Las campañas electorales a nivel nacional y a nivel local están siendo severamente cuestionadas. En el caso de Colima, los columnistas y aún los editorialistas de los diferentes medios impresos independientemente de sus simpatías partidarias, han expresado su deseo de que el nivel de las campañas se eleve y se le abone más a la propuesta, lo cual es pertinente para evitar la confrontación social y agravar el clima de violencia que nos invade por el enfrentamiento de los cuerpos policíacos contra la delincuencia y la lucha encarnizada de criminales de los diferentes cárteles que se disputan las plazas y que en esa guerra no dejan títeres sin cabeza, aquí en Colima ya decapitaron cinco.
La gente espera que se conozcan las propuestas de gobierno de quienes aspiran a gobernarnos. Los defectos, las debilidades, las inconsistencias, los riesgos que los candidatos tienen, son de sobra conocidos por la gente, son del dominio público, lo que no se conoce son sus propuestas, de cómo van a generar empleo, combatir la inseguridad y la delincuencia, administrar los servicios públicos, ejecutar la obra de infraestructura pública que se requiere para el desarrollo, las políticas en materia de salud, educación y combate a la pobreza, etc. Se acredita más capacidad de insulto que de propuesta.
La critica es indispensable, el debate de las ideas necesario y si se tienen que confrontar los defectos de las personalidades que contienden, que se hagan con el rostro descubierto, que dé la cara y que se hagan de frente y no en el anonimato y mucho menos en volantes anónimos o en narcomantas o en narcolonas, que buscan más en confrontar a todos contra todos, a confundir y asustar a los posibles electores, que en clarificar defectos ó debilidades de los candidatos.
En el anonimato todos son sospechosos y todos son acusados y acusadores y estos distractores sirven para ocultar la ausencia de propuesta de gobierno.
Por eso, a nivel nacional hay un movimiento en gestación que va creciendo y que tiene como objetivo que la gente acuda a la casilla pero anule el voto para en última instancia no votar por el menos malo. Yo desde luego, no estoy de acuerdo con este movimiento, porque en el sistema democrático para fortalecerse y consolidarse se requiere del voto y al anularlo se contribuye a anular la posibilidad de la alternativa y además, con un mayor número de votos anulados, no va a disminuir el número de diputados, tendremos a nivel federal 500 legisladores con muchos o con poco votos; si la reducción de votos implicara la reducción de diputados, quizás valdría la pena, pero no es así, con pocos votos tendríamos de todos modos los mismos legisladores pero con menor representatividad y en consecuencia con menor compromiso con las mayorías.
En el caso de la narcomanta, narcolona o narcomensaje, ya se ha publicitado hasta por las mismas autoridades el nombre de la persona que elaboro dicha manta por encargo de otro, ya se sabe quien físicamente la imprimió, ¿Entonces qué hace falta para que a esa persona se le finque la responsabilidad por contribuir a elaborar un instrumento que puede ser difamatorio? Ya que aceptó el encargo de hacer un trabajo de impresión por cuenta del supuesto grupo delictivo de los zetas. Si se elabora una impresión de esa naturaleza es parte de la comisión de un hecho delictivo, pues en derecho penal hay actores materiales e intelectuales del delito.
El argumento de la impresora, de que es proveedora de servicios, pierde razón de ser cuando provee de un servicio ilegal, porque puede derivar en la comisión de un delito electoral y además penal, hay una complicidad material en cualquier delito que pueda derivar la impresión de esa narcolona.
Los priístas acusan a los panistas y estos suponen que fueron los “zetas” y piden a la PGR atraiga el asunto, el anonimato genera acusaciones recíprocas y propicia que más de un idiota, como Efraín Medina y algún otro, diga que fui yo, cuando todos saben que yo siempre firmo mis escritos.
Lo más pertinente, es que las autoridades actúen a la brevedad, para que los temas de la campaña no sean las acusaciones anónimas de las que nadie se responsabiliza, sino que los temas sean los compromisos que asuman los candidatos y si los hay, por el momento han sido tapados por el escándalo.
Si las autoridades locales y federales no actúan de inmediato en este caso, quiere decir que hay gato encerrado.
El señor obispo de Colima, el señor Rector de la Universidad y muchas otras respetables personalidades colimenses al igual que los empresarios, respetables o no, han expresado su deseo de que el nivel de las campañas se eleve ¡y caray!, si también algunos no tan respetables lo demandan, ¿Cómo estará el país?
Pero si hay coincidencia de que esta campaña electoral en el Estado, da mucho que desear, muchos se preguntan que es lo que pasa si los partidos son los mismos, entonces hay que mirar hacia los candidatos y sus equipos de campaña, que a veces dan la impresión de estar enojados, de que vienen por la revancha o quieren ajustar cuentas. Puede ser que el animo de confrontación en la elección federal del 2006, les de pretexto a los contendientes de que esta no es una elección sino un pleito, y gana el que aniquile al adversario.
Por lo anterior me parece oportuno publicar un artículo que escribió para Excélsior, el Licenciado José Elías Romero Apis, quien es un distinguido jurista y que ha sido diputado priísta en dos ocasiones. Por lo extenso de dicho artículo, lo publicaré mañana domingo. Aquí lo espero.
www.aproposito2004.blogspot.com
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