NO SE CONFUNDAN

Algunos de mis amigos me han preguntado por qué no he abordado en esta columna el análisis del gabinete y por qué he omitido hacer comentarios sobre las personas a quienes Mario Anguiano consideró idóneos para compartir las responsabilidades gubernamentales.

Otros, me han comentado por qué no analicé, como se hace en está columna analizar y comentar, el discurso de toma de protesta de Mario Anguiano como gobernador del estado.

Primer punto: para mí, no ha sido sorpresa el gabinete, pues lo dije desde mayo de 2008, en una serie de artículos intitulados “los amigos de Mario” y no me equivoqué, claramente dije quiénes serían los que gobernarían con Mario Anguiano y mí opinión sobre ellos está claramente expresada, desde aquellas fechas.

Las designaciones hechas el primero de noviembre me dieron la razón y en política, eso es lo importante, que no al momento, sino al tiempo, se acredite si uno se equivocó o si acertó; entonces, no tendría sentido reiterar lo que ya he dicho tan claramente.

Hay quienes pudieran pensar que hubo nombramientos que me desagradaron, pero no es así, porque son nombramientos que yo esperaba y además, los nombramientos me dieron la razón y yo esperaba que esos nombramientos se dieran para que mi argumentación quedará acreditada.

Ahora me doy cuenta que otros sí se enojaron, pero yo no, porque me queda claro que esos nombramientos no fueron hechos para molestarme, ni para darme gusto y mucho menos para acreditar mis dichos. El único que sabe con certeza por qué los nombro es el gobernador y esa es su facultad. Punto.

Entonces, sobre el gabinete de Mario Anguiano es muy, pero muy pronto para opinar; además, todavía no termina de integrarse y tampoco ha terminado la discusión sobre cuántos y cuáles del gabinete son de Silverio, cuántos de Zurrosa y cuáles de Orozco Alfaro, y aquí sí cabe como dicen en el rancho: “el que es dueño de la vaca es dueño del becerro”.

En cambio, de lo que estoy plenamente convencido es que ya es tiempo que se analice el gabinete…, pero el de Silverio.

Punto dos: Sobre el discurso de toma de protesta, yo creo que a todos convenció el asunto de que no habrá reemplacamiento y el llamado a la unidad.

Punto tres: En el punto uno quedó claro que no hablaré, por el momento, de la administración gubernamental de Mario Anguiano.

En cambio, sí voy hablar del partido, sobre todo porque en este punto veo que algunos andan confundidos y otros, oficiosamente acelerados.

Recuerdo que en el arranque de campaña de Mario Anguiano, el hecho al que los medios oficiales y los periodistas plurinominales dieron más importancia fue la incorporación de Jesús Orozco y de sus amigos a la campaña del PRI y olvidaron destacar otras partes del discurso del candidato.

Al inició del gobierno de Mario Anguiano, cuando todavía no culminaba siquiera la primera semana del arranque del mismo, el tema importante para esos mismos periodistas y para algunos voceros oficiosos es el de Jesús Orozco y su posible regreso al PRI; o sea, repite Jesús Orozco, una vez más, como al inicio de campaña y al inicio de gobierno, como tema principal.

Ese ha sido el tema de la semana pasada, no tanto el inicio del gobierno, sino como regresar a Jesús Orozco al partido.

Algunos periodistas plurinominales y voceros oficiosos, afirman que el regreso de Orozco al PRI es con la intención de unificar al priismo y otros dicen que primero se reunifique al PRI con los priistas y no con los que no lo son.

Son dos cosas diferentes: una es unificar al PRI y otra, buscar unificar a la clase política del estado.

Primero es lo primero: primero se debe unificar al PRI, porque los periodistas plurinominales dicen que hay un PRI y otro PRI; o sea, según ellos, Silverio dejó un PRI dividido, o sea, dos PRI.

Y algunos también preguntan, ¿el regreso de Orozco al PRI, es con la intención de que haya un tercer PRI?

Y otros dicen, un PRI es el que era de Silverio y otro PRI es el que era de Gustavo ¿O eran el mismo PRI, el de Silverio y el de Gustavo?

En mi caso, no era del PRI de Silverio, ni del que hereda Silverio, en todo caso, Gustavo Vázquez fue presidente del PRI cuando yo era gobernador y en consecuencia, yo me identifico con el PRI que encabezó Gustavo y tan fue así, que lo apoyé para que fuera candidato a la gubernatura por el PRI.

A su vez, otros preguntan: ¿cuántos PRI hay en Colima? Y también: ¿El PRI de Silverio es el que ahora encabeza Mario?, ¿O el PRI de Mario es otro?

Entonces: ¿Jesús Orozco va a regresar al PRI de Mario, al de Silverio, o al otro PRI?

Yo creo que primero se debe unificar al PRI, que haya uno solo y que desde las nóminas oficiales se deje de hablar de que hay otros PRI, pues de no ser así, la gente seguirá preguntando: ¿de qué PRI hablan? ¿De los que existen o de otro nuevo?

A veces, algunos voceros oficiosos dan la impresión de que pretenden quedar bien con Jesús Orozco y no con Mario Anguiano. Y parece como que le están rogando a Orozco para que regrese al partido, porque al momento otros son los que han declarado sobre su regreso, pero Orozco no ha hecho una declaración formal sobre el tema, no tienen por qué apresurarse y menos confundirse.

Por lo tanto, unifiquen primero al PRI, que Mario Anguiano sea el líder de un PRI unificado y no de un PRI dividido, tal como lo dejó Silverio Cavazos.

Ese debe ser la tarea principal del presidente del partido en Colima: armonizar la casa para que los invitados no lleguen a ser parte de un PRI confrontado con otro.

Y se debe armonizar desde adentro, porque desde adentro se inventaron lo de los otros PRI.

Los problemas del PRI en Colima no es quien regresa o quien no, eso es lo menos importante, porque al fin y al cabo, el PRI ha ganado elecciones y sobrevivido como partido con ellos y sin ellos, en consecuencia, lo que pone en riesgo al PRI es su división interna y más cuando eso ha sido intentado desde el poder y quienes en esa forma hemos sido denostados y no nos salimos, ni estuvimos en contra del partido y de sus candidatos y contribuimos al triunfo del priismo nacional, como priistas de siempre, queremos un PRI unificado, con expresiones diversas de sus grupos y de sus personalidades, pero unidos en lo fundamental.

No hay que confundirse: el PRI en Colima no se dividió en la pasada campaña, no porque sus liderazgos locales lo evitaron, sino porque hubimos militantes que no aceptamos la provocación y aceptamos la decisión.

La intención era clara: en mi caso, querían que me fuera y ahí están las notas de prensa que lo confirman, los insultos están publicados y las agresiones verbales son ejemplo claro de la degradación política a la que llegaron sus liderazgos. En el PRI, nada se hace sin línea.

El PRI ganó las elecciones por las siguientes razones: una, no se dividió y nadie se salió; dos, Nabor fue fundamental; tres, el repudio nacional al PAN, pues ganamos en estados gobernados por el PAN, con mayor razón aquí. El PAN acreditó ser pésimo en el gobierno y un desastre en campaña, se derrotaron solos; cuatro, la gente está convencida que le ha ido bien con los gobiernos priistas; cinco, Mario Anguiano, con su estilo, hizo su tarea y convenció a la mayoría.

Silverio Cavazos no hizo nada extraordinario en el proceso electoral, hizo lo que tenía que hacer, hizo lo que hicieron todos los gobernadores priistas que le antecedieron: entregarle el gobierno a un priista, cumplió con su partido, como también lo hicimos quienes fuimos gobernadores antes que él.

En Sonora, Eduardo Bours no hizo su tarea; en cambio, en San Luis y Querétaro, los triunfos del PRI fueron extraordinarios, porque ganamos desde la oposición.

Es cierto: en 2009, el PRI sacó el mayor número de votos en su historia, pero también es cierto que el PAN sacó el mayor número de votos en su historia.

La diferencia porcentual en la elección de gobernador en 1997 fue de casi 4 puntos, en julio de 2003, con Gustavo, fue de casi 7 puntos, en la elección extraordinaria de 2003, fue de 4 puntos, en la elección de Silverio en el 2005, fue también de casi 4 puntos y lo mismo sucedió en el 2009, ganamos con el mismo porcentaje.

El porcentaje histórico más alto fue el triunfo de Gustavo en julio de 2003, con 7 puntos.

Entonces, no hay que confundirse, ni hay que apresurarse, cuando haya un solo PRI, inviten a quien quieran ¿O los que regresan, vienen a unificarlo?

Que los que están, que acrediten que pueden unificarlo.

De no ser así, los mensajes para el priismo pueden ser muchos y tener diversas interpretaciones.

Y una de ellas, puede ser, que el regreso de algunos sea para no unificar al partido, porque con eso ganan como han ganado muchos.

Columnistas hay que han escrito que regresan y que serán candidatos en el 2012 o en el 2015.

¡Qué falta de respeto al gobierno que apenas inicia, ya están pensando en quiénes pueden suceder a Mario Anguiano, no se apresuren!

Si el mensaje es que regresan al PRI por eso, lo que hacen es adelantar una contienda interna con los que aspiran estando adentro y lo que harán es aumentar la intensidad de la competencia con los que llegan de afuera, sino es por eso, pues no se apresuren.

No se apresuren y respeten los tiempos de quien acaba de asumir el cargo, no inicien la disputa por el poder de manera tan anticipada.

Otra interpretación del mensaje es que ocupamos traer gente de afuera.

Otros dicen que hay que pagarles el favor que le hicieron al PRI de ayudar a ganar las elecciones; entonces: ¿no que las ganó Silverio?, porque otros dicen que los de Tecomán no ayudaron, no hicieron la tarea.

El caso de Nabor y Manzanillo es tema aparte, ahí sí se acreditó que ayudaron a ganar; además, compitió por las siglas del PRI y regresa al PRI después de haber ganado una elección como candidato del PRI, para que no se confundan.

Desde mi punto de vista, el regreso al PRI de quienes se fueron, de manera particular del caso que nos ocupa, me tiene sin cuidado, porque no es una decisión que me corresponda tomar a mí, sé muy bien a quién le corresponde, pero, como priista, sé muy bien qué es lo que conviene primero al priismo, y lo primero de todo es la reconciliación interna.

Si la reconciliación interna ya se logró y no me di cuenta, no se preocupen, entonces, el confundido soy yo.

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