martes, 19 de junio de 2007

Ecos de la Costa y Adalberto Carvajal, la Difamación como Táctica

Se ratifica lo que aquí hemos dicho siempre respecto al Ecos de la Costa, y de manera particular del señor Adalberto Carvajal, quien siempre me acusa sin tener ninguna prueba y siempre recurre a la frase “la gente dice”. Adalberto afirma sin haber estado presente cuando los hechos suceden o cuando las reuniones se realizan, siempre se refiere a hechos donde no estuvo presente; sin embargo, se refiere a ellos como si hubiera participado en los mismos o los presentes le hubieran informado a detalle lo que supuestamente se dijo y así sucede siempre cuando se refiere a mi persona, a mi familia o a mi gobierno.

El pasado 11 de junio, en su columna, Adalberto dice sobre mi gobierno: “Por supuesto que a todos los que han señalado la escandalosa corrupción de su gobierno nos gustaría tener las pruebas documentales, porque circunstanciales sobran, que él siempre reclama. Pero obtenerlas no está al alcance de un ciudadano común. Las autoridades que debieron investigar el manejo presupuestal de su período le deben ésa a la sociedad colimense. Los entonces diputados federales por el PAN, Jorge Luis Preciado y Antonio Morales, por ejemplo, nos dejaron con las ganas cuando no le dieron continuidad al asunto de las tarjetas de débito.”

“Por lo demás, los legalismos sirven para quedar impune ante un tribunal o frente a la Contaduría Mayor de Hacienda, pero ante el juicio de la historia de nada sirve decir: “no hay pruebas”. La opinión pública ya condenó a Fernando Moreno Peña”.

Afirma Adalberto que sin ninguna prueba, la opinión pública ya me condenó ¿Cuál opinión pública? ¿La que lee Ecos de la Costa? Tal parece que en su odio a mi persona, Adalberto se erige en vocero de la opinión pública y manda al diablo a las instituciones y a las leyes y acredita que él es de los periodistas que condenan sin ninguna prueba, sino únicamente porque es periodista.

Más claro ni el agua: Adalberto reitera que no tiene ninguna prueba de que yo haya cometido algún acto de corrupción y afirma que no las ha podido conseguir. Claro, no existen y critica a las autoridades que debieron investigar el manejo presupuestal y dice que se la deben a los colimenses. Todas las cuentas públicas de mi administración, de los 6 años, fueron aprobadas por el congreso del estado, 5 de ellas con el voto de los panistas, y aún en los 3 primeros años, cuando el PRI no tuvo mayoría en el congreso, los panistas las votaron favorablemente, junto con el voto del PRI. El último año, mi gobierno fue auditado por la Auditoría Superior de la Federación y no encontró ninguna irregularidad y no obstante, Adalberto se duele de que ningún tribunal o la Contaduría Mayor de Hacienda, hayan encontrado desviación de recursos.

Así, Adalberto Carvajal reconoce que miente siempre sobre el tema de la corrupción y reconoce que es un tema que desde joven se ha convertido para él en un trauma familiar.

Dice Adalberto que Jorge Luis Preciado y Antonio Morales de la Peña no le dieron continuidad al asunto de las tarjetas de débito. Ese asunto lo concluyó la PGR no habiendo delito alguno, ratifica así Adalberto que se alimenta informativamente de lo que dice Jorge Luis Preciado. ¿Usted cree que si hubiera habido delito en las tarjetas, los panistas lo hubieran dejado pasar?

Próximamente daré una conferencia de prensa, para tratar el asunto de las tarjetas de crédito y dar a conocer la resolución de la PGR, como consecuencia de la denuncia que presentaron los entonces diputados panistas, Jorge Luis Preciado y Antonio Morales de la Peña.

Reconoce Adalberto en la columna de esa fecha, que si se refirió a mi esposa en su comentario radiofónico, y además innecesariamente y de mala fe, cita a mi hijo en su columna sobre una nota falsa publicada en su contra. Esa fue la razón que me orilló a citar un caso de corrupción familiar que atormenta a Adalberto desde joven, el que innecesariamente cita a mi familia, pues siempre que soy referente y citado en su columna nunca le había contestado con cuestiones familiares y en ese caso lo hice, sin citar datos concretos, para advertirle que la familia no debe ser tema del debate público o se corre el riesgo de que se diriman públicamente esos temas y como él dicen incluso los de la vida privada.

En su misma colaboración del 11 de junio, Adalberto Carvajal dice que yo dije: “Es bueno saber que durante su gobierno no hizo “nada por darle seguimiento” a la comisión de un delito en el que, me dice, incurrió un familiar cercano mío en contra de “un veracruzano” y que me obsesiona al grado de sentir, ¡él lo dijo!, un “odio jarocho” por los corruptos. Sí, para cuando Moreno Peña llegó al Poder Ejecutivo, ése “era un asunto prescrito”. Pero es bueno saber que estuvo tentado a usar ese expediente en contra de alguien que comprometió su credibilidad para legitimar el acceso de Fernando al poder”.

Yo nunca dije en mi artículo del sábado 9 de junio que un familiar cercano a él había incurrido en la comisión de un delito en contra de un “veracruzano”. El tema de la corrupción de uno de sus familiares es un asunto aparte, del tema del veracruzano. Hábilmente, Adalberto quiere desviar la atención y confundir, pero él sabe que son temas diferentes y que los podemos abordar con amplitud, si él quiere, o si está confundido se los aclaro, ahora que, como él dice, tengo poco de qué escribir.

Lo que dije el pasado día 9 sobre Adalberto fue lo siguiente: “El señor Adalberto Carvajal siempre habla de actos de corrupción relacionados con mi gobierno y a la fecha, nunca ha podido probar alguno, cuando se le cuestiona sobre ello, siempre expresa que lo escuchó por ahí o que la gente dice, podría parecer que el señor Carvajal es un chismoso mentiroso en lo que respecta a mi persona y a mi familia, pero creo que tiene una obsesión sobre la corrupción familiar que desde hace muchos años atrás le inquieta y lo hace actuar de manera obsesiva sobre este tema para liberarse o expiar sobre una realidad que como él dice, muchos colimenses saben y dicen, pero que en su caso es cierta, sucedió y le atormenta.”

“Desde luego que el señor Adalberto Carvajal no tuvo culpa alguna de que su señor padre, hace algunos años, no tantos para que se olvide, tuvo que abandonar el estado de Colima e irse a vivir al extranjero, precisamente por haber cometido un acto de corrupción, que realizado en la etapa juvenil de Adalberto, le obsesiona y busca siempre tocar el tema de la corrupción, ligarlo con la familia, porque éste, el de la corrupción, es un tema que lo marcó desde joven y guía, además, sus acusaciones como periodista.”

“Cito lo anterior no como un ataque a Adalberto Carvajal, sino como una explicación de su conducta a mi persona y a mi familia, y si de esa manera él se libera de éste, que es uno de los tantos temas que lo atormentan desde su juventud, es entendible que lo haga y habrá que seguirlo soportando.”

“Algunos amigos me han preguntado por qué de Adalberto Carvajal expresa reiteradamente ese odio hacia mi persona y hacia mi gobierno, en el cual colaboró y cobró, y le he dado vueltas para ver qué hicimos desde mi gobierno que hubiera molestado a Adalberto Carvajal o a su familia. Desde luego que el acto de corrupción que cometió su muy cercano familiar no fue durante mi gobierno, ni tampoco hicimos nada por darle seguimiento a la comisión de ese ilícito, pues al parecer era un asunto prescrito y lo único que considero como la causa de tanto ataque sin fundamento y sí con mucho odio “jarocho”, es un asunto que tuvo que ver, precisamente, con un veracruzano”. Fin de la cita.

Eso fue lo que dije Adalberto. Nada más y nada menos.

Adalberto Carvajal dice en su colaboración del jueves 14 de junio: “Toda el agua hedionda que Fernando y Diario de Colima han lanzado sobre mi persona es porque obtuve la información sobre la reunión entre Silverio Cavazos y Moreno Peña”.

No es por eso Adalberto Carvajal, sino por referirte a mi esposa en tu programa radiofónico y porque me queda claro que, a falta de argumentos o pruebas en mi contra, como tú mismo lo reconoces, tienes que involucrar, innecesariamente desde luego, a mi familia.

El pasado 13 de junio Adalberto reitera: “Del enriquecimiento de Moreno Peña no hay pruebas documentales pero sobran las constancias”. Efectivamente no hay pruebas.

En esa misma columna Adalberto dice: “En un régimen como el nuestro donde la transparencia es una asignatura pendiente, con respecto a los gobernantes, a la opinión pública le corresponde señalar y a la autoridad correspondiente investigar y aportar las pruebas”. Ninguna autoridad ha aportado alguna prueba en mi contra, ni las autoridades federales que son panistas me han acreditado algún hecho ilícito.

En esas tres colaboraciones del 11, 13 y 14 de junio se comprueba pues que Adalberto no tiene ninguna prueba en mi contra, no las ha podido conseguir y le duele que ninguna autoridad tampoco lo haya podido hacer. Es comprensible su impotencia y su deseo de provocación permanente.

No se puede acusar impunemente, a riesgo de irse desprestigiando por acusar sin pruebas o por decir cosas falsas, con el sólo ánimo de ofender o de desahogarse. ¿Imagine usted que por el sólo hecho de ofender a alguno de mis críticos afirmara yo que es homosexual, por el sólo afán de molestarlo?

No, yo no haría algún señalamiento de esos, “aunque la gente lo dijera”. Yo no incurriría en los excesos que acostumbra caer Adalberto Carvajal, que la verdad es que sí me odia con odio “jarocho”.

A Propósito

1. Jesús Orozco Alfaro le debe una explicación al PRD de Colima, a sus electores y a las autoridades competentes, por haber recibido casi dos millones de pesos del benefactor del perredismo, Carlos Ahumada, quien le hizo tres aportaciones para su campaña como candidato del PRD a la gubernatura del estado. Una de ellas fue el 13 de mayo por la cantidad de un millón de pesos, otra fue de 48 mil dólares, hecha el dos de junio y la tercera de fecha 27 de junio, fue por 500 mil pesos. Las tres aportaciones fueron hechas en el año 2003, cuando JOA compitió, sin éxito, en el proceso electoral.

Conocido con la clave GPV48, el entonces candidato perredista a la gubernatura, Jesús Orozco Alfaro, recurrió a la generosa bolsa de Carlos Ahumada para financiar su campaña electoral, pero según algunos colimenses, JOA no cometió ningún delito electoral, porque los fondos donados por Ahumada nunca llegaron a la campaña, desaparecieron en el camino.

Como usted recordará, hace tiempo escribí, en esta misma columna, una crónica de una reunión en conocido restaurante de carnes asadas , al norte de la ciudad, donde estuvieron Carlos Ahumada, Rosario Robles, Jesús Orozco, un “socio” de Jesús Orozco, sevillano de origen y renegado católico, y otros perredistas más, que al compás del grupo musical “Cuatro Generaciones”, el generoso Carlos Ahumada le dio una bailada, a ritmo de tango, a la dirigencia del PRD, personificada por su entonces presidenta, Rosario Robles.

En esa ocasión afirmé que Carlos Ahumada había venido, entre otras cosas, a financiar las campañas en Colima del PRD. Ahora, con la publicación de su agenda, se hace más evidente que financió a JOA.

Lo que ha quedado claro es que Arnoldo Vizcaíno no estuvo en “la bailada” que les dio Ahumada a los perredistas colimenses, ni llevó tajada del generoso reparto hecho por el seductor argentino, Carlos Ahumada.

2. Excelentes nombramientos fueron los que hizo el señor Gobernador en las personas de los Licenciados Héctor Michel Camarena y Juan José Sevilla Solórzano, quienes ahora son Secretario General de Gobierno, por segunda ocasión y de Desarrollo Social, respectivamente.

aproposito2004.blogspot.com

1 comentario:

Elizabeth Avila dijo...

Lic. Fernándo Moreno, me gusta la forma en que se defiende de las personas que para poder llevar el sustento a su hogar, necesitan valerse de la difamación o de otras artimañas. No caiga en sus provocaciones, no les de más "chamba". Siga con sus análisis que, como siempre, de forma inteligente Usted nos muestra en su tan leida columna. Gracias.