lunes, 5 de noviembre de 2007

Adalberto Carvajal, Confesión de Parte......

Desde que salí del gobierno, Adalberto Carbajal ha hecho, de manera reiterada, una serie de acusaciones, sin aportar jamás ninguna prueba que las sustente y él mismo ha terminado por confesar, como siempre lo hace, que, efectivamente, no tiene pruebas…. Pero que la gente dice.

Hace meses publiqué en esta columna que Adalberto Carbajal me tenía un especial odio “jarocho” porque en las averiguaciones sobre “el jarocho” que cometió varios homicidios, Ada Carbajal debió acudir a declarar al ministerio público, por las razones confesadas por él mismo y lo hizo, no obstante ser colaborador de mi gobierno, periodista, etc., etc. Tuvo que ir a declarar, y eso aún no me lo perdona el buen Ada Carbajal.

Ahora: sin que nadie lo incite o presione, se define Ada Carbajal, se confiesa con desparpajo y presunción y me da la razón, ya publicada aquí, del por qué de su odio en mi contra.

Leamos, pues, su confesión publicada en el Ecos de la Costa el pasado 31 de octubre, la cual transcribo porque, como casi no se lee el Ecos de la Costa, mucha gente se perdió esta confesión y definición que hoy, orgullosamente, nos presume Ada Carbajal:

“EL CHACAL
Incapaz de rebatir mis comentarios con argumentos, Fernando Moreno recurre a la calumnia. Desde hace tiempo ha venido haciendo imputaciones dolosas sobre mi persona, refiriéndose maliciosamente a un episodio que es necesario aclarar.
Entre los años 2000 y 2001 hubo una serie de atracos y asesinatos en la ciudad de Colima, atribuidos a un sujeto apodado por la prensa El Chacal y que, según la averiguación de la Procuraduría General de Justicia en el Estado, era un maleante veracruzano que primero asaltó y, en los últimos casos, asesinó a personas del sexo masculino, algunos muy conocidos en la comunidad.
Si no mal recuerdo, las víctimas fueron un joven estudiante universitario oriundo de Tepames, un profesor del Tecnológico de Colima, un trabajador sindicalizado del Gobierno del Estado y un empresario tecomense, hermano del entonces presidente del PRI estatal.
Como el asunto resulta muy penoso para los familiares de las víctimas, yo hubiera preferido no volver sobre el tema pero en vista de que Fernando Moreno lo ha estado usando para cuestionar la honra de este columnista, debo precisar algunas cosas.
Según la versión del entonces procurador Jesús Antonio Sam López, estos crímenes ocurrieron como consecuencia del “estilo de vida” de las víctimas. Parado en alguna esquina céntrica, El Chacal aceptaba subir a los automóviles de los sujetos agraviados e ir con ellos a un motel. En un juego sexual que el entonces titular de la PGJE explicó como sadomasoquista, asfixiándolos con una bolsa de plástico los forzaba a revelarle el número confidencial de sus tarjetas.
Atados de manos y pies, el asaltante metía a las víctimas a la cajuela de su propio vehículo, y tras extraer de las tarjetas el monto disponible, abandonaba el coche con su macabra carga en cualquier calle.
Sam López explicó que las primeras víctimas resultaron ilesas de esta pesadilla. A uno de ellos, un sacerdote, lo despojó de su coche, el mismo Volkswagen al que le siguieron la pista hasta el estado de Veracruz y fue recuperado, lo que permitió la identificación del peligroso delincuente –a quien por eso Fernando apoda El Jarocho –pero no su captura.
Quizá en algún momento se le pasó la mano. El hecho es que El Chacal se convirtió en asesino serial hasta ahora impune pues, al publicar primero el retrato hablado y, después, la supuesta fotografía del criminal, la Procuraduría alentó al jarocho consentido de Fernando a huir del Estado.”
“ EL JAROCHO
Yo conocí a una de las víctimas, Luis Eduardo Vázquez Montes. Como propósito de año nuevo, en enero de 2001 me inscribí en un gimnasio del centro y ahí me encontré con Luis. Yo ya conocía a sus hermanos y eso facilitó una relación que siempre fue cordial pero nunca, y no lo digo con vergüenza ni mucho menos, cercana o íntima.
Durante los pocos meses que lo traté, Luis tuvo gestos de amabilidad para conmigo y mi familia. Con frecuencia, Luis Eduardo traía de su rancho papayas, mangos y plátanos para distribuirlos entre quienes nos quedábamos hasta la hora del cierre en el gimnasio.
Él, como yo, solía llegar después de las nueve de la noche al gimnasio, y apenas nos dábamos tiempo para concluir la rutina. Y como los dos dejábamos nuestro coche en el estacionamiento del local, antes de despedirnos hacíamos un rápido recuento del acontecer diario.
En una de esas ocasiones, le platiqué que estaba vendiendo mi viejo carro, y él me dijo que tenía una amiga que estaba buscando un modelo así, no muy nuevo, que pudiera adquirir a un precio razonable. Anotó en un pedazo de papel, mi nombre y la cantidad de 30 mil pesos: lo que yo esperaba obtener por la venta de mi coche.
Ese papel estaba en la guantera de su Focus cuando la policía lo localizó con el cuerpo de Luis dentro. Y fue motivo para que los funcionarios que leyeron el expediente con morboso interés anduvieran diciendo que mi nombre había salido a relucir en la investigación de su muerte. Es más, me enteré que un colaborador cercano de Fernando Moreno llegó a afirmar que, según el expediente, Luis Eduardo había girado un cheque a mi nombre, por esa cantidad. Nada más falso.
Fernando se refiere a un viaje a Puerto Vallarta, a donde he ido muchas veces de vacaciones. La historia es la siguiente: pocos días antes de que lo asesinaran, Luis me comentó que pensaba ir a la playa en semana de Pascua y yo le comenté que una amiga que reside allá, me había invitado a pasar unos días en su casa. Nos pusimos de acuerdo para hacer el trayecto de ida y regreso, en uno y no en dos coches.
Así lo declaré al Ministerio Público cuando me interrogaron porque yo había sido una de las últimas personas que lo vieron con vida. Yo, el entrenador del gimnasio y los pocos clientes que nos quedábamos hasta la hora del cierre.
La PGJE quería saber si, en Puerto Vallarta, Luis había conocido a alguien que lo hubiera seguido a Colima, pero hube de aclararles que no me tocó convivir con él allá. Yo me quedé en casa de mi amiga, con quien tengo una relación muy estrecha desde que estudiamos juntos en la Universidad, y él se hospedó en otro lado. No nos vimos sino hasta el regreso.
Desde un principio me dio la impresión de que la PGJE no estaba investigando las muertes en serie con el propósito de detener la cadena de asesinatos, sino con la perversa intención de trazar un mapa de las relaciones de las víctimas, información que ahora Fernando usa para vengarse de sus críticos.
Sam López siempre insistió en que los muertos se buscaron su trágico fin con sus preferencias sexuales. Y con esa misma actitud discriminatoria de culpar a las víctimas, convirtieron a familiares, amigos y conocidos de los muertos en sospechosos.
Quién era El Chacal y qué hacía en Colima, es algo que nos podría decir Fernando Moreno, último responsable de la procuración de Justicia en la entidad. No puedo creer que la investigación se haya conducido con tanta incompetencia, como para no detener al jarocho desde que sólo asaltaba pero no asesinaba a sus víctimas, o para dejarlo escapar, como finalmente ocurrió.”
“ERA MADRINA
Sin ser un criminólogo, si como el propio Sam López reveló, el asesino era un delincuente de hábitos reconocibles, me sorprende que no lo hayan detenido a tiempo mediante un trabajo encubierto.
A los responsables de la seguridad pública en el Estado sólo les interesaba, por lo visto, usar el expediente para asociar a las víctimas con el mayor número de personas, en la equivocada idea de que un homosexual sólo se relaciona con otras personas homosexuales.
La forma en que se condujo la investigación durante el gobierno de Fernando Moreno ofende la inteligencia de los colimenses, me molesta como ciudadano y me duele como conocido de una de las víctimas. Pero no me mueve a sentir odio por Fernando a quien, insisto, siempre he señalado en sus aspectos públicos y no en los privados, sobradamente cuestionables.
No niego mi amistad con Luis, pero sería oportunista de mi parte decir que llegamos a construir una gran amistad. Quien sí tenía motivos para odiar a Fernando por la manera en que su administración llevó a cabo la investigación sobre la muerte de su hermano era Gustavo Vázquez Montes.
Al entonces dirigente del PRI estatal, a mí me lo dijo en una comida de la libertad de expresión, le encabronó la forma en que la PGJE dio a conocer el retrato hablado del presunto asesino –cuando esa filtración sólo sirvió para darle un pitazo periodístico a El Chacal– porque, así lo declaró Sam López, supuestamente había presiones de la familia.
Gustavo, me lo dijo a mí y a otras personas de Tecomán, había hecho investigaciones por su cuenta y sospechaba que el asesino asistía al mismo gimnasio al que íbamos Luis y yo, que evidentemente no era el mismo tipo de la foto que difundió la PGJE y que había llegado a Colima no para robar carteras a personas que, por diversos motivos, no querrían denunciar el hecho, sino para cumplir tareas parapoliciales.”

Fin del artículo de Ada Carvajal.

Creo que queda suficientemente claro lo que nos confiesa Ada Carvajal; sin embargo, resulta importante destacar lo siguiente: dice Ada, que sobre ese asunto he estado cuestionando su “honra”. Bueno, se cuida la honra en las mujeres y en los hombres es el honor, pero si así lo prefiere Ada, así lo dejamos, aunque yo nunca he dicho con quién fue a Vallarta, ni a qué fue, únicamente dije que para allá se escapaba y ahora nos lo confiesa con lujo de detalles.

Dice Adalberto que la Procuraduría bajo mi gobierno, ayudó a escapar al Chacal o “jarocho”, como Ada prefiera, y argumenta que publicar el retrato hablado y la foto fue para alertarlo y permitirle que huyera. Ada oculta que publicar el retrato hablado y la fotografía detuvo al chacal de cometer mas homicidios en Colima y si se decidió publicar su foto fue para que alguien lo pudiera denunciar al verlo y se envió la fotografía y la información a todas las procuradurías y policías del país. Y esa fue precisamente la razón por lo que la policía municipal en Sinaloa lo identificó, detuvo e informo a la procuraduría local.

El propio Ada confiesa que a un sacerdote, a quien “elchacal” no privó de la vida, le robo un volkswagen y que esa fue precisamente la pista, porque el sacerdote confesó ante la procuraduría estatal durante mi gobierno, al igual que lo hizo Ada y que esa fue la pista, reconoce Ada, que identificó al asesino.

Así, la procuraduría local sí hizo su tarea de investigar y de identificar al criminal y ubicarlo en Veracruz, como trabajador de un periódico, por lo que podemos colegir que Ada miente al afirmar que se le permitió escapar al delincuente y además, Ada afirma que el asesino era madrina de la procuraduría estatal. Quiero recordar que el actual Procurador de Justicia del Estado, Arturo Díaz Rivera, era en aquel entonces el director de averiguaciones previas, con el Dr. Sam López como titular de la misma dependencia, y de seguro no va aceptar el dicho de Ada de que la procuraduría usaba al criminal para asesinar homosexuales, como lo insinúa Ada Carvajal, quien de seguro será llamado por el procurador de justicia para que declare cuanto sabe sobre este asunto y acredite cómo sabía que el asesino era, según él, madrina de la procuraduría.

Además, Ada da por buena una presunta investigación paralela que supuestamente se hizo, en la que Ada afirma que el asesino de homosexuales iba al mismo gimnasio al que Ada asistía, ahora que ha sido detenido el asesino, Ada deberá ser citado a la procuraduría para que identifique al sujeto detenido con el que frecuentaba el gimnasio al que asistía.

Y de esto Ada sabe mucho, porque afirma en su confesión que la fotografía que el Dr. Sam López mandó publicar sobre el asesino, según Ada, no era verdadera o que no correspondía el rostro del asesino con la fotografía publicada, lo que quiere decir según, la confesión de Ada, que sí conocía muy bien la identidad del asesino, razón más que suficiente para que sea citado a declarar ahora que el asesino ha sido detenido por la policía de Sinaloa.

Vamos estar al pendiente para ver si Adalberto es nuevamente citado a declarar, como se hizo durante mi gobierno en la que el Dr. Sam López y el hoy procurador Arturo Díaz Rivera, con el propósito de conocer la verdad, llevaron a Ada al ministerio público.

En mi gobierno no había distingos en el combate a la delincuencia.

Vamos estar al pendiente de si el señor procurador acepta la declaración de Ada, de que el asesino de homosexuales era madrina de la procuraduría estatal.

¿Ada estará contento o preocupado por la detención del Chacal?, eso sólo lo sabrá él y lo confesará en su momento, al cabo ya nos dimos cuenta, todos, que siempre termina confesando, con lujo de detalles, sus filias y fobias.

aproposito2004.blogspot.com

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