderazgo de Humberto Silva.
El primero de enero de 2004, al tomar posesión de la gubernatura Gustavo Vázquez, Humberto Silva pasó a ser secretario del Gabinete y Silverio Cavazos asumió el liderazgo de la fracción priista en el Congreso y Martín se convirtió en uno de sus más eficaces operadores.
Con motivo del fallecimiento de Gustavo Vázquez y en los momentos de las decisiones para definir quién sería el gobernador interino, entre Silverio Cavazos y Arnoldo Ochoa, Martín fue un fuerte impulsor para que el gobernador interino fuera Silverio Cavazos, mientras Martell veía con simpatía que fuera Humberto Silva y yo propuse que el gobernador interino fuera Arnoldo Ochoa y así fue: Arnoldo fue gobernador interino y Silverio Cavazos fue candidato a la gubernatura y ganó la elección.
Una vez que el licenciado Silverio Cavazos llegó a la gubernatura, una parte del grupo de los diputados locales que habían sido compañeros de legislatura del nuevo gobernador fueron la simiente del grupo en el poder, junto con un grupo de distinguidos tecomenses, y así se empezó a perfilar lo que ahora es una realidad, un grupo político que se apresta a contender para mantenerse en el poder y de ese grupo de legisladores locales han sido ya propuestos por el propio Silverio Cavazos como aspirantes a la candidatura del PRI a la gubernatura: Mario Anguiano, Carlos Cruz y Juan Carlos Pinto, lo cual resulta lógico e indiscutible, además de ellos, el propio gobernador ha enlistado como aspirantes a Rogelio Rueda, Luis Gaitán, Arnoldo Ochoa, Humberto Silva Ochoa y Héctor Michel.
Como es lógico, Martín estará jugando al proyecto de la gubernatura del 2009 con sus compañeros de legislatura y de manera particular con uno de ellos, pues no puede estar en el proyecto de los tres.

En la elección del 2006, Martell logró que en la lista plurinominal del PRI al Congreso del Estado apareciera la dirigente sindical Aurora Espíndola, que fue registrada en la cuarta fórmula y que no obstante ir en dicho lugar, logró llegar al congreso, porque, por primera vez, obtuvimos cuatro plurinominales y también porque es la primera vez que perdemos siete distritos de mayoría.

Posteriormente, Martell fue removido de la coordinación de asesores del gobierno del estado y Martín fue electo secretario general del PRI, o sea uno salía de la cercanía del poder y otro se acercaba más a él.

Después, Martell fue sustituido en el liderazgo de la Cnop estatal, sustituyéndolo José Antonio Orozco Sandoval, con méritos y capacidad suficiente, quien fue compañero del gobernador y de Martín en la legislatura anterior; en el cambio, Martell, pese a no estar de acuerdo con la fórmula fue institucional, como siempre lo ha sido con el partido.
Posteriormente, se presentó la renovación de una de las mesas directivas del congreso y en la primera votación, el PRI perdió la mayoría, no obstante que los priistas tienen en el Congreso una mayoría acreditada, surgieron las especulaciones y hubo quien afirmara, sin pruebas, que uno de los votos en contra del PRI fue el de la diputada Aurora Espíndola, pero nadie ha acreditado que esto fuera así, la especulación aumentó porque en dicha sesión, Martell estuvo platicando con la diputada, pero nadie sabe el contenido de la plática, por eso se especula el resultado.

Con motivo del desfile del primero de mayo, Martell denunció que el PRI había presionado a la burocracia para que desfilara y Martín acusó que Martell había boicoteado el desfile y de ahí se hicieron públicas y abiertas las diferencias entre los dos líderes de la burocracia, las denuncias recíprocas y las acusaciones mutuas y sucedió en este gobierno lo que nunca había sucedido: la división de la burocracia del Estado, en la persona de sus dirigentes.
Siendo los burócratas una fuerza importante en las victorias electorales del PRI, resulta preocupante para el priismo este lamentable enfrentamiento, división y confrontación de sus dirigentes.

En otras circunstancias, la división de la burocracia pudiera beneficiar al gobierno, si ésta fuera enemiga tradicional del mismo, pero cuando ha sido su aliada permanente y más del partido en el poder, de cara al 2009, resulta preocupante para cualquier priista.
Mucho se ha dicho, de mala fe, que un supuesto e inexistente conflicto del señor gobernador y de un servidor, perjudicaría al PRI en el 2009. Eso no es real, no sucederá.
Lo que sí es real y ya sucedió, es que el PRI, por la razón que haya sido, perdió una elección en la Cámara de Diputados donde es mayoría y la burocracia, priista en su gran mayoría, se encuentra dividida y sólo a un retrasado mental se le podrá ocurrir que yo tengo algo que ver con estos dos hechos políticos relevantes.

Lo anterior sí es resultado de una disputa por el poder, pero no entre el gobernador y un servidor, pues ésta nunca ha existido, sino sólo en las páginas de Ecos de la Costa.
Lamentablemente, la disputa por el poder es interna y de sobra conocida e inútilmente ocultada, porque, por una parte, Martín es secretario general del PRI, cuyo líder indiscutible es Silverio Cavazos y Martell hace política al lado de Humberto Silva, que es miembro del gabinete y cuyo líder indiscutible de éste es, también, el señor gobernador.
O sea, el gobernador tiene la solución y el conflicto en casa y nadie está autorizado para decirle que lo resuelva y cómo hacerlo, él sabe por qué suceden estas cosas, a nosotros nos corresponde respaldar cualquier decisión que tome al respecto.

Sobre todo en estos momentos difíciles, en que los panistas de Colima y los panistas de Jalisco, se unen de manera perversa en contra de los intereses de Colima

Así es: mientras los panistas se unen con los de afuera, la burocracia priista se divide en momentos en que todo el priismo debe estar unido en torno al liderazgo político del señor gobernador en la defensa del territorio colimense.

Esta división es porque la burocracia en el 2009, en el mejor de los casos, jugará al interior del partido en proyectos políticos diferentes. Con quien juegue Martín, Martell estará en contra.
Por supuesto, hablar de Martín y Martell no es hacerlo sólo de ellos, sino de dos grandes grupos de burócratas priistas que juegan en bandos encontrados.

Por eso los panistas están ensoberbecidos, porque saben bien que al interior del PRI no hay un choque de liderazgos, cualquier malentendido real o inventado podría ser arreglado si existiera arriba. El problema es cuando la división se da abajo, como en el caso de la burocracia.
Queda claro, pues, que no soy jefe de ninguno de los grupos en disputa, cuando mucho amigo de Martell y de Martín, y como priista, deseo que resuelvan sus diferencias por el bien del priismo colimense.

aproposito2004.blogspot.com

No hay comentarios: