Se transcribe la columna de Adalberto Carvajal, publicada el domingo 9 de agosto de 2009, en el periódico Ecos de la Costa
“REO DE ALTA PELIGROSIDAD:
“Si los familiares de don Antonio de la Mora de la Mora hubiesen hecho público hace unos días que el hijo de su hermana Virginia, el diputado local Roberto Chapula de la Mora, había presentado una denuncia contra su tío por los presuntos delitos de difamación y calumnia, quizá la percepción pública que hoy se tiene del hecho sería muy distinta a la que genera la noticia, dada como una información extraoficial de la Procuraduría General de Justicia en el Estado, pero corroborada por el agraviado”.
“El carácter oficioso de la información se evidencia en la fotografía del casi nonagenario, con la placa del Cereso colgada del cuello. Viendo al anciano expuesto como si fuera un peligroso delincuente, uno no puede dejar de preguntarse a quién, si a la parte acusadora o al Ministerio Público que lo consignó ante el juez, se le ocurrió que la imagen del reo iba a ser suficiente para inclinar a la opinión pública a favor del diputado Chapula”.
“Cuál es el mensaje: ¿que don Antonio es el responsable directo de la derrota de Roberto Chapula en la elección de diputado local por el I distrito, y por eso se le castiga?”
“Creo recordar que la estrategia para diluir la carga simbólica del hecho que un tío carnal acusara al candidato del PRI de algo tan grave como haber participado en la conspiración para matar a Adán de la Mora Torres, fue decir que don Antonio estaba siendo manipulado, aprovechándose de su dolor, de su impotencia ante la impunidad de los asesinos de su hijo, ¡y de su senilidad!, por el Partido Acción Nacional y el Diario de Colima, para ayudar al panista Leoncio Morán a ganar los comicios”.
“¿Es que acaso esa tesis ya no es válida? ¿Es ahora, don Antonio, el patriarca de esa rama de la familia De la Mora, a quien Roberto vio como un padrino hasta hace pocos años, un peligroso difamador y calumniador que “hizo acusaciones falsas y dolosas con el fin de afectarme política, social y económicamente”, como dijo el diputado Chapula?”
“Uno puede entender los motivos, aunque discrepe de las razones, que llevaron a don Antonio a acusar periodísticamente a su sobrino de ser el autor intelectual de la muerte de su hijo Adán. Y está claro que las circunstancias que facilitaron la apertura del Diario a las declaraciones del viejo fueron las que generó la contienda electoral”.
YA PARA QUÉ:
“Fue en ese contexto cuando debió hacerse la defensa de Chapula, no ahora, cuando en todo caso resulta irrelevante lo que dijo don Antonio en el momento culminante de la campaña, porque Roberto ya perdió la diputación federal”.
“Perseguir a un hombre tan mayor se ve como una venganza. Que no será bien visto por la sociedad pues se trata de una persona de la tercera edad que, como los menores, son inimputables de delitos, máxime de uno tan discutible como es la afectación de la fama pública de un político profesional”.
“Lo que está haciendo Chapula de la Mora es retar a los hijos de don Antonio a que demuestren, por documentales periodísticas y grabaciones, que la fama de Roberto es la de un abogado que, como él siempre lo ha reconocido, basó su carrera como litigante en la representación de presuntos responsables de delitos contra la salud”.
“Alegará la defensora de don Antonio, su propia hija Felícitas, antigua socia del despacho de Roberto Chapula, que no se puede destruir una reputación que, desde hace muchos años, ha sido objeto de polémicas”.
“La calumnia, la falsa acusación de haber sido el asesino intelectual de Adán, es otra cosa. ¿Pero no sería mejor resolverla con el desahogo de una averiguación que no ha concluido –en parte porque ocurrió en Tijuana– sobre la muerte del hijo de don Antonio? Para probar que alguien no es el autor de una muerte, basta con señalar al verdadero asesino”.
“No imagino a los agentes de la Policía de Procuración de Justicia del Estado en el momento de llevarse detenido a don Antonio. ¿Lo esposaron? ¿Hubo un dispositivo para impedir que las hijas del patriarca trataran de evitar la aprehensión valiéndose de cazuelas y cucharones? ¿Supuso la Policía que habría un tiroteo entre los agentes de la ley y el clan De la Mora?”
“Luego, el juez primero de lo Penal de esta capital que dictó la orden de aprehensión contra don Antonio por su probable responsabilidad penal en la comisión de los delitos de difamación y calumnia, en agravio de Roberto Chapula, ¿vio en el expediente la edad del hombre a quien mandaba detener?”
“El juez respectivo que fijó la fianza para que el indiciado obtenga la libertad caucional y se presente a firmar cada ocho días mientras esté sujeto a proceso, ¿estaba consciente que otros reos de esas edad obtienen el derecho de salir de prisión para pasar sus últimos días en su casa?”
“Nos queda claro que “en Colima no hay impunidad y quien difame o calumnie a alguien será sujeto de la acción legal de las autoridades”, como dijo Roberto Chapula, especialmente cuando el acusador es un miembro destacado de la clase política”.
“Entendemos ahora por qué Chapula de la Mora se opuso cuantas veces fue necesario a una reforma para despenalizar los delitos de difamación y calumnia”.
“Mas no alcanzo a vislumbrar cómo tomará la población, si para bien o para mal, la noticia de que uno de los prospectos más señalados en los medios para ocupar la titularidad de la Procuraduría del Estado, se entrene para el cargo persiguiendo a un presunto delincuente tan aparentemente peligroso como don Antonio de la Mora de la Mora, su tío y padrino, el hermano de su madre.” Fin de la cita.
Sólo puedo esperar que la Procuraduría de Justicia del Estado actúe con la misma celeridad con la que actuó en el caso de la demanda presentada por el diputado local Roberto Chapula de la Mora, cuando atienda la demanda presentada por la periodista Norma Gutiérrez Flores. Es el mismo delito, por lo que esperamos que haya un tratamiento similar y que la justicia sea pareja para todos.
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