Tercera Parte
Una vez que di respuesta, en dos partes, a tu escrito del cinco de marzo, toca ahora el turno a tu escrito publicado en el periódico de tu propiedad, Ecos de la Costa, el pasado 12 de marzo.
Trataré en esta parte el tema relativo a las pensiones en la Universidad de Colima y haré referencia puntual a “la verdadera historia del FOSAP (Fondo Social de Apoyo al Pensionado)”.
En tu escrito haces dices falsedades respecto a las pensiones, veamos: “Al termino de mi gestión rectoral el fideicomiso contaba con un capital de 429 millones de pesos”. Esto fue en viejos pesos de 1988, o sea, 429 mil pesos de hoy, menos de lo que vale una camioneta suburban, la más austera.
Por eso, es falso que dejaste aunque sea esa pequeña cantidad.
Dices que tengo mala memoria, pero ya se te ha vuelto costumbre descalificar a las personas, sobre todo cuando mi memoria no te beneficia, pero para no citar de memoria, voy a hacer referencia a tus ocho informes rectorales de 4 años, cuyo contenido está plasmado para la posteridad en el tercer volumen de “La Educación Superior en Colima” del ameritado maestro, Manuel Velasco Murguía, y espero que no vayas a dudar de la veracidad de lo que él ha publicado y que además, como respaldo están los documentos que contienen tus ocho informes.
Deberás recordar, tú que tienes buena memoria, que tus primeros cuatro informes los elaboró y redactó tu cuñado, el profesor José Rodríguez Salgado, y los cuatro últimos, como bien te consta, fui yo el encargado de elaborarlos, de revisar la información y una vez terminados, de entregártelos en tu propia mano.
1.- En tu primer informe, rendido el 7 de mayo de 1981, la única referencia a las pensiones aparece en la pagina 190 y dice así: “La dirección general de bienestar social agilizó el sistema de préstamos personales, concediendo por ese concepto la suma de 18 millones 132 mil 733.68”. (Viejos pesos).
“Se otorgaron derechos por jubilación con 30 años, sin límite de edad y los jubilados recibían igual cantidad que los trabajadores en servicio de acuerdo con la tasa de aumentos”.
Como ves, el fondo de pensiones servía en ese entonces únicamente para préstamos personales a los trabajadores.
No hay constancia de que hayas hecho, ese año, una aportación al fondo de pensiones.
2.- En tu segundo informe, rendido el 20 de mayo de 1982, se asienta: “En el mismo periodo se entregaron 419 mil 745.83, por pensiones al personal jubilado y 223 mil 060.92 por pensión especial a los hijos del licenciado Alberto Herrera Carrillo”. También en viejos pesos.
“Se otorgaron 520 préstamos a corto plazo por 18 millones 987 mil 721.48.”
Tampoco hay constancia de que ese año hayas hecho aportación al fondo de pensiones y se reitera que ese fondo era únicamente para préstamos.
Se acredita que en ese año, por pensiones, se pagaron 642 mil pesos y en cambio se prestaron casi 19 millones de pesos, Viejos pesos, desde luego; o sea, 19 mil pesos de ahora, lo que vale una modesta motocicleta o se pueden comprar, apenas, las cuatro llantas de una suburban.
3.- En tu tercer informe, rendido el 3 de junio de 1983, se asienta: “Para fondo de pensiones se constituía con aportaciones del 2% del salario mensual de los trabajadores y el 5% mensual de la Universidad, para aplicarse a préstamos de corto plazo”.
4.- En tu cuarto informe, rendido el 19 de octubre de 1984, se asienta: “La dirección general de bienestar social, con cargo al fondo de pensiones, otorgó préstamo a corto plazo por la suma de 118 millones 656 mil pesos”. Se reitera, que el fondo era para préstamos.
Y afirmas en ese informe que la dirección general de bienestar social, tenía un capital de 39 millones 076 mil pesos.
La dirección de bienestar social administraba el seguro de vida, el de retiro, el de preseas y estímulos, y el de ahorro y, desde luego, pensiones, siendo en ese año el más importante el de ahorro, que contaba a esa fecha con 13 millones de pesos.
Por lo insignificante del fondo de pensiones, en ningún momento das cuenta de él, en el resumen que hiciste de tus primeros cuatro años de Rector.
5.- En tu quinto informe, rendido el 15 de diciembre de 1985, se asienta: “Por lo que ve al fondo de pensiones se otorgaron 655 préstamos a corto plazo, que alcanzaron la suma de 126 millones de pesos”.
“Además, se dice, “La Universidad mantenía tres fideicomisos: uno para seguros de vida por 3.9 millones; otro para seguro de retiro, con 2 millones y el tercero para preseas y estímulos por antigüedad, de un millón de pesos”. No se dice cuanto tenía el fondo de pensiones.
6.- En tu sexto informe del 15 de diciembre de 1986, afirmaste: “En el año siguiente se otorgara gratificación mensual por retiro a cuatro trabajadores académicos, por haber cumplido 30 años de servicios a la institución: Gregorio Macedo López, Martha González Flores, Jorge Portillo del Toro y Salvador Rodríguez Ramos”.
No se hace mención en el texto del informe de las aportaciones al fondo de pensiones.
7.- En tú séptimo informe, rendido el 15 de diciembre de 1987, se afirmó: “En el transcurso del año se cubrieron 5 seguros de vida y 4 de retiro para jubilados, con una erogación de 4 millones 200 mil pesos”.
Ninguna mención de la cantidad aportada al fondo de pensiones.
8.- En tu octavo informe, rendido el 15 de diciembre de 1988, se informó: “Los trabajadores y la Universidad continuaron su aportación de un 5% mensual de su salario y un 2.5% la institución, y en este año 1988 se constituyo el fondo social para apoyo al pensionado, que quedó incorporado al contrato colectivo del trabajo”.
“En mayo de 1988, fue asumido en un 100% por la Universidad”.
Esto es cierto y efectivamente, así sucedió, fue hasta el último año de tu rectorado, dos año de interino y ocho de los dos periodos rectorales, 10 años después de tu llegada a la Rectoría, que creaste el FOSAP.
Pero con una modalidad muy diferente a como ha venido operando los últimos 22 años, porque lo que tú hiciste fue una soberana irresponsabilidad, al asumir la Universidad de Colima, como tú lo afirmas, el 100% del costo de las pensiones. La razón es obvia: no había fondo para pagarlas.
Porque como tú mismo, irresponsablemente, afirmas en tu escrito del 12 de marzo: “Tomé como rector de la Universidad, la decisión de entregar el fondo de pensiones al Sindicato para que los representantes de los trabajadores manejaran libremente las cuotas de los agremiados”. (Las negritas son mías).
O sea, el dinero de las pensiones estaba prestado a los trabajadores y nadie sabe cuánto era, así que la mejor manera de no rendir cuentas de ese fondo era dándoselo a los trabajadores. ¿Cuánto tenía ese fondo que entregaste a los trabajadores?
Y además, como está asentado en tu último informe: “En la sesión del consejo universitario celebrada el 21 de noviembre de 1988, a propuesta de la rectoría se aprobó el contrato colectivo del trabajo SUTUC- U de C, que dio lugar a la diminución de 30 a 28 años requeridos para que durante retiro voluntario los trabajadores reciban por su jubilación el 100% de su salario”.
O sea, esto fue 42 días antes de que concluyeras tu gestión rectoral, porque 42 días después asumí yo la rectoría.
Y como bien reiteras en tu informe:“los trabajadores al pasar a situación de retiro por haber cumplido los años requeridos para ello, reciban los beneficios del apoyo social al pensionado, equivalentes al 100% de su salario”.
Efectivamente, así fue, aunque a ti ya no te tocó pagar ninguna de esas pensiones y de hecho, desde el mes de mayo de 1988 de tu último año, las pensiones que se pagaron no fueron con cargo a un fondo que ya no existía, pues lo habías desaparecido.
Ese fue el tamaño de tu irresponsabilidad, porque como bien se asienta en tu informe: “En mayo de1988, la Universidad asumió el 100% de esta responsabilidad y eximió de su aportación a los trabajadores”.
O sea, hiciste lo que ningún director de empresa, gobierno o universidad en el mundo ha hecho: que los trabajadores no aporten para sus pensiones. Esta es la gran irresponsabilidad que cometiste al final de tú gestión, con el fondo de pensiones.
Tú, que tienes buena memoria, recordarás, y además hay documentos que así lo acreditan, que lo que motivó que le entregaras el fondo de pensiones a los trabajadores para que ellos manejaran sus cuotas y la razón por lo que los eximiste de que aportaran a pensiones, fue por aquella inconformidad de los trabajadores que se generó con un famoso oficio que el Contador Alejandro Rivas envío a la delegación regional número 3 de Colima, cuyo delegado era el contador Nande Mercado y el delegado administrativo era el contador Miguel Osorio.
Recordarás, con tu buena memoria, que en ese oficio el contador Rivas señalaba que entre los distintos acreedores que en ese momento tenía la Universidad de Colima, uno era el fondo de pensiones, porque durante mucho tiempo no se le hizo ninguna transferencia o aportación, como estaba obligada a realizar la Universidad.
Ese oficio circuló y tu molestia fue tal, que motivó que saliera de la Universidad el contador Miguel Osorio, a quien adjudicaron, con razón o sin razón, la filtración de dicho documento.
Ese documento llevaba copia para el entonces director de bienestar social, el contador Francisco Soto Rodríguez.
La inconformidad de los trabajadores era porque no ajustaba el dinero para los préstamos que estaban demandando, que era para lo que servía dicho fondo, jamás para el pago de pensiones, pues eran tan pocos los pensionados, que se pagaban de la misma nómina de tesorería.
Lo fuerte eran los préstamos a trabajadores y al no haber dinero, se empezó a generar un malestar que te obligó a entregarles el manejo de sus propias aportaciones y por eso los eximiste de aportar al fondo de pensiones.
No fui desmemoriado cuando afirmé que yo fui el creador del FOSAP, porque 42 días antes de irte de Rectoría, como lo afirmas en tu último informe, no te tocó pagar ninguna pensión con cargo a ese fondo y lo dejaste sin ningún peso, por eso es falso lo que afirmas de que dejaste 429 millones 47 mil 17 (viejos) pesos.
Aunque es falso que dejaste esa cantidad, voy a suponer que la dejaste, para decirte que representaba, veamos:
1.- El presupuesto que manejaste en 1988, tu último año, fue de 20 mil 290 millones de pesos, los 429 millones que dices que dejaste representaban el 2.1% del presupuesto de la Universidad. (Todo en viejos pesos)
En el último año de mi periodo rectoral, informé que para garantizar las pensiones de los trabajadores, dejaba 12 millones de pesos; o sea, 12 mil millones de viejos pesos, es decir, dejé 30 veces más que lo que tú dices que dejaste, con la diferencia de que de los 12 millones de nuevos pesos que yo dejé hay constancia y un año después del primer informe del doctor Carlos Salazar, al informar sobre los recursos de la Universidad, dio cuenta de que un año antes yo había dejado 50 millones 500 mil pesos, o sea 50 mil millones de viejos pesos, entre ellos los 12 millones para pensiones o 12 mil millones de viejos pesos.
De lo tuyo no hay constancia y recuerda que yo fui tu sucesor y sé muy bien qué y cuánto fue lo que recibí.
2.- En mi primer informe como Rector, rendido el 15 de diciembre de 1989, informé lo siguiente: “En el año del informe la Universidad hizo una aportación por una sola vez de la cantidad de 100 millones de pesos en apoyo de la caja de previsión y ahorro del sindicato para que otorgara prestamos a trabajadores universitarios de menos recursos”: (pág. 521, libro Profesor Velasco)
Precisamente, esa decisión la tomé porque la Universidad, con lo aportado para las pensiones, ya no hacía préstamos y decidí hacerles ese donativo para que a partir de eso, se le depositara al FOSAP las aportaciones y de ahí se pagaran las pensiones.
El primer año de mi rectorado, las pensiones se pagaron con la nomina de tesorería, el segundo año ya no fue así, pues se pagaron vía el FOSAP, así se asentó en el informe: “Se vieron beneficiados 5 empleados con el fondo social de apoyo al pensionado con la cantidad de 268.1 millones de pesos” (Pág. 559 del libro Profesor Velasco).
En tus ocho informes no aparece jamás una aportación a dicho fondo y si tú dices que dejaste 429 millones de viejos pesos en 10 años que fuiste Rector, yo, tan sólo en 1990, en apenas un año, le deposité 268 millones, lo que representa el 62% de lo que dices que dejaste. (Pág. 559 Libro citado).
Y en 1991, según consta en la página 613 de libro del Profesor Velasco, le deposité al FOSAP 248.2 millones; o sea, tan sólo en dos años le deposité 516.3 millones de viejos pesos, que representan el 120% de lo que tú dices que dejaste después de 10 años de Rector.
3.- En el primer año de mi rectorado, como se asienta en mi primer informe del 15 de diciembre de 1989: “Con una erogación de 998 millones, se pagaron los primeros 20 días del aguinaldo”.
O sea, 10 días de aguinaldo, la mitad de lo recibido por los trabajadores, representaban en ese entonces 449 millones, lo que quiere decir que tus 429 millones que dices que dejaste para las pensiones, representaba menos de 10 días de aguinaldo. Eso representaba lo que dices que dejaste. (Todo en viejos pesos)
Como ves, Jorge Humberto, este artículo es únicamente para desmentir que dejaste 429 millones de pesos para pensiones, en ninguno de tus informes hay constancia de ello, además de que tú mismo confiesas, y así aparece en el libro del profesor Velasco, que le entregaste a los trabajadores lo de las pensiones y los eximiste de que aportaran, para que no te pidieran cuentas.
Tú, que tienes buena memoria, recordarás que yo fui tu sucesor y que no había nada de dinero para pensiones.
En tu último informe del 15 de diciembre de 1988, informaste que la Universidad contaba con 1,992 trabajadores.
Ocho años después, en mi último informe del 15 de diciembre de 1996, informé que la Universidad tenía 2,076 trabajadores; o sea, aumenté 84 trabajadores en 8 años. Por eso en mi rectorado siempre hubo dinero, porque supe administrar la nómina, por eso cuando salí dejé 50 millones 500 mil nuevos pesos.
Tengo memoria y soy bueno para los números, tú lo eres para los pesos y por eso te molestas con la Universidad y con el Gobierno del Estado.
Vamos a continuar el martes.
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