viernes, 28 de marzo de 2008

Camilo Mouriño y el PRD

El presidente Calderón decidió no remover a Camilo Mouriño y correr el riesgo político de dejarlo en el cargo y asumir el costo político del golpeteo permanente del PRD al hombre más cercano al presidente.

Es obvio: el presidente Calderón no le iba a entregar al PRD, y sobre todo a AMLO, un triunfo contundente con la caída de Camilo Mouriño y menos a unos días de celebrarse la contienda interna del PRD, con lo que Calderón hubiera contribuido al triunfo de AMLO y su candidato Alejandro Encinas.

Felipe Calderón se la jugó, confiando en el triunfo de Jesús Ortega y también confiado en que la división interna del PRD estaba en puerta, como ocurrió.

La propia elección interna del PRD, su desarrollo antidemocrático y su resultado cuestionado y vergonzoso, han tapado, momentáneamente, el caso Mouriño. Es cierto que resultó un cochinero la elección, en el PRD todos se acusan de fraude, de robo de boletas y de urnas, de acarreo y de compra de votos y de resultados electorales alterados e inventados, en algunos casos, con votaciones en casillas que nunca se instalaron y además, con una escasa votación nacional y local. De un supuesto padrón nacional de seis millones de perredistas registrados, en 23 estados se han contabilizado, apenas, cerca de 350 mil votos, el 6% del padrón aproximadamente.

De los casi 15 millones de votos que obtuvo el PRD en la elección presidencial del 2006, cuando mucho van a llegar en esta elección a los 500 mil votos. En Colima, apenas si llegaron a dos mil 600 votos de un supuesto padrón de 21 mil.

¡Que vergüenza! Tanto cochinero electoral para tan poquitos votos. Tanto pleito y tanto insulto para ese pobre resultado. No cabe duda: en la elección del PRD, hubo más “estiércol” que votos y aquellos que siempre pregonaron y exigieron el conteo voto por voto, aún no terminan de contar los suyos, aunque sean poquititos.

Los espacios en los medios de comunicación dedicados a la elección del PRD y la exaltación del fraude y del cochinero en que participaron todos los perredistas, ayudó al gobierno con el caso Mouriño y además, el propio gobierno se ha encargado de que los medios le dediquen mucho espacio a una elección que resultó ser un fraude; o sea, llama la atención de tanto espacio, porque así conviene al gobierno y al PAN, que han decidido tapar con el lodo perredista las presuntas ilegalidades cometidas por Mouriño y denunciadas por el propio PRD. Ello quiere decir que el gobierno panista tapa con lodo perredista las denuncias de AMLO.

Así está el panorama nacional: el PAN en el gobierno tratando de tapar a Mouriño con la división del PRD y sin dar una explicación clara y contundente sobre por qué el presidente Calderón decidió conservar en el cargo a Mouriño y por qué ha omitido respaldar de manera pública y expresa a su hombre de confianza. Es obvio: el presidente y el PAN tomaron la estrategia que más les conviene como partido en el poder, les guste o no a los demás partidos y a los ciudadanos.

Por su parte, el PRD acreditó en su elección interna que es un partido de tribus, de caudillos confrontados y enfrascados en la lucha por el poder al interior de un partido de izquierda violenta, que no respeta la ley cuando compiten con otros y que tampoco se respetan entre sí, cuando compiten entre ellos mismos. Por eso, PAN y PRD han venido perdiendo en el 2007 y en el 2008, las elecciones locales que mayoritariamente ha ganado el PRI.

El PRI, en el caso Mouriño, ha sido acusado por perredistas y antipriistas, de estar apoyando las presuntas ilegalidades que cometió el hoy secretario de Gobernación, cuando, siendo funcionario público y apoderado de los negocios de su familia, suscribió seis contratos con Pemex. Debe quedar claro que el PRI no apoyó a Mouriño en sus presuntas ilegalidades denunciadas por AMLO y por el PRD, lo que el PRI hizo fue no apoyar a AMLO y a su partido en su petición de destitución a Mouriño como secretario de Gobernación y tampoco nos sumamos a la estrategia del PRD, sino que los priistas tenemos nuestra propia estrategia y nuestros propios intereses político electorales, y que aunque somos oposición, al igual que el PRD, no somos, ni representamos lo mismo y mucho menos tenemos las mismas estrategias y tampoco nos sumamos a las suyas.

Si bien es cierto que somos un partido de oposición, no estamos obligados a apoyar a otras oposiciones en contra del gobierno, nosotros decidimos, como partido político y conforme a los intereses que representamos y a la estrategia que diseñamos, cuándo atacamos al gobierno o cuándo lo apoyamos.

No estamos para apoyar al PRD y menos cuando existen varios PRD y cuando ni ellos mismos van juntos en apoyo de las denuncias de AMLO. El PRD planteó una comisión investigadora del Congreso para el caso Mouriño y cuando el PRI decidió que se creara dicha comisión, el PRD se opuso a la misma y se negó a formar parte de ella. El PRD quería una comisión a modo, presidida por ellos para tener las luminarias y los micrófonos de la comisión todo el tiempo. Apoyamos la comisión pero no a modo del PRD, que hicieron la denuncia contra Mouriño y querían presidir la comisión que lo iba investigar. El PRI no está para servir a los intereses políticos de otros partidos, ni para sumarse a sus estrategias en contra del gobierno.

Si el PRI hubiera apoyado a AMLO logrando la destitución de Mouriño, en la lucha interna del PRD nos hubieran alineado con su candidato Encinas y tampoco teníamos por qué mandar ese mensaje, aunque políticamente nos hubiera convenido el triunfo de Encinas, porque radicalizaría permanentemente al PRD en su lucha contra el gobierno y como partido político, eso nos hubiera beneficiado, pero no teníamos por qué aliarnos, ni en la lucha de AMLO contra el gobierno, ni en su lucha al interior del PRD.

Declarar a Mouriño como no interlocutor valido, como lo hizo el PRD, es sumarnos a la causa de AMLO, de no considerar a ningún funcionario federal como legitimo, ni como interlocutores incluyendo al presidente Calderón. Desde un principio, los priistas hemos asumido nuestro respeto a los resultados electorales y a la legalidad de las instituciones y hemos acreditado ser políticos institucionales y profesionales y no merolicos callejeros. Por eso apelamos al voto en las urnas y no al veto en el zócalo.

Además, nosotros tenemos nuestras propias causas y principios que nos distinguen de los otros partidos y que los hacemos valer cuando así lo consideramos pertinente para los intereses que representamos como partido político y actuamos conforme a la estrategia que como partido de oposición hemos diseñado y en la lógica de que somos un partido de oposición a un gobierno de derecha y que para serlo no necesitamos ni el beneplácito, ni la complacencia de un partido de izquierda violenta y antidemocrática y en consecuencia, para los priistas, el secretario Mouriño dejará de ser interlocutor valido cuando así lo decidamos los propios priistas y no cuando lo decidan otros partidos.

La caída de Mouriño a petición de AMLO y del PRD, hubiera significado el fortalecimiento del PRD y la legitimación de la lucha callejera de AMLO, en momentos en que ese partido está en declive electoral. El PRI no está para contribuir al fortalecimiento de un partido contrario al nuestro y menos cuando está perdiendo elecciones y tampoco estamos para fortalecer a un partido que nos ha quitado más votos que ningún otro y al que se han ido casi todos los traidores al PRI. No estamos para fortalecer a los que nos traicionaron, por más santa que digan que es su causa.

El PRD no ha sido un adversario confiable y no tenemos por qué aliarnos en su lucha contra el gobierno y no tienen por qué marcarnos la pauta contra el camino que debemos transitar como oposición. Nuestro camino está claro y nuestra estrategia definida por nosotros mismos. Así ganamos diez de las catorce elecciones del 2007 y hemos ganado dos de las tres del 2008 y vamos a ganar las tres elecciones que faltan este año y en política, cuentan los resultados y no las intenciones, y en las últimas quince elecciones locales, los resultados nos han favorecido, en el 2007 con el 42% de los votos emitidos y tenemos el 39% de la intención del voto para la elección federal del 2009.

Así que nosotros decidimos como partido político qué decisiones tomamos para ganar elecciones, no para destituir funcionarios a contentillo o como estrategia de otros partidos.

Políticamente debemos ser claros: la presencia de Camilo Mouriño en la secretaría de Gobernación ahondará las diferencias entre el PRD y el gobierno federal y contribuirá al debilitamiento del PAN como partido en el gobierno y del PRD por su permanente enfrentamiento con el gobierno, del que somos oposición y no tenemos, como partido político, por qué apoyar los priistas al PAN en el gobierno, ni tampoco por qué evitar que el gobierno se debilite por errores que ellos cometen o por los ataques de otros partidos.

O sea, si contribuimos a la caída de Mouriño, como quería AMLO, el PRD se fortalece y electoralmente nos vamos a enfrentar a este partido que le gana al gobierno y no podemos, en nuestra propia lógica, ayudarle a un partido político en su lucha contra el gobierno, cuando nuestra lógica es que el PRD y el PAN en el gobierno son nuestros adversarios electorales. A nosotros nos conviene que se debiliten y qué mejor que esa debilidad sea resultado de su enfrentamiento y a nosotros nos beneficia electoralmente el debilitamiento de nuestros adversarios, por errores propios o por su mutuo enfrentamiento.

Sería un error suponer que nos beneficia el debilitamiento del gobierno y el fortalecimiento del PRD, como también sería un error que apoyáramos al PRD con el cuento de que su causa o denuncia es por los mejores intereses del país o porque la moral así obliga.

Repito: no somos partido en el gobierno y tenemos que actuar con la lógica de un partido en la oposición y no confundir el hecho de que la permanencia o no de Mouriño en la secretaría de Gobernación es por los intereses del país o por el perjuicio de la nación. La permanencia o no de Mouriño en el cargo, para el priismo, es una cuestión de estrategia propia. Así de claro, pues en él no están depositados los intereses de la nación y si se va o se queda Mouriño, a la nación no le pasa nada.

La presencia en Gobernación de un secretario que ha sido golpeado políticamente, cuestionado en su integridad como servidor público, enfrentado al PRD y confrontado también con su pasado como apoderado de los negocios de su familia y simultáneamente como servidor público, debilita al gobierno y al PAN como partido en el gobierno y nosotros no tenemos como priistas y como oposición a ese gobierno, razones para abogar por un secretario de Gobernación para que sea poderoso y fuerte y que electoralmente se meta a las elecciones de su partido y nos gane y tampoco tenemos por qué exigir al gobierno federal que tenga en la secretaria de Gobernación a un funcionario inmaculado, cuando todos sabemos que, en el panismo, esos funcionarios no existen.

El mito Mouriño se acabó, no tanto por la denuncia de AMLO, sino por su incapacidad para defenderse y en ese sentido, si la capacidad no es tal, que la cercanía presidencial le acompañe en el desempeño del cargo.

Yo estoy seguro, como priista, que cuando se acredite legalmente que la conducta de Mouriño al firmar los contratos con Pemex fue indebida, habremos de pedir su renuncia, pero como partido político no tenemos por qué pedirla antes, si somos un partido que respeta la ley y las instituciones y menos cuando la estrategia de su renuncia es ajena a la de nuestro partido.

Si hubo torpeza o poco cuidado para no saber lo que Mouriño firmaba con Pemex como apoderado de su familia, esa es responsabilidad del presidente Calderón y no nuestra, el que lo nombró sabe por qué lo hizo y por qué lo mantiene en el cargo y sobre todo, por qué lo considera su hombre de confianza y en consecuencia, su permanencia o no en el cargo no es por el apoyo del PRI, sino del presidente Calderón, que a nosotros nos convenga que siga ahí, eso es otra cosa y que el PRD no lo haya podido tumbar, eso es otra cosa también.

O sea, el presidente Calderón consideró estratégico mantenerlo en el cargo, el PRD en su estrategia pidió su renuncia y en la nuestra, nos conviene que ahí siga, pues los errores del PAN en el gobierno no los vamos a corregir nosotros, no es ese nuestro objetivo, pues más que corregirlos, queremos ganarles las elecciones en el 2009 y después en el 2012 y si le exigimos a los panistas que se corrijan, a la mejor nos ganan, así que mejor que sigan cometiendo errores, pues en política, los errores cuentan y se cuentan en votos, a favor o en contra y los priistas vamos por los votos a favor y dejar que el PAN los tenga en contra.

aproposito2004.blogspot.com

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