jueves, 25 de octubre de 2007

Manuel Espino: Panistas Contra Panistas

Muchos se preguntan, por qué el PAN, partido en el gobierno, no gana elecciones y únicamente ganó Baja California y perdió otras 11 elecciones en diferentes estados de la república. A 7 años de haber asumido el gobierno federal, el PAN resiente electoralmente el rechazo de los mexicanos, rechazo que se acrecienta con el papelazo que vienen realizando el ex presidente Fox y Martita Sahagún.

La gente ya está harta de los panistas y ya para que el líder nacional Manuel Espino los aborrezca y desprecie, es mucho decir.

Por eso, transcribo hoy el artículo publicado en el Universal el pasado 16 de octubre, para que conozca usted que opina el presidente nacional del PAN de sus mismos compañeros.

“PAN: conciencia contra apariencia

Manuel Espino Barrientos

La actitud sicopatológica de quienes han traicionado al PAN en nombre de su historia y de su doctrina recuerda el comportamiento acomodaticio de Martín Lutero, que lo llevó a justificar su defección. Ya desviado, su soberbia se hizo diatriba contra el rey Enrique a quien, sin escrúpulo, describió como un cerdo, un imbécil y un mentiroso que merecía, entre otras cosas, estar cubierto de excremento.

Panistas leales han sido objeto de hostigamiento, llamados “meones de agua bendita” por quienes, sustituyendo respeto por insulto y evocando a los más ilustres personajes de esa organización, justifican hacer de ella un instrumento al servicio del poder en turno.

Enmascarados como herederos del centro liberal, los autores de la insidia y la difamación se ostentan como representantes del “verdadero panismo”. Esconden miserias, engañan incautos y venden convicciones que no honran en los hechos. Son facciosos, radicales, mezquinos, fanáticos e intolerantes.

Demasiados funcionarios públicos federales han dado la espalda a la congruencia del partido en la responsabilidad de gobierno. Al más puro estilo del viejo PRI, con influyentismo y sin remordimientos, han inclinado voluntades a favor de proyectos personales. Han traicionado el compromiso de destino para alcanzar de manera fácil una meta en el efímero episodio de un sexenio en el poder.

Frente a estos entreguistas refugiados en oficinas públicas, muchos panistas han resuelto defender el prestigio de Acción Nacional y hacer triunfar su propia conciencia ante los ofrecimientos de un mendrugo de poder. Han declinado someterse en forma vergonzante a quienes detentan una fuerza atropellante y temporal, carente de ética y sobrada de ambiciones.

Parece repetirse el episodio que describe Gómez Morín en su ensayo 1915. Refiriéndose a ese año dice que los hombres de la Revolución vacilaban y perdían la fe porque la lucha parecía estar inspirada nomás por bajos apetitos personales, por un terrible desenfreno y una grave corrupción moral que, paradójicamente, parece reeditarse en algunos que hipócritamente se presentan en sociedad como fieles militantes de Acción Nacional.

Alude a los hombres —y mujeres, claro— de sana intención y de convicción ferviente que se perdieron entonces para la acción futura, como ocurre ahora, arrastrados por la perversión o agobiados por la esterilidad de su esfuerzo aislado. Hombres y mujeres que, predicando la rebelión contra una tiranía corrompida, sin advertirlo cayeron en otra corrupción y hallaron otra tiranía.

Este fenómeno se hace presente en quienes, siendo miembros del PAN, parecen no darse cuenta de estar actualizando el autoritarismo del PRI-gobierno que tanto dañó al país. Son los mismos que han hecho arreglos en secreto con quienes se suponía eran los verdaderos adversarios políticos; que tras sus oscuras negociaciones culpan a los que, por responsabilidad, han dado la cara a nombre del partido y del gobierno.

Es imperativo hacer un llamado, como hiciera don Manuel, para decir que es tiempo de alzar una bandera espiritual; de dar el santo y seña que permita el mutuo reconocimiento entre quienes quieren reafirmar los valores de la democracia que ha pregonado durante 68 años el panismo fiel a su origen. Es necesario repetir su llamado de 1926 a no gastarnos en academicismos, tampoco en ser comparsas de acciones políticas pequeñas, como las que compran voluntades y votos para elegir dirigencias a modo.

En razón de justicia y sabiendo las limitaciones frente al poder, es momento de rescatar los conceptos que inspiraron la fundación de Acción Nacional y hacer fructífero el mérito de no subordinar elevados propósitos a bienes mediocres; de retomar la causa más allá del proyecto, el compromiso colectivo más allá de la conveniencia personal, el fin remoto más allá de las metas alcanzables.

Es hora de apostar la vida en un esfuerzo serio y valiente contra los que regalan cargos a cambio de someter voluntades libres a proyectos de corto plazo, destruyendo a quienes no doblegan su dignidad a intereses preñados de regresión a lo que México no quiere volver; de emprender la marcha con la inteligencia y voluntad proyectadas más lejos de donde se pueda llegar con las propias fuerzas; de caminar con la fe que mueve montañas en la convicción de que la conciencia debe triunfar sobre la apariencia. México lo vale. Acción Nacional lo necesita. Que escuchen los aludidos”. Fin de la cita.

Por eso pierden las elecciones, porque ni ellos mismos se quieren, y eso dice su dirigente nacional, que fue bautizado por German Martínez como el líder de “los meones de agua bendita”, así les puso a los del yunque y a la extrema derecha que representa Espino.

A propósito…

1.-Estimado Manuel Sánchez: leí tú dialogo político del pasado 21 de octubre, publicado en tu periódico el Mundo desde Colima y quiero hacerte algunos comentarios al respecto:

Primero.- Dices: “Fernando impuso a su candidato Gustavo Vázquez Montes y lo llevó al triunfo dos veces”. Debo decirte que yo no lo impuse, sólo lo apoye, que es muy diferente, y como líder del priismo que eran en ese entonces, puse a consideración de los priistas la forma en que legitimábamos su candidatura y se optó por la consulta a la base, con el propósito de sumar en torno a ella, a quienes estaban en el proyecto y para demostrarles a quienes no lo estaban, que no tenían posibilidades de alcanzar la candidatura y menos de ganar la gubernatura.

Los que estaban en el proyecto se sumaron a la candidatura de Gustavo, los que no, se registraron como aspirantes y compitieron contra él. El resultado es que Gustavo ganó, seguido de Rueda, Orozco, Humberto y Socorro, en ese orden en número de votos.

La elección abierta nos dio 102 mil votos, 18 mil más que los 84 mil con los que ganó Gustavo a Jesús Orozco y a Enrique Michel en la elección constitucional de julio de 2003.

Jesús y Socorro sacaron en la interna 32 mil votos y se acreditó que al irse del PRI no se los llevaron todos. El partido no se equivoco, la militancia menos, pues aunque se fueron Socorro y Orozco, la fuerza del partido resistió la traición de esos acomodaticios.

La consulta abierta no dividió al partido, el PRI ganó y eso se demostró.

Reitero: no es cierto que la consulta a la base divide, por lo menos esa es nuestra experiencia, eso sería como afirmar que la democracia divide o es nociva para los partidos políticos.

Estos procedimientos de consulta a la base no dividen cuando son legítimos, democráticos y se sostienen sus resultados con talento político y determinación y, desde luego, sin temor a chantajes de los oportunistas que amenazan con irse del PRI cuando la decisión mayoritaria no les beneficia.

O sea, Manuel, yo no lo impuse, el priismo votó por Gustavo y la decisión del partido y sus liderazgos se legitimó en los hechos y con los resultados.

Y desde mi punto de vista, ese será el tema en la discusión futura del PRI en Colima: ¿cómo va el priismo colimense a legitimar al candidato a la gubernatura, al interior del PRI? ¿Bajo qué procedimientos, de consulta o de consensos?

Esta es una decisión que deberá tomar el líder del priismo en Colima, el líder del único PRI que existe en Colima, Silverio Cavazos Ceballos.

La decisión de hacer consulta abierta, en el caso de Gustavo Vázquez, se tomó en función de lo que opinaba el priismo colimense y no los de afuera, la consulta se realizó para aglutinar y comprometer a los de adentro y para abrirles la puerta a quienes se quisieran ir; o sea, correrlos democráticamente del partido con el voto mayoritario de la militancia, que rechazó sus aspiraciones.

¡Y todavía hay quien dice que se manipuló a 102 mil votantes!

Segundo.- Dices tú, Manuel, que Rogelio Rueda y Humberto Silva amenazaron con irse del partido, y reconozco que en ello tienes razón: únicamente amenazaron y así sucede cuando está por terminar un gobierno, amenazan con irse y otros se van y eso sucede siempre y sucederá en el 2009.

En el caso de Rogelio y Humberto, no se fueron porque el liderazgo priista les cumplió lo que les habían prometido si perdían la candidatura: a Humberto se le ofreció la primera plurinominal local y a Rogelio la candidatura a diputado federal por el segundo distrito, y a ambos se les cumplió, ellos dos sabían que tenían una posición asegurada al perder la candidatura.

En cambio, a Jesús Orozco y a Socorro no se les ofreció nada, queríamos que se fueran, no valía la pena retenerlos.

En el caso de Rogelio era una persona joven que había tenido su primer cargo de elección popular durante mi gobierno y Humberto Silva gozaba de mis afectos, respeto y siempre consideré que irse del partido no era una manera digna de culminar su carrera política aunque fue después cuando me di cuenta que Humberto Silva no quería terminar su carrera política.

Siempre he estado convencido, Manuel, que un factor importante en toda negociación política es cumplir los acuerdos pactados, y a Rogelio y Humberto se les cumplió y en política eso es lo más importante y cuando se gana, está uno más obligado a cumplir lo acordado. Cuando pierdes, tiene la justificación para no cumplir, pero nosotros, que ganamos con Gustavo, acreditamos que el liderazgo del partido cumplía su palabra.

Como tú ves, Manuel, consulta abierta y cumplimiento de acuerdos hicieron ganar al PRI.

Tercero. Dices tú, Manuel, que yo manejé el gobierno y el partido con mano dura. Fíjate que no, el gobierno lo manejé con mano firme, que es muy diferente, y usé la mano dura únicamente contra los delincuentes.

En el partido hubo muy buenos dirigentes: Roberto Preciado, Gustavo Vázquez, Jorge Armando Gaitan Gudiño, Sergio Marcelino Bravo y Ana Cecilia García Luna, y en las elecciones del 2000 y 2003, tan no hubo mano dura, ni decisiones cupulares o unipersonales, que hubo elecciones abiertas.

Así, en el 2000, aunque perdimos la presidencia de la república, el PRI ganó en Colima la mayoría en el congreso local y en el 2003, también con elecciones abiertas, el PRI ganó y en el 97, que no hicimos elecciones abiertas, perdimos la mayoría en el Congreso.

Cuarto. Tienes razón, Manuel, el único PRI que hay, y que debe haber, es el que liderea Silverio Cavazos como primer priista de Colima y tienes razón en que hay quienes hablan “de otro PRI”, y quienes así lo hacen, atacan al gobernador y a su liderazgo y también a la unidad del priismo.

El otro PRI es un término acuñado en el Ecos de la Costa, que siempre le han apostado a que el PRI se divida o que aparente que está dividido y han pretendido crear esa teoría de la división para ir generando un ambiente de que el PRI está dividido y que por esa causa va a perder.

Con esa teoría descalifican la obra del gobierno priista y le dan más importancia y peso a un supuesto enfrentamiento entre personalidades que hasta los panistas se la han creído y ya festinan que ganarán en el 2009 porque el PRI está dividido y no ofrecen ninguna otra razón de peso, únicamente la pretendida teoría de la división creada desde el Ecos de la Costa.

Manuel, hasta aquí dejo las puntualizaciones y las reflexiones.

En otra colaboración habré de referirme a otros puntos de tu “Dialogo Político”.

2.- Hace unos días me referí a que Adalberto Carvajal había clasificado en tres grupos a los funcionarios del gobierno del Estado y yo pregunté en qué grupo se ubicaba Humberto Silva como secretario de Planeación y dueño del Ecos de la Costa, en los puros, en los que les vale, o en los partidarios del Chayote, según clasificación de Carvajal en el propio Ecos de la Costa.

Carvajal definió a Humberto en el Grupo de los puros, de los “leales” y Adalberto, que es funcionario de gobierno del Estado, dijo que él no era priista, aceptando que cobra en el gobierno del Estado y que su incorporación a la nómina se debe más a su función periodística que a su filiación política y que por eso defiende al gobierno, porque lo considera un compromiso, me supongo que nominal.

Pero Adalberto no se definió dentro de la clasificación que él mismo hizo, pospuso su definición para mejor momento.

En el caso de Cuyutlan, que es un tema del debate actual, Adalberto se definió, fijó una postura y una preferencia y escribió en su columna lo siguiente: “Antes que Fonatur desarrollara el complejo hotelero de Huatulco, los hippies y surfistas extranjeros, con la anuencia de los pescadores ribereños de Zipolite y Puerto Escondido, encontraron la verdadera vocación para sus apartadas playas: el nudismo.

Tener la primera playa pública nudista en esta parte del Pacifico mexicano atraería a los turistas tapatíos y del bajío que ya se olvidaron de Cuyutlán. Implicaría, en todo caso, reponer el paraíso nudista que muchos vacacionistas encontraron desde hace años en la misma playa de oro que ahora está en la mira de los grandes desarrolladores hoteleros”.

Cuando yo le pedía que se definiera, me refería a su calidad de funcionario únicamente, no era para tanto, pero se agradece su sinceridad, pero mientras se establece la playa nudista en Cuyutlán, puede seguirse yendo a Vallarta.

aproposito2004.blogspot.com

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