sábado, 29 de noviembre de 2008

La Entrevista de Humberto Silva, Parte I


En el marco de las publicaciones que hice sobre la sucesión del 2005, y algunos comentarios previos a estos acontecimientos, el licenciado Jorge Humberto Silva Ochoa, Secretario de Planeación del Gobierno del Estado y propietario del periódico Ecos de la Costa, fue entrevistado en una estación radiofónica propiedad del señor Rafael Ordorica, importante empresario de los medios de comunicación y de otras actividades comerciales.

Esa entrevista merece ser comentada y analizada a detalle y lo hago hasta ahora, porque considero importante hacer algunas precisiones sobre lo declarado por el licenciado Jorge Humberto Silva Ochoa.

Antes de entrar al tema, debo decir que siempre me he referido al licenciado JHSO en forma respetuosa por varias razones o, mejor dicho, por muchas razones, la principal es que le tengo una gran estimación personal, otra es que fui su colaborador, una más es que fue mi colaborador y hay muchas más, pero una razón, aunque podría parecer raro, es que tenemos enemigos comunes, como algunos periodistas del Ecos de la Costa y quienes les pagan, que a mi me calumnian y a él le han arrebatado el control de su propio periódico y del negocio.

En esta columna me he referido al licenciado JHSO, a veces, criticando la forma en que en el periódico de su propiedad se refieren a mí; en otras ocasiones me he referido a él también respecto de su comportamiento político, como aspirante a la gubernatura en la interna del 2002 y como contrincante en esa elección de Gustavo Vázquez Montes, y también me he referido a su desempeño político durante los gobiernos de Gustavo Vázquez, Arnoldo Ochoa y Silverio Cavazos.

Pero nunca me he referido al licenciado JHSO haciéndole critica alguna en su desempeño como rector de la Universidad de Colima, porque fui su colaborador y si algo no me hubiera parecido, yo debí haber renunciado y mal me vería criticando su trabajo cuando fui su colaborador. Como su colaborador, siempre le guardé a JHSO absoluto respeto y lealtad a su trabajo, tan fue así, y a él le consta, que por eso apoyó con todo que yo fuera su sucesor en la rectoría, si no hubiera habido de mi parte, trabajo, respeto y lealtad, otro hubiera sido el rector de la Universidad de Colima en 1989.

Hay prueba plena de lo anterior y cuando fue necesario defender públicamente el proyecto académico que él encabezaba y donde yo colaboraba en primera línea, siempre di la cara y asumí la defensa del proyecto en que creí y colaboré a su realización.

De la misma manera, nunca he hecho una crítica a Humberto Silva relativa a su desempeño como Secretario General de Gobierno durante mi gestión gubernamental, porque era mi colaborador y siempre he respetado a mis colaboradores y me vería muy mal si criticara el trabajo de alguien que fue mi colaborador, después de haberlo sostenido en el cargo. Esas son reglas mías: respetar a las personas con las que colaboro y también a quienes colaboran o colaboraron conmigo.

Desde luego que estas son reglas mías, no del licenciado JHSO por eso él no está obligado a respetarlas y es entendible, porque él ha criticado mi desempeño como rector de la universidad, habiendo sido durante los ocho años de mí rectorado, mi asesor y colaborador.

Por eso, también es entendible por qué ahora él crítica mí desempeño como gobernador del estado, cuando él fue durante más de tres años mi Secretario General de Gobierno.

Entonces, si el licenciado JHSO no estuvo de acuerdo en la forma como dirigí la universidad de Colima, hubiera renunciado al cargo de asesor y si en el ejercicio del gobierno, durante mis últimos tres años, él también, en su calidad de Secretario General de Gobierno, no hubiera estado de acuerdo en la forma como gobernaba, debió haber renunciado por no estar de acuerdo con mi gobierno, pero no fue así; en ambos casos estuvo conmigo: fue ocho años mi asesor en la Universidad y casi cuatro años Secretario General de Gobierno, y si bien pidió licencia para competir en el 2002 contra Gustavo Vázquez, regresó a principios del 2003, al mismo cargo y fue candidato a diputado plurinominal cuando ejercía yo el liderazgo del priismo en Colima, liderazgo que ahora crítica y que gracias a él llegó al Congreso del Estado por la vía plurinominal.

Lo que quiere decir, que yo nunca lo critiqué o le fui desleal como su colaborador o su jefe inmediato en el Gobierno del Estado. Mis lealtades hacia él, en ambos casos, están probadas. Las críticas del licenciado JHSO como mí colaborador, también están probadas.

Pero eso yo lo entiendo muy bien: él no esta obligado a respetar las reglas que yo respeto, él ha tenido las propias y son las que respeta y en consecuencia, el problema entre él y yo no es de fondo, sino que tenemos reglas distintas de comportamiento político, sobre todo en lo que se refieren al respeto del colaborador al jefe inmediato o viceversa y en ese sentido, no es que yo tenga la razón y él no la tenga porque, sencillamente, tenemos reglas distintas, porque somos diferentes.

En este contexto, lo que pido al lector, es que no vayan a creer que hay conflicto y apelo a su buen entendimiento de que lo que existe es una visión diferente de hacer y de entender la política, de dos personas de generaciones diferentes y de realidades políticas diferentes, también.

Vayamos al tema, el pasado primero de noviembre escribí en esta columna lo siguiente: “En diciembre de 2003, cuando Gustavo había vuelto a ganar la elección para la gubernatura, fui a Tecoman y al pasar frente a la escultura de Sebastián “El Limonero” vi a Héctor Michel Camarena y a Silverio Cavazos platicando abajo de sus vehículos y me detuve para sumarme a la platica y le dije ahí a Silverio Cavazos: “¿cuando asumes la coordinación del congreso?”, en ese entonces el coordinador de la fracción priista del congreso era Humberto Silva Ochoa y Silverio me dijo que la veía difícil porque Gustavo Vázquez no se iba animar a pedirle a Humberto Silva que dejara la coordinación. Teniendo de testigo a Héctor Michel yo le dije a Silverio Cavazos que no era conveniente que cuando tomara posesión Gustavo, Humberto Silva siguiera de coordinador del congreso y que era un asunto que yo iba a plantearle a Gustavo, la pertinencia de que Silverio fuera el coordinador y le dije a Héctor Michel y a Silverio Cavazos que si Gustavo, como lo había expresado en corto, iba nombrar secretario general de gobierno a Arnoldo Ochoa, no era conveniente que Humberto coordinara a los diputados y les dije, dos ex presidentes de la FEC del ex grupo de la Universidad, Humberto y Arnoldo, uno coordinando al poder legislativo y otro al gabinete, no se va haber bien, porque entonces Gustavo únicamente va ha firmar cheques y él debe asumir el control de la política, y enviar el mensaje de que la fracción priista en el congreso se coordina directamente con Gustavo y Héctor Michel intervino para decir: “eso se lo tienes que hacer ver a Gustavo y que Silverio asuma la coordinación el primero de enero”. Terminé la conversación diciéndoles que hablaría con Gustavo y que además le diría que invitara a Humberto al gabinete, y así fue.
Platique con Gustavo y me expresó su deseo de que Arnoldo Ochoa fuera su secretario general de gobierno y lo primero que le dije fue: que de ser así tendría que llevar a Humberto al gabinete y nombrar un nuevo coordinador de su confianza y que así se entendiera, y le expliqué mi argumento de la inconveniencia de que Humberto fuera coordinador del congreso si Arnoldo era secretario general de gobierno y Gustavo me dijo que era correcta mi apreciación, pero me dijo, que cómo se le decía a Humberto que dejara la coordinación, le dije que yo me iba encargar de mandárselo decir a su nombre y ofrecerle la propuesta de Gustavo, de que fuera a la secretaria de cultura, a la de desarrollo social, o a la de planeación. Humberto aceptó desarrollo social y quien le llevo el mensaje fue Miguel Acosta Vargas y con él negocio la secretaria a la que se iba ir”. Fin de la cita.

Sobre esto, la entrevista radiofónica dice: “Reportero: Recientemente se hizo referencia a que te mandaron emisarios para mandarte recados de las negociaciones que había políticamente con Gustavo Alberto Vázquez Montes, quien falleció el 24 de febrero del 2005 en un trágico accidente cuando la aeronave se colapsó, se fue en picada, después de que se siniestraron toda la parte de adelante, todos los controles, y que bueno cayó en el Zapotito, después de todo esto ocurrió muchas cosas, han contado muchas historias ¿tu haz leído todas las historias que se han contado, particularmente en un periódico al sur de la ciudad?

JHSO: bueno, hay muchas cosas que decir, como no está Gustavo por ahora se pueden inventar, se pueden decir muchas cosas, así es que pues es una versión contra otra, contra otra y contra otra versión. Lo cierto es que a mi Gustavo me trató con mucha deferencia, con mucho respeto, fue muy amistoso. Miguel en alguna ocasión me comentó que cómo vería yo la posibilidad de irme a una secretaria, estuvo haciendo allí elucubraciones...”. Fin de la cita.

JHSO reconoce que Miguel Acosta sí fue a tratarle el tema, no lo niega.

“Reportero: bueno pero eso fue como una especie, como dicen fue a sondear el ambiente, fue a preguntar (inaudible)”

“JHSO: yo así lo entendí, además pues ahora que lo escribe Fernando está muy claro que ejercía grandes presiones sobre Gustavo, él mismo lo confiesa, el mismo lo escribió, el dice que sugirió pero si entendemos cuál era el papel en ese momento de Fernando pues quiere decir que le estaba ordenando prácticamente el cambio. Yo quiero decir que yo no lo pedí a nadie que me hiciera diputado de la legislatura.”.

Independientemente de como HSO lo haya entendido, el ofrecimiento de que se fuera a una secretaria, se hizo y la aceptó. Uno llevó el mensaje, y el otro la aceptó.

Antes de que HSO aceptara ser secretario, se dio el dialogo que tuve en Tecoman con Silverio Cavazos y Héctor Michel Camarena y ambos son testigos y les consta, que efectivamente, les comenté que lo más pertinente era que HSO dejara la coordinación del Congreso y se fuera al Gabinete y que Silverio debía se el coordinador. Las dos cosas ocurrieron y mi dicho tiene testigos de gran calidad: el hoy señor Gobernador y el hoy Secretario General de Gobierno.

En cambio, JHSO no tiene ningún testigo de lo que platicó con Gustavo Vázquez y él sí aprovecha la ausencia física de Gustavo para decir cosas que a nadie le constan y sin embargo, él dice: “como no está Gustavo por ahora se pueden inventar, se pueden decir muchas cosas, así es que pues es una versión contra otra, contra otra y contra otra versión”.

El problema es que JHSO, en ese tema, no tiene testigos y ahí sí es un dicho contra otro, nada más que mi dicho tiene como testigos a Silverio Cavazos y a Héctor Michel y el de JHSO no tiene ninguno.

Dice JHSO: “Yo quiero decir que yo no le pedí a nadie que me hiciera diputado de la legislatura”.

Al parecer, éste es el primer caso en la historia política que alguien fue llevado por la fuerza a ocupar una curul en el Congreso y ello le permitió contestar de una manera muy elogiosa y objetiva mi último informe de gobierno. Pieza oratoria que aún recuerdo y me sigue emocionando.

La diputación, a JHSO, se le ofreció en los primeros meses del 2003, siendo yo líder del priismo y las plurinominales no se otorgan sin el consentimiento político de quien ejerce el liderazgo político del priismo.

Dice JHSO: “Lo cierto es que a mí, Gustavo me trató con mucha deferencia, con mucho respeto, fue muy amistoso”.

Es cierto: Gustavo era amistoso y respetuoso, pero el hecho que estamos tratando es que ya siendo Gustavo gobernador electo, en diciembre de 2003, JHSO dejó de ser coordinador del Congreso el 31 de diciembre y fue secretario del gabinete el primero de enero del 2004, porque Gustavo le ofreció ser Secretario a cambio de que dejara la diputación, por mediación de Miguel Acosta. Esos son hechos reales.

Lo que quiere decir que JHSO fue diputado durante mi gobierno y el gobierno interino de Carlos Flores, con Gustavo Vázquez dejó de serlo, lo removió del Congreso con todo y lo amistoso y respetuoso que era Gustavo Vázquez.

Todo eso está probado y es un hecho inobjetable que así sucedió

Pero sigamos con la entrevista: “Reportero: ¿no fue ni un premio de consolación?”

“JHSO: tampoco, a mi Gustavo me invitó delante de la prensa, está escrito, en una ocasión yo estaba en la Cabaña de mi General, hasta allá me habló Arnoldo Ochoa, era delegado del partido y me dijo vente en menos de 10 minutos a La Troje porque Gustavo te va a invitar y te va a destapar (así me lo dijo) públicamente entre los medios como candidato a diputado y como coordinador de la legislatura.”

Correcto: eso fue en marzo del 2003, siendo yo Gobernador del Estado y líder del priismo, no fue cuando Gustavo fue Gobernador, sino cuando yo lo era. Entonces: cualquier decisión durante mi gobierno la tomaba yo y no otras personas y si dicen mis críticos que yo tomaba decisiones cuando ya no era gobernador, lo lógico era que cuando lo era, las tomaba. Y así fue durante los seis años.

Ese es el problema con JHSO, que él entiende la política de otra manera y creía, en ese entonces, que el candidato del PRI a la gubernatura ya ejercía el liderazgo del priísmo.

Aquí se notan las confusiones políticas de JHSO que creía que cuando yo era Gobernador, Gustavo Vázquez tomaba las decisiones y cuando era Gobernador Gustavo, yo las tomaba.

Por eso el Ecos de la Costa construyó esos mitos, porque JHSO tuvo siempre una confusión política y nunca entendió quién gobernaba durante mi gobierno y quién gobernaba durante el gobierno de Gustavo y esas confusiones, persisten a la fecha en JHSO, que cree que Gustavo lo hizo diputado en 2003 y que yo lo quité de coordinador y lo hice Secretario el primero de enero de 2004

La entrevista continúa: “JHSO: Así estuvo, yo no lo pedí a nadie que me hiciera diputado, entonces eso pues esto deja que (inaudible) respecto a cosas posteriores, yo tenia una buena relación con Gustavo, inclusive antes de la campaña previa él me había ofrecido su apoyo.”

¿Quiere decir JHSO que Gustavo, antes de la interna del 2002, apoyaba la candidatura de Humberto a la Gubernatura? Entonces, ¿por que JHSO compitió en contra de Gustavo?

Repito: porque JHSO entiende la política de otro modo y contendió contra quien, según él, lo apoyaba, cuando la lógica dice que si Gustavo se perfilaba como el candidato, por qué no lo apoyó y, en cambio, lo confrontó.

“Reportero: ¿el era el Presidente del PRI no?”

“JHSO: el era el presidente del PRI, cuando se decide Fernando a que él fuera el candidato pues Gustavo después me dio disculpas (inaudible) y dije que bueno que una gente que tenemos el mismo proyecto haya sido el candidato y reanudamos la relación, hay muchos testigos de cómo Gustavo con frecuencia nos reuníamos, a escuchar música, a cantar él...”

Reitero: si ya se sabía que Gustavo era mi candidato, por qué no lo apoyó JHSO y dice que Gustavo le ofreció disculpas y que reanudaron la relación. O sea, Gustavo le ofreció disculpas por haberle ganado la candidatura y efectivamente, como dice JHSO: “reanudamos la relación”. Seguro, se había roto la relación porque JHSO se confrontó y Gustavo así era: perdonaba fácil y más porque había ganado, pero no se le olvidó, por eso lo removió del congreso.

Durante esa campaña interna, Gustavo nunca le faltó al respeto a JHSO y en cambio, ahí están las pruebas en las propias páginas del Ecos de la Costa, lo que se dijo de Gustavo en esa contienda. Por eso Gustavo despertó tanta simpatía: porque no guardaba rencores y era afectuoso, incluso con quienes lo habían atacado.

La semana que entra sigo con esta entrevista

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martes, 25 de noviembre de 2008

Siucesión en el 2005, El Acabo

Con este artículo concluyo el tema relativo a la sucesión en el 2005, cuyos hechos han sido comentados aquí con el único propósito de narrar cómo sucedieron y sobre todo, dejar muy claro que nunca hubo en esos momentos críticos ninguna confrontación de mi parte con Silverio Cavazos, como tampoco hubo un pleito interno entre el priísmo motivado por esa circunstancia.

Lo que el Ecos de la Costa ha venido construyendo del 2005 a la fecha, como un enfrentamiento entre el gobernador del estado y un servidor, y cómo a consecuencia de ello el PRI se encuentra dividido, al no poderse limar esas diferencias, ha sido una falsedad.

El que también Arnoldo Ochoa y Silverio Cavazos discutieron, pelearon y se hicieron enemigos irreconciliables en 2005, también es una falsedad.

El que los diputados locales priístas en aquel entonces hicieron gobernador a Silverio Cavazos, como afirma el Ecos de la Costa, también es una falsedad, porque Silverio fue gobernador con el voto de 109 mil 500 colimenses.

El PRI en el 2005 se presentó en la contienda electoral contra el panismo, como un partido unido y sin conflicto interno.

En el 2005, Silverio Cavazos fue candidato a la gubernatura, no por imposición de nadie ni por haberle ganado a alguien la candidatura, sino porque se consideró que si íbamos a una elección, el peso de los votantes de Tecomán sería definitorio en el resultado electoral, como lo fue.

Lo que he escrito en esta columna sobre esos hechos, no tiene como objetivo que se cumpla ningún acuerdo, ni compromisos que ya no existen, sino simple y sencillamente es para decir cómo fueron los hechos, que al momento no han sido desmentidos por quienes participaron en la toma de decisiones y por quienes estuvieron presentes en el momento de la toma de las decisiones.

Lo que he venido comentando en esta columna sobre los sucesos políticos del 2005 se sostiene en hechos ciertos y comprobables, porque siempre cito los nombres de las personas presentes que pueden, en su momento, confirmar, corregir o desmentir mi dicho. Hasta hoy no lo han hecho.

En ningún momento refiero el contenido de pláticas entre otra persona y yo, porque las pláticas entre dos son privadas y además, porque estaría únicamente mi dicho contra el de otra persona y faltaría quien atestiguara, mucho menos cito o refiero pláticas con personas fallecidas, con quienes haya tenido diálogos privados porque sería una falta de respeto y carecería de ética que mi dicho no estuviera sujeto a la comprobación de lo que afirmo.

Me he referido únicamente a Gustavo Vázquez en pláticas que tuvimos en presencia de otras personas, jamás he dicho, lo que de manera privada platicamos.

He tratado de transcribir diálogos cortos para que no se preste a la confusión o a la especulación, he sido concreto y puntual y he evitado emitir juicios de valor o de hacer descalificaciones personales.

No he insultado ni difamado a nadie, ni he dicho que alguien me lo dijo, sino que únicamente he dicho como sucedieron los hechos y quien tenga una versión diferente que le conste porque haya estado presente, que la publique y que cite los nombres de los testigos que puedan confirmarlo.

En la política, los hechos son como son y como sucedieron, no como debieron ser o como quisiéramos que fueran, no existe el hubiera, existe el hecho concreto en su circunstancia.

En la política, la participación individual o colectiva no se repite, ni se puede planear sus resultados, pues son los propios acontecimientos y la conducta humana, la brújula que los conduce, encausa y resuelve.

En política, los hechos no se dan solos, ni los resultados son casuales, no los determina la naturaleza y sus causas no son espontáneas.

Las circunstancias se presentan, quiérase o no, de manera positiva o negativa, favorable o desfavorable para los actores políticos y es la persona en la circunstancia, quien decide el rumbo de los acontecimientos o provoca las causas para que éstas sucedan.

En política, no valen las intenciones, cuentan los hechos. En la política, las intenciones significan a la persona y los hechos lo califican.

Los cuerpos policiacos, militares, los bomberos, los pilotos aviadores, etc. etc., cuentan con un manual, un reglamento un protocolo, una guía, un instructivo de cómo actuar o resolver asuntos de su competencia o de su responsabilidad y lo que primero se valúa en los resultados es si siguieron el protocolo, el reglamento, el instructivo, etc. Cumplirlo tiene tanto valor como los resultados y de su estricto cumplimiento depende la justificación de los mismos, o los exime de responsabilidad.

Pero en la política es diferente, no hay reglamento, manual ni instructivo para resolver escenarios de crisis o de adversidad política, no hay un catálogo que determine los pasos a seguir desde el punto de vista político, cuando surge un conflicto o una crisis. Los escenarios políticos se pueden prever, pero lo que no se puede prever es cómo se van a resolver al final, no hay un código de pasos a seguir de cuyo cumplimiento puntual se garantice resultados positivos de una crisis política.

En la política hay caminos legales que se deben recorrer para resolver los conflictos políticos que se presenten, pero la ley no los resuelve por sí solos, es indispensable la política para que el derecho se aplique o se haga realidad. Por falta de política en Atenco, la ley no se pudo aplicar en el desafuero de López Obrador tampoco.

En el caso de Colima en el 2005, ante el hecho de la desaparición física del gobernante en funciones, existía una normatividad jurídica que permitía resolver jurídicamente ese hecho, pero la ley era imprecisa e insuficiente; por eso, cinco meses después, el congreso la reformó y la hizo precisa para resolver jurídicamente hechos similares, que ojalá que no se vuelvan a repetir.

Pero la ley imprecisa e insuficiente existía y se aplicó conforme a su vigencia y de acuerdo a como se interpretó, no por decisión de un tribunal, sino por el consenso de los abogados y de los actores políticos que decidimos qué hacer, qué camino seguir y que siempre fue un camino legal.

Eso es lo importante: que no fueron los órganos de interpretación jurídica los que decidieron legalmente cómo resolver la continuidad legal del gobierno, sino los políticos, responsables de tomar decisiones jurídicas, los que dijeron cuál era el camino a seguir. Fue una decisión política la que decidió el camino jurídico, y no al revés.

La política se sustenta en el derecho y para que los resultados de la política se hagan valer, sean eficaces y tengan fuerza, deben ser legales, y así sucedió en 2005, no hubo nada fuera de la ley.

El derecho por sí sólo no se aplica, sólo el derecho natural tiene esa virtud, la política es la que crea las condiciones para que el derecho se aplique, más aún, también para que exista, tan es así, que los diputados son más políticos que juristas, podrán ser políticos buenos o malos, pero eso es otra cosa.

En la sucesión del 2005, originalmente planteamos los políticos seguir el camino jurídico del interinato largo, en el PRI nadie se opuso, miente quien haya dicho lo contrario en presencia de quienes tomamos las decisiones. Los panistas se opusieron y propusieron elecciones como opción jurídica, pero, ojo, los panistas también propusieron el interinaron largo, si lo cubría la señora Norma Galindo, lo que quiere decir que era un camino jurídicamente viable y que se podía, pero valoramos que también nos convenía la elección… y eso se hizo.

Hicimos lo que la ley nos permitía y lo que políticamente nos convenía, no hicimos nada ilegal y políticamente hicimos lo correcto, nadie impugnó lo que jurídicamente hicimos y ganamos las elecciones.

En ese momento, el derecho por si solo no resolvía la crisis, pero la política lo resolvió a nuestro favor, conservamos el gobierno y la gobernabilidad. En la política, eso es lo que cuenta: el resultado.

En ese momento, existían caminos jurídicos, pero no un instructivo, catálogo o manual político, sobre qué hacer en esos casos.

En la política existen herramientas, la ley es la más importante, el diálogo, el consenso son fundamentales, pero no existe un manual de control de daños, ni un instructivo sobre el diálogo, ni un catálogo sobre el acuerdo político.

Repito, es el hecho concreto, las circunstancias específicas y los actores políticos que participan, los que definen los resultados del hecho político concreto. No hay catálogos, ni repetición de los hechos políticos, sólo hay hechos similares, pero con circunstancias y actores políticos diferentes, y en consecuencia, con resultados diferentes.

Es una estupidez afirmar, como afirman los del Ecos de la Costa, que no se siguió el manual o el instructivo, o que alguien violó el catálogo de acuerdos políticos, también es una tontería decir que no se aplicó para resolver la crisis del 2005 la experiencia que se tiene en Colima de crisis políticas generadas por la ausencia física de gobernadores. Como también es una tontería decir quiénes sí y quiénes no debieron haber participado en la toma de las decisiones. Era lógico: no participaron quienes no tenían condiciones para participar, y mucho menos quienes en ese hecho concreto, no era necesario que participaran.

Muchos pueden pensar, suponer, especular, inventar o mentir, pero lo que no pueden hacer es hablar por mí, que lo pretendan es otra cosa y que tienen libertad para hacerlo, también, pero que yo de por válido lo que dicen, nomás no y mucho menos que piensen por mí, como acostumbran hacer los del Ecos de la Costa, que siempre suponen, especulan o inventan lo que otros piensan o lo que otros dicen o hacen.

Es lógico: son incapaces de hacer o de pensar por sí mismos y por eso, otros somos la referencia de lo que supuestamente pensamos y de lo que hacemos y por eso, la mediocridad los obliga a narrar lo que otros hacen o a suponer lo que sus odiados personajes piensan.

Así es la historia y la política: unos la hacen y otros la cuentan. Los del Ecos la inventan. Unos son actores y otros espectadores: yo siempre he tratado de ser de los primeros, por eso estuve ahí en el 2005, por eso estoy aquí en este periódico, en el que aparece mi nombre desde hace 37 años, y yo decidiré cuando voy a dejar de estar en la política colimense, para que les quede claro y no hagan esfuerzos innecesarios para retirarme de esta actividad que tanto me gusta.

Podrán los del Ecos de la Costa cuestionar, criticar o no estar de acuerdo con mi estilo de hacer las cosas, pero es un estilo propio, diferente a los demás. Así soy. Es tarde para cambiar y mucho menos para que lo hagan los del Ecos.

En consecuencia, no me pueden obligar a que actúe como otros, pues así como soy es como pude ser Rector de la Universidad de Colima y Gobernador del Estado. Soy el único colimense en haber ostentado esos dos honrosos cargos.

Mi estilo personal, que no les gusta a los Ecos de la Costa, me permitió también haber sido, en dos ocasiones, presidente de la Federación de Estudiantes Colimenses, la primera a los 17 años y la segunda vez me permitió ser candidato a diputado federal, a los 22 años, porque en ese momento ahí estaba yo y con mi estilo, me atreví a plantearle a Echeverría que yo debería ser el diputado federal. Así soy yo, aunque no les guste a los del Ecos.

Por eso estuve en la sucesión del 2005, porque soy de los que saben estar y sobre todo, actuar en la adversidad. Por eso resolvimos los problemas generados por los sismos del 2003, apoyamos y garantizamos gobernabilidad, cuando se anuló la elección de Gustavo a finales del 2003, también ahí estuve y supe qué hacer, no hubo caos, ni desorden, ni crisis de gobernabilidad en Colima, y volvimos a ganar porque teníamos un excelente candidato e hicimos lo que teníamos qué hacer, igual que en el 2005 y las decisiones las tomamos también los que ahí estábamos.

El sismo, la anulación de la elección y el fallecimiento del gobernador en funciones del 2005, fueron acontecimientos inéditos, momentos críticos, en los que cada quien actuó conforme a su nivel político, a su inteligencia, a su sentido de responsabilidad y en ninguno de esos hechos estuve ausente, tampoco estuve de espectador, siempre en primera línea, es cierto, despertando celos de algunos, envidias y corajes en otros, pero ese no es mi problema, siempre doy resultados, así soy, aunque no les guste a los del Ecos mi estilo de ser y mi forma de ser y estar.

Me da risa cuando los del Ecos dicen que hago cosas que no me tocan, que asumo responsabilidades que no me asignan o que desempeño guardias que no me corresponden y tienen razón: no hago lo que me ordenan o me asignan, sino lo que decido hacer y por eso opino del 2009, porque soy libre de hacerlo y no tengo más límite que el que fija la ley a los ciudadanos libres, ya que no soy funcionario público, sacerdote o persona privada de mis derechos políticos.

En política no acepto manuales, instructivos o protocolos, porque no los hay de carácter obligatorio y si existen, que los acate quien los hizo.

Yo tengo mis reglas y son las que cumplo y si puedo, las impongo.

En política nadie es indispensable, cada quien se hace necesario y a veces, hay que crear la necesidad, porque nadie es requerido por sus méritos ni por sus buenas intenciones, sino porque se le necesita.

Hay que estar cerca siempre, por si se ofrece y dispuesto por si se necesita.

El político mas importante no es el que más sabe, sino el que más hace, no es el que sabe cómo hacerlo, sino el que está cuando se requiere hacerlo.

Y que mejor que un político que sabe, que hace y que está siempre presente.

A Propósito

1. Senador Rogelio Humberto Rueda Sánchez: ¿pero qué necesidad?

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jueves, 13 de noviembre de 2008

Acuerdo: Interino y Candidato

El 28 de enero se celebraron una serie de reuniones para cabildear las propuestas y consensar quién sería el gobernador interino y quién el candidato del PRI a la gubernatura. La reunión con los panistas, el día anterior, nos habían obligado a acordar nuevas estrategias para los escenarios que se generaron al decidir ir a elecciones en un plazo breve.

La fracción priísta fue informada oportunamente y de igual manera, los demás dirigentes del partido, alcaldes, ex gobernadores y los dirigentes de los sectores y las organizaciones.

Me comuniqué telefónicamente con Roberto Madrazo y le informé que habíamos decidido ir a elecciones y que íbamos a requerir que el Comité Ejecutivo Nacional convocara de inmediato a la postulación del candidato del PRI a la gubernatura del Estado, pero hasta que hubiéramos llegado a un acuerdo sobre quién debería ser el candidato. Roberto Madrazo envió ese mismo día un abogado del partido para trabajar en el tema de la convocatoria, una vez que el Congreso del Estado nombrara gobernador interino y convocara a elecciones. La petición a Madrazo era tener la convocatoria elaborada para que, cuando el Congreso convocara a elecciones, se diera a conocer la convocatoria del partido y elegir candidato de inmediato, para poder cumplir y hacer una elección a la menor brevedad.

Madrazo dijo que en cuanto estuviera el acuerdo se lo informáramos, para que el Comité Nacional lo respaldara y anunciara quien sería el candidato del PRI a la elección extraordinaria.

En el Congreso del Estado, los panistas trataron de reventar los acuerdos, introduciendo a la discusión otros nombres distintos al de Silverio y Arnoldo y a decir que aceptarían el interinato largo que originalmente rechazaron, si la señora Norma Galindo lo cubría.

El diputado Gabriel Salgado le ofreció al licenciado Humberto Silva el interinato, Gabriel confiaba que con los votos de los diputados del PAN y algunos del PRI, tendrían mayoría para que Humberto fuera gobernador interino. Ningún diputado del PRI se prestó a respaldar la propuesta de Gabriel Salgado y de Humberto Silva. Es sabido por muchos, y sobre todo por los diputados priístas de ese entonces, que Humberto Silva recomendó a un diputado priísta que se escondiera unos días. ¿Por qué o para qué realizó esa acción? No lo sé, pero es evidente que pretendía sembrar duda e inquietud, cosa que no logró.

En la sesión del Congreso del Estado de ese día, los diputados del PAN, desde la tribuna, hicieron pronunciamientos para que la señora Norma Galindo fuera la gobernadora interina y expresaron su promesa de respaldar su nombramiento y también de respaldarla si ella era la candidata en la elección extraordinaria.

Era evidente: la estrategia de los diputados panistas era romper los acuerdos a los que los priístas habíamos llegado y al constatar que no nos íbamos a dividir y de que íbamos avanzando en los acuerdos, ofrecían, insidiosamente, su respaldo a priístas diferentes a Silverio o Arnoldo.

Reunidos en casa de Gobierno, Arnoldo, Luis y yo, recibíamos la información de lo que estaba sucediendo en el Congreso, respecto de la estrategia panista. Me comuniqué con el diputado Martín Flores y le dije que había que insistir en desenmascarar a los panistas que querían inmiscuirse en las decisiones priístas y me dijo Martín que él subiría a tribuna y le pedí que me pusiera al teléfono a la diputada Hilda Ceballos, a quien le dije que platicara con el diputado Martín Flores y que también ella subiera a la tribuna, para decir a los panistas que les tomábamos la palabra de proponer a la señora Norma, pero que se firmara un acuerdo político en el sentido de que el PAN no postularía candidato.

La diputada Hilda Ceballos me puso al teléfono al diputado Martín Flores y le dije que la diputada Ceballos iba a subir a la tribuna a tomarle la palabra a los panistas y sobre todo para mandarles el mensaje de que con la propuesta en favor de la señora Norma Galindo no nos iban a dividir y que lo aceptábamos siempre y cuando firmaran un acuerdo. Le pedí al diputado que asesorara a la diputada Ceballos para que subiera a la tribuna después de él y así lo hicieron.

Cuando los panistas se dieron cuenta que no había división en el priísmo ante la propuesta de la señora Norma, se acabo el debate sobre todo cuando los diputados priístas les propusieron firmar el acuerdo.

Acordamos los cuatro reunirnos a desayunar para dar continuidad a los acuerdos y para tomar una decisión definitiva en esa reunión y decidimos hacerlo la mañana siguiente, primero de marzo, en Casa de Gobierno.

Vale la pena hacer una acotación: a algunos no les ha gustado, aunque en el momento todo aceptaron, el por qué las reuniones eran sólo entre cuatro, y no se invitó a otros más. Les recuerdo lo que ya he publicado aquí: en la primera quincena de febrero de 2005, días antes de fallecer Gustavo, nos convocó a los cuatro a la Casa de Gobierno y los testigos existen: Arnoldo, Silverio, Luis y yo. Gustavo no invitó a otros más y durante la cena dijo: “Somos un equipo político de cinco y nos vamos a reunir periódicamente a tomar acuerdos para lo que sigue, sobre todo para el 2006”.

El día del fallecimiento de Gustavo, antes de cualquier reunión, comenté con Arnoldo, Silverio y Luis: “Hace unos días con Gustavo éramos cinco, él ya no esta” y le pregunta fue: ¿Se arreglan ustedes tres o quieren que esté yo? Silverio y Luis me dijeron que los cuatro nos reuniéramos, llamé por teléfono a Arnoldo, que estaba en el aeropuerto, se lo comenté y me dijo que estaba de acuerdo y momentos después le dije a Silverio y a Luis que por la noche nos reuniríamos los cuatro, como ya he comentado.

Por eso estuve ahí, es cierto. Pudieron haber estado otros, pero no estuvieron, quizás algunos más inteligentes, con mayor lucidez política o con más experiencia en fallecimientos de gobernadores. Pero no estuvieron, sólo nosotros cuatro. Este es un hecho incontrovertible.

Cuatro son pocos para arreglarse y muchos para pelearse, lo importante es que los resultados acreditaron que no se ocupaban más y el triunfo de la elección extraordinaria demostró que donde se ocupaban muchos era en las urnas y no en los acuerdos. Eso es inobjetable.

Es cierto, a algunos les molesta que yo hubiera estado presente ¿Y si no hubiera estado? ¿Los resultados hubieran sido los mismos o mejores? ¿El acuerdo hubiera sido diferente? ¿La historia hubiera sido diferente?

Bueno sí, si en 1997 hubiera asumido la gubernatura Enrique Michel, la historia hubiera sido diferente, si en el 2003, el PAN hubiera asumido la gubernatura, la historia hubiera sido otra, pero no fue así, la historia se escribió como fue, con los hechos y con las circunstancias que todos conocemos y con los resultados que, gusten o no, son una realidad y no una suposición. Si el PAN hubiera ganado en 1997 y 2003, los actores hubieran sido diferentes. Por eso estuve ahí y no otros, que quizás hubieran querido haber estado.

¿Qué talento político estuvo ausente en esas reuniones? ¿Qué personaje debió haber estado y no estuvo? ¿Quién hubieran deseado los del Ecos de la Costa que hubiera estado presente? ¿Humberto Silva Ochoa? Estábamos y participamos en los acuerdos los cuatro que más respaldamos a Gustavo, ninguno que hubiera estado en contra de él.

La mañana siguiente nos reunimos a desayunar en Casa de Gobierno para continuar las pláticas; en la sala de juntas, paralelamente, se encontraban reunidos los abogados Héctor Michel, Sergio Marcelino Bravo, Bernardo Salazar Santana, hoy magistrado, y otros abogados del Congreso.

Durante el desayuno, Arnoldo Ochoa dijo: “Me gustaría platicar a solas con Silverio”.

Luis y Yo nos levantamos de la mesa y salimos del comedor para que Silverio y Arnoldo platicaran a solas.

Momentos después Arnoldo Ochoa nos dijo: “Ya nos pusimos de acuerdo, me allano con Silverio, para que él sea el candidato del PRI y que ustedes sean testigos del acuerdo”.

Yo les pregunté ¿Cuál es el acuerdo completo?

Arnoldo dijo: “Silverio de candidato y yo de interino”.

Silverio intervino para decir: “El compromiso es en los términos en que hemos venido platicando: Arnoldo de interino, en el 2006 como candidato en la primera fórmula al senado, y en el 2009 respaldamos su candidatura a la gubernatura”.

Arnoldo dijo: “Pero hay únicamente una condición, que habría que revisar la ley y ver que legalmente, siendo gobernador interino en este caso, pueda ser candidato en el 2009, si la ley lo permite”.

Yo le dije: “Legalmente sí puedes”.

Y Silverio dijo: “Licenciado, ahí están los abogados, que lo verifiquen para que no haya duda y Arnoldo esté tranquilo”.

Pasaron los abogados al comedor y dieron lectura al artículo 54 de la Constitución que dice: “Artículo 54.- El Gobernador del Estado cuyo origen sea la elección popular, ordinaria o extraordinaria, en ningún caso y por ningún motivo podrá volver a ocupar ese cargo, ni aún con el carácter de interino, provisional, sustituto o encargado del despacho.

Nunca podrán ser electos para el periodo inmediato:

a) El Gobernador sustituto constitucional o el designado para concluir el periodo en caso de falta absoluta del Constitucional, aún cuando tenga distinta denominación;

b) El Gobernador interino, el provisional o el ciudadano que, bajo cualquiera denominación supla las faltas temporales del Gobernador, siempre que desempeñe el cargo en los dos últimos años del periodo”.

Está claro que Arnoldo, al ser el Gobernador interino, no estaba impedido para volver a ser candidato a Gobernador, porque el impedimento es para quien lo haya sido por elección popular y quien sea designado por el Congreso no tiene impedimento. Y sí puede serlo para el periodo que sigue, porque no fue interino durante los dos últimos años del periodo que concluye en el 2009.

Al quedar claro, Arnoldo dijo: “El acuerdo está hecho” y Silverio ratificó: “Está hecho el acuerdo”.

Celebramos el acuerdo y lo rubricamos los cuatro con un abrazo.

Al abrazar a Arnoldo me preguntó: ¿Cómo viste el acuerdo? Y yo le contesté: “Decidiste bien, vamos a ganar las elecciones”.

Al felicitar a Silverio me dijo: “Voy a cumplir mi palabra. Gracias, licenciado”.

El acuerdo circuló rápidamente y se convocó por la tarde a una reunión en Casa de Gobierno para darlo a conocer a los diputados priístas, al gabinete, a los presidentes municipales, a los dirigentes de organizaciones y sectores, a los ex gobernadores, a otros actores políticos y a los medios de comunicación.

En la reunión se reiteró la unidad del priísmo y el compromiso de ganar las elecciones, se destacó que en ningún momento hubo conflicto alguno, sino que hubo acuerdos, que todos festejamos.

Después de la reunión, llamé telefónicamente a Roberto Madrazo y le informé del acuerdo en sus términos y primero le puse al teléfono a Silverio Cavazos y después a Arnoldo Ochoa y a Luis Gaitán.

Por eso pregunto y me pregunto: ¿a qué horas fue el pleito?, ¿a quién se pretendió imponer?, ¿dónde está la disputa por el poder?, ¿quién le ganó a quién?, ¿a quién impusieron los diputados?

“Yo me allano”, dijo Arnoldo.

Arnoldo tomó la decisión, sin ninguna presión de nadie.

Se privilegiaron el acuerdo y la confianza en su cumplimiento, porque así es la política: de acuerdos y de confianza en la palabra.

Nadie puede negar que durante esos días se practicó a fondo la política.

Mañana viernes continuamos, con la nueva oferta del PAN.

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martes, 11 de noviembre de 2008

Febrero de 2005, Elecciones En Un Mes

Como todos sabemos, la mañana del 26 de febrero se rindió un homenaje a Gustavo Vázquez en Palacio de Gobierno y por la tarde se le acompañó al cementerio municipal de Tecoman.

Ese día, las reuniones de carácter político, desde el punto de vista formal, no se llevaron a cabo.

El día siguiente, 27 de febrero, Arnoldo y Silverio tuvieron reuniones por separado con los alcaldes priístas y con los dirigentes del PRI, para exponer su aspiración, argumentos y razones.

Arnoldo tuvo una reunión con el gabinete, a quienes también expresó su aspiración y como era lógico, recibió el respaldo de sus compañeros del gabinete.

A medio día, me reuní con Silverio Cavazos en mi casa, en Felipe Sevilla del Río, donde platicamos sobre el mismo tema y en la parte final de la plática, llegó el doctor Carlos Salazar Silva y ahí le reiteré a Silverio Cavazos que las pláticas iban bien y que nos íbamos a poner de acuerdo y que teníamos tiempo para ello.

El 28 de febrero nos reunimos con diputados y dirigentes de Acción Nacional en la Casa de Gobierno. Por el PAN, asistieron cuatro personas: Jorge Iñiguez, Fernando Antero, Gabriel Salgado y una persona más que no recuerdo quién era y por el PRI, Silverio, Arnoldo, Luis y Yo.

Paralelamente, en la sala de juntas de Casa de Gobierno, estaban reunidos un grupo de abogados, encabezados por Héctor Michel Camarena, entonces Senador, Sergio Marcelino Bravo, Bernardo Santana y otros más, trabajando en el aspecto jurídico. Se celebraban, así, dos reuniones de manera simultánea: la de los panistas con nosotros, y la de los abogados.

Todos los actores políticos consultados hasta ese momento, así como los abogados, coincidían en que el interinato largo era jurídicamente viable; los propios diputados priístas así lo consideraron y tan era así, que ellos respaldaban a Silverio Cavazos para que mediante esa vía continuara el gobierno de Gustavo Vázquez.

Entre el priísmo, el procedimiento no estaba en discusión, era únicamente decidir quién de los dos, Silverio o Arnoldo, cubría el interinato.

La reunión con los cuatro panistas fue importante e influyó en las decisiones que tomamos, los panistas proponían un interinato corto, a partir de marzo del 2005 y que hubiera elecciones en el 2006 en el mes de julio, para juntarla con la elección federal. Así les convenía a ellos.

Los panistas tuvieron la audacia de proponer nombres para el interinato y para la candidatura, alguien les ha de haber dicho que nosotros no teníamos a quien poner y no era así, nos poníamos de acuerdo y ellos nos querían ayudar haciéndonos propuestas.

Discutimos con los panistas sin llegar a ningún acuerdo: ellos querían el interinato corto y elecciones en el 2006, y nosotros insistíamos en el interinato largo; ellos argumentaban que era ir en contra de la Constitución y nosotros decíamos que la Constitución no estipulaba el tiempo del interinato ni fijaba plazo para convocar a elecciones y en consecuencia, podíamos alargar el interinato conforme lo determinara el Congreso, de mayoría priísta, y convocar a largo plazo a una elección extraordinaria.

La falta de claridad en tiempos y en plazos, permitía la interpretación jurídica y ante la ausencia en el texto constitucional de fechas definidas, correspondía al Congreso del Estado determinarlas.

Los panistas nos dijeron que nos harían un escándalo nacional y que se oponían rotundamente a nuestra propuesta, que por ningún motivo aceptarían un interinato largo.

El artículo 55 de la Constitución del Estado de Colima decía, en ese entonces:

“Artículo 55.- Las faltas temporales del Gobernador del Estado, hasta por 30 días, serán suplidas por el secretario general de Gobierno con el carácter de Encargado del Despacho y las que excedan de tal período serán cubiertas por un Gobernador Interino que a mayoría de votos de los Diputados presentes nombrará el Congreso, debiendo tener el nombrado los requisitos que señala el artículo 51 de esta Constitución. Cuando la falta fuere absoluta y ocurriera en los cuatro últimos años del período constitucional, se nombrará un substituto que desempeñe el cargo hasta que termine el período; pero si la falta tuviera lugar dentro de los dos primeros años se nombrará un gobernador interino quien hará entrega del Poder Ejecutivo al ciudadano que hubiere resultado electo en las elecciones extraordinarias a que haya convocado el Congreso conforme a sus facultades. Llegado el caso previsto en la Fracción V del artículo 76 de la Constitución General de la República, el Gobernador Provisional convocará a elecciones extraordinarias dentro de un término que no excederá de quince días, y el electo tomará posesión de su cargo inmediatamente que se haga la declaratoria respectiva”.

La falta de gobernador, al fallecimiento de Gustavo Vázquez, se daba dentro de los dos primeros años y la Constitución establecía la obligación de nombrar un Gobernador interino, pero no establecía cuánto tiempo duraría el interinato, y no establecía tampoco en qué tiempo se debería convocar a elecciones y cuando se deberían de celebrar éstas, pero sí precisaba sobre las elecciones extraordinarias a que convocara al Congreso conforme a sus facultades y en consecuencia, el Congreso establecería los tiempos que la Constitución omitía.

Y si el PAN proponía que la elección fuera en julio de 2006, 16 meses después del fallecimiento de Gustavo, nosotros también podíamos proponer que el plazo fuera más largo, porque la Constitución local, reitero, no precisaba, siquiera, que debería ser la legislatura en funciones.

Tan no estaban jurídicamente claros en el texto constitucional los plazos del interinato o de la convocatoria a elecciones, que el propio Congreso, el 26 de agosto de 2005, cinco meses después reformo la Constitución en su artículo 55 para determinar los plazos del interinato, de la convocatoria a elecciones y de la celebración de las mismas y el artículo 55 quedó aprobado de la siguiente manera: “Artículo 55.- Las faltas temporales del Gobernador del Estado, hasta por treinta días, serán suplidas por el Secretario General de Gobierno con el carácter de Encargado del Despacho y las que excedan de tal período serán cubiertas por un Gobernador Interino que a mayoría de votos de los Diputados presentes nombrará el Congreso, debiendo cumplir el nombrado los requisitos que señala el Artículo 51 de esta Constitución.

Si la falta fuera absoluta y tuviera lugar dentro de los dos primeros años del período constitucional, el Congreso nombrará un Gobernador Interino de una terna propuesta por el grupo legislativo del partido del gobernante a sustituir, quien hará entrega del poder al ciudadano que hubiere resultado electo en la elección extraordinaria. Para tal efecto, el Congreso conforme a sus facultades, dentro de un plazo de diez días a partir de que haya nombrado al Gobernador Interino, expedirá una convocatoria para elección extraordinaria de Gobernador, la cual deberá celebrarse en un período máximo de un mes a partir de la expedición de la misma.

Cuando la falta absoluta ocurra en los cuatro últimos años del período constitucional, el Congreso nombrará un Gobernador sustituto que desempeñe el cargo hasta que termine el período constitucional.

Llegado el caso previsto en la fracción V del artículo 76 de la Constitución General de la República, el Gobernador provisional convocará a elecciones extraordinarias dentro de un término que no excederá de quince días, y el electo tomará posesión de su cargo inmediatamente que se haga la declaratoria respectiva”. Fin de la cita.

Esta modificación se hizo en fecha posterior a la toma de posesión de Silverio Cavazos y así, se establecieron ya en la Constitución, de manera clara y precisa, los plazos que antes omitía y de hecho, oficiliazó y le dio carácter constitucional a la decisión final que nosotros propusimos y que, en la práctica, llevamos a cabo: convocar a elección extraordinaria en el plazo de un mes.

En la reunión con los panistas, al no llegar a acuerdos, le propuse a los compañeros priístas que tuviéramos una reunión privada para analizar la postura panista. Los panistas nos dijeron que si se salían del comedor para que nosotros platicáramos, yo les dije que no, que nosotros nos saldríamos al jardín anexo y que ellos permanecieran en el comedor y aprovecharan para platicar, también en privado, y así fue.

Salimos a platicar al jardín los cuatro y coincidimos en que no llegaríamos a ningún acuerdo con los panistas y decidimos hablar con los abogados que estaban trabajando sobre el tema: Héctor Michel, Sergio Marcelino, Bernardo Santana y los demás abogados del Congreso. Les preguntamos si jurídicamente podíamos sostener el interinato largo, los abogados coincidieron en que sí era sostenible por la indefinición de los plazos del interinato y de la convocatoria a elecciones, pero que no iba ser muy fácil, que podía ser una discusión jurídica larga y que al haber un gobierno federal panista, podían cabildear ante la Suprema Corte en contra de nosotros, pero que lo podían defender.

Platicamos los cuatro y coincidimos en que lo más conveniente era irnos a elecciones, pero de inmediato y no en el 2006, como lo proponían los panistas, y argumenté que si cuando anularon la elección de Gustavo hicimos la extraordinaria en un mes, en está ocasión deberíamos de hacer lo mismo y así lo acordamos.

Pasamos al comedor con los panistas a reanudar la discusión y les dije: Tienen ustedes razón, no es pertinente el interinato largo, pues nos metería en una discusión de muchos meses y la gente quiere certidumbre, así que nos vamos a elecciones”.

Los panistas se pusieron felices y dijeron que eso estaba mejor, como ellos lo habían propuesto, que no hubiera interinato largo y que estaba bien que hiciéramos las elecciones en el 2006, como ellos lo habían propuesto.

Intervine nuevamente y les dije: “Nuestra decisión es que se convoque de inmediato a elecciones, que se hagan dentro de un mes y que demos el plazo fijado en la ley para que ustedes nos impugnen, porque se las vamos a ganar y en dos meses tendremos gobernador por el resto del sexenio”.

Ellos se inconformaron y quisieron seguir la discusión, pero les dijimos que la discusión había terminado y que nos veríamos en las urnas; es más, ninguno de los cuatro nos sentamos ya a la mesa, de pie les comunicamos nuestra decisión, ellos se levantaron y se fueron enojados. Tras su salida, nos sentamos los cuatro a comentar la reacción panista y a analizar el nuevo escenario.

Así, el primer acuerdo del 24 de febrero lo habíamos cancelado de común acuerdo; o sea, no iríamos al interinato largo y acordamos que habría elecciones, con un interinato no mayor de dos meses, y así, como lo decidimos y como se hizo, fue como los propios panistas aceptaron, cinco meses después, poner en el texto constitucional los mismos plazos que acordamos ese día.

Ya en la mesa dijimos: ocupamos dos, uno para el interinato y otro para que sea candidato y ya tenemos a los dos, Arnoldo y Silverio, sólo nos resta acordar quién será el interino y quién el candidato.

Recordemos que los diputados propusieron como interino a Silverio Cavazos y yo propuse a Arnoldo Ochoa, esas dos propuestas perdieron validez ante las nuevas circunstancias. Lo que se había platicado durante horas para decidir un cargo entre Arnoldo y Silverio, dejó de tener vigencia y en consecuencia, la votación unánime de los diputados en favor de Silverio y la del gabinete y un servidor en favor de Arnoldo, dejó de tener vigencia, pues se anularon ambas propuestas.

Y si decidimos ir a una elección, no podía haber imposición de nadie, necesitábamos un acuerdo político para ir juntos a la elección, porque el papel de los diputados se iba circunscribir formalmente a nombrar al gobernador interino, porque el Congreso nada tenía que ver ya con el nombramiento del candidato del PRI a la gubernatura, ese sería un acuerdo político; entonces, no tiene sustento el argumento que se ha venido manejando de que la fracción priísta en el congreso impuso a Silverio Cavazos como candidato; no hubo ninguna imposición de nadie, pues llegamos a un acuerdo político.

¿Cómo llegamos al acuerdo?

El jueves continuamos con este tema.

A Propósito…

1.- El secretario de comunicaciones del gobierno federal, Luis Téllez, informó que los resultados de la investigación de la caída del avión de Gobernación, donde perdieron la vida Juan Camilo Mouriño y ocho personas más, se podrán conocer hasta dentro de once meses, cuando se emitan los dictámenes técnicos correspondientes.

Para los impacientes en conocer los resultados, Luis Téllez debería de contratar a los articulistas del Ecos de la Costa, porque ellos, en las siguientes horas después de que cayó el avión en que perdió la vida Gustavo Vázquez, determinaron que fue atentado.

Que no se haga bolas el secretario Luis Téllez, los del Ecos determinan a la brevedad.

2.- Los del Ecos han insistido en que lo de Gustavo Vázquez fue un atentado, no estoy de acuerdo con su dictamen, pero de ser así, que se investigue de inmediato a los que se beneficiaron con su fallecimiento.

Eso es lo más elemental y es lo que normalmente se hace: investigar a quienes se benefician con los hechos.

No fui de los beneficiarios del lamentable accidente.

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sábado, 8 de noviembre de 2008

25 DE FEBRERO DE 2005, PARTE II

Después de concluir, en la madrugada del 25 de febrero, la reunión con Silverio, Arnoldo y Luis, hablé con la mayoría de los diputados priístas, menos con dos, también lo hice con otras personas: Humberto Silva Ochoa, Agustín Martell, Arturo Velasco, etc., etc.

Les comenté de la plática que tuvimos los cuatro, los acuerdos y las dos propuestas sobre el interinato largo, de Silverio o de Arnoldo, y el acuerdo respecto al senado en la primera formula en el 2006 y la candidatura a la candidatura del PRI al 2009.

A todos les dije que mi propuesta era que Arnoldo Ochoa encabezara el interinato largo y también les dije la propuesta de Silverio.

Alrededor de las cinco de la mañana llegaron a Casa de Gobierno Humberto Silva, Agustín Martell, Martín Flores, según recuerdo, platicamos sobre los acuerdos y las dos propuestas presentadas y Agustín Martell dijo: “¿Y por qué no Humberto?”.

Humberto Silva permaneció callado, no dijo que sí quería, pero tampoco dijo que no. Tampoco Martín Flores dijo nada. Al retomar el tema de las dos propuestas, nuevamente Agustín Martell insistió que podía ser Humberto el gobernador interino y yo les dije: “Hay un acuerdo tomado y está entre Arnoldo y Silverio. En eso ya no hay discusión”.

Comentamos la vía del interinato largo y Humberto también estuvo de acuerdo. La propuesta de Martell en favor de Humberto no me consta que haya sido a petición del propio Humberto, pero llegaron juntos a la Casa de Gobierno.

Esa fue la única ocasión en que Humberto Silva participó en una de las muchas reuniones que tuvimos los cuatro para tomar acuerdos.

Nos habíamos convocado los cuatro a las diez de la mañana de ese día en la Casa de Gobierno para continuar con el análisis de las propuestas y para que Arnoldo nos diera información sobre los dos grupos que se habían trasladado a Morelia al rescate y al traslado de los cuerpos, así como para escuchar la propuesta de Arnoldo sobre los actos donde se iba a honrar a los compañeros fallecidos, así como de la llegada de los personajes de la política nacional que habían anunciado su arribo a Colima.

La reunión en Casa de Gobierno no se celebró a la hora convocada, porque Silverio Cavazos se había reunido, en su carácter de coordinador de los diputados priístas, con ellos para comentarles sobre la reunión que habíamos tenido los cuatro.

Silverio se reunió con la fracción priísta en el Congreso, a la que asistió también la diputada Hilda Ceballos de Moreno, y que se prolongo un par de horas. Silverio nos avisó del retraso y nos dijo que la fracción priísta quería tener una reunión en casa de gobierno con la presencia de los cuatro y así lo hicimos.

Nos reunimos en casa de gobierno los cuatro y la fracción priísta y creo que también asistió Héctor Michel, sin tener ninguna intervención.

Silverio Cavazos hizo uso de la palabra en primer término y expresó que se había reunido con la fracción priísta para comentarles las propuestas y solicitarles a sus compañeros diputados su respaldo para que él fuera quien cubriera el interinato largo, y que cumpliría el compromiso con Arnoldo respecto a la primera formula del senado y la candidatura del PRI en el 2009 y que había encontrado en ellos su respaldo y que quería que los escucháramos que además, los diputados habían coincidido en que era pertinente el interinato largo.

Antes de que hablaran los diputados intervine yo diciendo: “Antes que ustedes hagan sus comentarios me gustaría preguntarles, para que quede claro, que hablé con la mayoría de ustedes en el transcurso de la mañana y les comenté las dos propuestas y les dije que mi propuesta era que el interinato largo lo cubriera Arnoldo Ochoa y que Silverio había planteado que estaba de acuerdo en lo del senado y lo de la candidatura al 2009, para Arnoldo y él cubrir el interinato largo”.

Les pregunté: “¿Les dije eso o les dije otra cosa?”. Todos coincidieron que efectivamente de eso hablamos y yo dije: “Entonces no hay duda de que eso hablamos y de ahí partimos en está reunión, para que no haya malos entendidos y todos nos vayamos con la misma información”.

Los diputados priístas fueron hablando de uno en uno, coincidieron en que respaldaban a Silverio Cavazos para que cubriera el interinato largo y respaldaban también el acuerdo político en la otra parte. Después de siete u ocho intervenciones de diputados, le tocó intervenir a la diputada Hilda Ceballos de Moreno, quien dijo: “Yo también quiero ser solidaria con el acuerdo que tomamos hoy por la mañana en la reunión de la fracción en el Congreso, de respaldar a nuestro coordinador para que él sea el gobernador interino, acordamos que la fracción lo respaldaría en unidad, una vez que él nos comentó la reunión de anoche y los acuerdos que tomaron y al solicitarnos su apoyo, le hemos expresado nuestro respaldo, porque queremos que la fracción esté unida y que no se divida”.

Hablaron los diputados que faltaban y coincidieron lo que sus compañeros habían expresado.

Intervino Arnoldo Ochoa para manifestar su deseo de cubrir el interinato, dio sus argumentos, expuso sus razones y expresó compromisos.

Yo intervine nuevamente y dije: “Que las dos propuestas estaban en la discusión y que habría que seguir el análisis de las mismas.

No recuerdo si fue el diputado Martín Flores quien expresó: “La fracción ha tomado ya una decisión y votamos todos en dar nuestro apoyo a Silverio”.

Yo dije: “Bueno, si ustedes ya tomaron la decisión y únicamente nos la vienen a comunicar y no a consensarla, no tiene caso que sigamos con el tema. Porque a mí me queda claro, como a todos, que en última instancia son ustedes los diputados los que designan al gobernador interino, nadie más tiene esa facultad, pero yo creí que querían discutirla, considerarla, al igual que Arnoldo reitera su petición para que ustedes la analicen, pero si ustedes son de la idea que esto ya concluyó, no hay más que discutir, y si ustedes creen que imponiendo una decisión vamos a llegar unidos al 2006, se equivocan”.

Otro de los diputados intervino y dijo dirigiéndose a mí: “No Licenciado, no estamos en plan de imponer, se trata de que la propuesta a favor de Silverio se analice considerando que tiene el respaldo de nosotros y que sobre todo, usted la valore”.

Yo exprese que me parecía bien y que era necesario que en el análisis de las propuestas escucháramos el punto de vista de los alcaldes priístas, de los sectores y organizaciones del partido y de otros actores políticos priístas y cuyo punto de vista debería de ser escuchado en cuenta, en el entendido que son los diputados quienes, en última instancia, van a designar al gobernador interino, pero que si ampliábamos la discusión, habría un consenso amplio que el próximo año nos permitiera llegar unidos a la elección del 2006.

Agregué que valoraba el peso que tenía la propuesta de los diputados en favor de Silverio, pero en el caso de que él fuera, habría que considerar su relación con el Rector de la Universidad, que es priísta, y con otros universitarios con los que ha habido diferencias de opinión, comentar también, en su caso, con quien preside el Supremo Tribunal de Justicia, porque coincidentemente es priísta, y yo agregaría también, si queremos en el 2006, apoye a los candidatos del PRI, con Héctor Sánchez, el dueño del Diario de Colima, quien también ha expresado diferencias con Silverio.

Y les dije: entonces, si su propuesta es la que se decide, hay que arreglar todos estos puntos y que se sienta que es una propuesta con un amplio consenso; tenemos tiempo para hacerlo.

Se propuso entonces que se programara una reunión de Arnoldo y Silverio, por separado desde luego, con los cinco presidentes municipales priístas, para que cada uno de ellos les expresara su deseo de ser gobernador interino y también se propuso que Luis programara una reunión con la dirigencia y con los sectores y organizaciones del partido, para que se creara una ambiente de consenso en torno a la decisión que se iba a tomar.

Así acordamos ir socializando los acuerdos y las propuestas y se fue haciendo público que estábamos llegando a acuerdos sin conflictos,

Así concluyó la reunión, dando a conocer Arnoldo lo que estaba programado para la tarde de ese día 25 y para el día siguiente 26 de febrero, que había anunciado su arribo el presidente Vicente Fox al homenaje a Gustavo Vázquez, en Palacio de Gobierno.

Arnoldo nos convocó a recibir los cuerpos al aeropuerto a las 18 horas, para de ahí trasladarnos a la misa que oficiaría el señor Obispo, Gilberto Valbuena, afuera de Palacio de Gobierno, la noche de ese día 25 de febrero.

Antes de retirarnos de la Casa de Gobierno, como siempre sucede, se hicieron grupos para comentar en corto los temas, Silverio Cavazos se acercó a platicar con la diputada Hilda Ceballos y yo me incorporé con ellos a la plática.

A las 6 de la tarde nos reunimos en el aeropuerto, en el hangar de Gobierno del Estado para recibir los cuerpos de los compañeros fallecidos.

Minutos después, hizo su arribo Roberto Madrazo, Presidente Nacional del PRI, quien fue rodeado por los representantes de los medios de comunicación para entrevistarlo y después expresar su solidaridad con los colimenses y ofrecer su pésame a los familiares de quienes perdieron la vida, también informó que el día anterior me había designado Delegado Especial del Comité Directivo Nacional del PRI, para efecto de mantener unido al priismo en esos momentos difíciles.

Roberto Madrazo fue invitado al hangar de Gobierno del Estado para esperar el avión que venía de Michoacán.

Un grupo rodeamos a Roberto Madrazo para platicar con él los acontecimientos y en la plática, al tocar el tema de las opciones para dar continuidad legal al gobierno, uno de los presentes; alguien, no recuerdo quién, le preguntó a Madrazo cuál era la opinión del Comité Ejecutivo Nacional del PRI y Roberto comentó que ese era el propósito de designarme Delegado Especial del Partido, para que en nombre del Comité Nacional participara y le informara de los acuerdos que se tomaran, Roberto fue muy claro: “Fernando me va estar informando y yo respaldo lo que acuerden.”

Roberto Madrazo nos acompañó a Palacio de Gobierno durante algunas horas por la noche y se regresó a México una vez que concluyo la misa de cuerpo presente afuera de Palacio de Gobierno.

Miles de colimenses, bajo la lluvia, rendimos un sincero homenaje a los compañeros fallecidos.

Para mí concluyó ese día acompañando a mi amigo Ramón Barreda y a su familia, a reiterarles mi solidaridad.

El martes continuamos.

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