viernes, 18 de agosto de 2006

El PRI, los Acuerdos Necesarios

Hoy viernes, a partir de las 10:30 horas, en el auditorio Plutarco Elías Calles, del PRI nacional, se celebra la XV asamblea extraordinaria del Consejo Político Nacional de este partido, siendo ésta la primera asamblea que se celebra después de la derrota del PRI en la elección presidencial. De allí su importancia, porque se va a definir en los hechos, si los priístas vamos a transitar en esta difícil etapa del partido por el camino de la unidad o por el de la confrontación interna, que fue una de las causas de nuestra derrota.

En este momento de confrontación nacional, entre el PAN y el PRD, que juntos representan el 71 por ciento de la gente que voto en estas elecciones, más el abierto enfrentamiento entre el gobierno federal y el del Distrito Federal, el PRI debe acreditar su madurez y enviar un mensaje a su militancia, a través de su máximo órgano de gobierno, de que hemos escogido el camino del diálogo interno, el análisis sereno del las causas de la derrota del partido, y de un mensaje de unidad que satisfaga a la militancia, le de ánimo e iniciemos el camino de la recuperación a partir de la elección del próximo domingo en Chiapas y en el mes de octubre en Tabasco.

Nada bueno traería al PRI y al país, el que nos sumemos al ambiente de guerra y descalificación que priva en la política nacional y seamos un partido dedicado más a pelearse y destruirse internamente, que a aportar la experiencia y el oficio político que la gobernabilidad del país requiere en este momento.

Porque si bien es cierto que vamos a participar en el Congreso de la Unión con las bancadas más reducidas en la historia política del PRI y de México, también lo es que en estos momentos de la vida nacional, en nuestro caso, la respuesta y la aportación no es tan sólo cuantitativa, sino en el compromiso con los 11 millones 700 mil electores que decidieron votar por el PRI para que los representaran en el congreso federal y que lo hicieron a sabiendas de que el PRI, en esta elección, no le apostó a la confrontación ni a la descalificación, sino a una propuesta de gobierno ubicado en el centro de la geometría política, con la posibilidad de lograr los acuerdos que propicien las reformas estructurales que el país requiere.

También es cierto que esta postura de centro, y el no haber entrado al conflicto y la polarización, nos dejó realmente fuera de la competencia en una elección que se caracterizó, primordialmente, por su alto grado de confrontación y polarización entre panistas y perredistas, misma que aún no concluye y que muchos que votaron por estos rijosos, están arrepentidos de haberlo hecho y se dedican ahora a hacer llamados a la concordia, al diálogo y la serenidad política.

Este es el camino escogido por el PRI y que, aun en la derrota y en el tercer lugar como fuerza política, lo ubica como el partido garante de la gobernabilidad y el que tiene la posibilidad de decidir con quién hacer mayoría en el congreso de la unión. Esa es, precisamente, la fuerza del PRI y no la va a desperdiciar en luchas internas porque no sólo decepcionaría a quienes votaron por nosotros, sino a quienes en este momento ven en el PRI la madurez y la sensatez que tanta falta hacen en la política nacional.

Además de lo anterior, esta reunión del consejo político nacional es muy importante porque hay dos puntos de acuerdo que serán sometidos a la consideración de los consejeros, el primero de los cuales se refiere a la autorización a Mariano Palacios Alcocer, presidente del CEN del partido, para que convoque a una asamblea nacional; el segundo habla de la prórroga del mandato del propio Palacios Alcocer y de Rosario Green como secretaria general, hasta la elección de una nueva dirigencia para un periodo estatutario de cuatro años. Asimismo, para que conduzca la asamblea nacional y junto con la Comisión de Procesos Internos, convoque a la elección de la nueva dirigencia en una fecha que no deberá pasar del 4 de marzo del año entrante, a menos que las condiciones políticas del país no lo permitieren.

Se trata de que la dirigencia actual, electa para un nuevo interinato, no esté atada a fechas fatales, dado el clima de inestabilidad que ha generado la etapa postelectoral y que sea, precisamente, en esta etapa en que el PRI tenga una dirigencia política que de certidumbre y conducción firme, tanto a nuestra militancia y a los grupos internos, como hacia la sociedad en su conjunto, y, sobre todo, a las demás fuerzas políticas y a los gobiernos en todos los niveles. El PRI trata de fortalecer las instituciones en momentos en que tal parece que otros tratan de acabar con ellas.

Por eso es tan importante que los priístas seamos capaces de llegar a acuerdos y, especialmente, de tener gobernabilidad interna, porque sólo así seremos capaces de demostrar a la sociedad que somos realmente un partido vigoroso, responsable y unido, dispuesto a participar serenamente y con alto sentido de responsabilidad en los difíciles días que vivimos. ¿De qué otra manera puede acreditar un partido su capacidad para participar en la vida política del país, y sobre todo en su gobernabilidad, si más que un partido es un conjunto abigarrado de tribus que disputan cada espacio existente?

La permanencia de Mariano Palacios y Rosario Green en la dirigencia nacional del PRI, más que un deseo personal de ambos es el propósito de servir al partido y no entrar en este momento a generar incertidumbre sobre la dirigencia del partido que tiene como fecha de término de su interinato la calificación de la elección presidencial y no podemos llegar a ese día, a más tardar el seis de septiembre, para empezar a discutir y consensar sobre una nueva dirigencia que posteriormente deberá convocar a una asamblea y a una elección.

Se trata de aprovechar la experiencia política de Mariano Palacios, sus atributos y su capacidad para ser el punto de equilibrio entre los diversos grupos, fuerzas, corrientes de opinión y personalidades existentes en el partido. Asimismo, el respeto y reconocimiento que le otorgan las demás fuerzas políticas del escenario nacional. En suma, es un hombre prestigiado dentro y fuera del partido.

No tendría sentido llegar a una polarización para poner a una dirigencia que duraría unos meses y después, nuevamente, una disputa o consensos para una dirigencia de largo plazo, cuando hemos alcanzado consensos con los gobernadores priístas sectores y organizaciones del partido, así como con los dirigentes estatales y organizaciones adherentes para que sea nuestra actual dirigencia la que conduzca al partido, conforme a los mejores intereses del PRI, en este escenario inédito en la vida política del país.

¿Y dónde está Calderón?

AMLO aparece a diario en las primeras planas de la prensa nacional y, como ya lo dijimos hace unos días, sigue poniendo la agenda nacional como lo hizo los último seis años. En esta columna anunciamos la posibilidad de que AMLO tomara las carreteras y, coincidentemente, el mismo día que lo publicamos, abrió las casetas de cobró de las autopistas que llegan al DF. Hace ya dos semanas dijimos en este mismo espacio que el uno de septiembre AMLO tomaría el palacio legislativo y trataría de impedir que Fox rindiera en paz su último informe. Dijimos también que daría el grito en el zócalo el 15 de septiembre y que provocaría al ejército mexicano para el 16 de septiembre.

AMLO nos dio la razón a cabalidad. Y eso me preocupa, porque confirma todo lo que he dicho de él, de que si no se actúa como él dice, la resistencia civil será permanente.

El presidente de la república no está acreditando estar a la altura de las circunstancias, declara en vez de actuar y cuando se decide a hacerlo, regularmente cae en el juego de AMLO, como acaba de suceder al utilizar al Estado Mayor Presidencial para impedir un plantón afuera del palacio legislativo que se convirtió, más que nada, desde el punto de vista mediático, en un acto de represión a legisladores federales con fuero, que en un acto de advertencia o de prevención, de que la fuerza pública está para defender a las instituciones y, en su caso, las resoluciones que emita el TRIFE.

O sea, antes de que el TRIFE resuelva, ya usaron la fuerza pública federal para nada, es decir, sin resultado positivo ni causa política que lo valiera. Exceso de fuerza, usada a destiempo, lo que da al perredismo beligerante la oportunidad de asumir, una vez más, el papel que mejor desempeñan: el de víctimas y, además, los vacunan para cuando quieran usar la fuerza pública en su contra.

Más que usar la fuerza pública en este caso para tomarle la medida al PRD. Sirvió para que el PRD le tomara la medida al gobierno federal y a Calderón.

¿Dónde está Calderón? Por lo pronto, lo borraron de los medios, mientras el presidente Fox, innecesariamente, enseña sus cartas a destiempo: entregar la presidencia a Calderón al costo que sea. Debería esperarse a que el TRIFE resuelva, para si decide usar la fuerza pública, tenga una razón legal y que valga la pena.

Nunca he estado de acuerdo con el uso de la fuerza pública para asuntos de esta naturaleza y menos en esta etapa postelectoral, cuando lo que se debe privilegiar es el diálogo para que cuando se de la resolución del TRIFE se evite el uso de la fuerza pública. Porque en estas condiciones usar la fuerza pública antes de la resolución, lo único que nos anuncia es que después no habrá nada que les impida usarla a discreción, y las consecuencias de usarla fuerza pública antes que el diálogo, siempre han sido negativas.

¿Y dónde está Calderón?

Esta pregunta es oportuna porque en la elección de los dirigentes parlamentarios del PAN a las dos cámaras federales, los duros del PAN, representados por Manuel Espino y el Yunque que representa, nombraron a Santiago Creel y a Héctor Larios, para el senado y la cámara de diputados, respectivamente, sin tomar en cuenta a Calderón, quien tenía otros candidatos. Eso significa que le impusieron a Calderón a los coordinadores de ambas cámaras o, de plano, andaba tan escondido que no lo hallaron para preguntarle su opinión. Está claro que el presidente Fox impuso a Santiago Creel y Manuel Espino hizo lo propio con Héctor Larios, aprovechando la ausencia política de Calderón, o su debilidad frente al protagonismo de AMLO, que lo obliga a aceptar que el presidente Fox le haga la tarea tanto en su defensa, como en el nombramiento de los coordinadores parlamentarios.

Se escogió a Santiago Creel por ser, precisamente, enemigo político de Calderón y representante del grupo panista que está de salida y que aprovecha la debilidad y la ausencia de Calderón para ponerle candados que, sobre todo, contribuyen a debilitar su imagen, ya de por sí menguada por AMLO, no obstante, según el IFE, haber ganado la elección. No aparece en los medios y la agenda de lo que resta de este sexenio y del próximo, la sigue fijando AMLO, quien ya anunció la transformación de las instituciones del país y la purificación de la vida nacional, así como la celebración de la Convención Nacional Democrática que se instalará en el zócalo el 16 de septiembre para saber qué opinan los pueblos de México y dar fin a lo que AMLO llama: “la república simulada”.

O sea, AMLO ya fijó la agenda y tiene trabajo para los próximos seis años y anunció también que el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

O sea, AMLO, ante la ausencia de Calderón, le va a modificar el gobierno que el panista dice que ganó. Así pues, la ausencia de Calderón hace que quienes den la cara y actúen por parte del PAN sean los duros de ese partido y muestren el “yunque” con el que habrán de hacer valer la resolución del TRIFE, que según palabras del propio presidente Fox: “una vez que el TRIFE resuelva, tomará las medidas necesarias para garantizar que quien resulte electo asuma el cargo”. Lo malo es que después de esta frase, el presidente Fox afirma lo siguiente: “Y AMLO debe asumir su responsabilidad”. O sea, está anticipando quien va a ganar, quien debe asumir sus responsabilidades de perdedor, porque más adelante enfatiza: “el pueblo juzgará a AMLO si no desaloja Reforma”. Yo creo que el pueblo va a juzgar, también, a Fox si no desaloja Reforma y Oaxaca.

Por lo anterior, puedo afirmar que en la ausencia de Calderón, los duros del PAN están actuando y por las medidas anunciadas por AMLO, los duros del PRD también están actuando. Y eso es muy grave para el país. Y más lo es saber en todo momento qué hace AMLO y desconocer del todo qué hace y dónde está Calderón.

Porque únicamente supimos que se reunió con la maestra Elba Esther, quien lo declaró presidente electo de México, con Víctor Flores, el líder ferrocarrilero y con un líder de electricistas que resultó apócrifo. No sabemos qué negociaciones ha hecho, qué alianzas ha tejido, con quién de los no convencidos se ha reunido, con qué dirigentes de partido ha platicado.

En suma, con quién, más allá de su entorno y su búnker ha establecido compromisos que le den gobernabilidad política si la resolución del TRIFE le es favorable, como todo parece indicar. El propio Fox así lo aseguró. Y es más, AMLO ya anunció que debemos prepararnos para la imposición de Calderón. Hasta el propio AMLO lo da por hecho. Por eso, su lucha es por la construcción de la “nueva república” donde no tengan cabida los ricos y las clases medias de este país. Y la única manera de que acabe con los ricos es que los corra del país o les quite lo que tengan, mediante expropiaciones populares, aprobadas en “asambleas informativas” donde sólo él cuenta los votos, sin la intervención de ninguna autoridad legalmente constituida que le haga perder la votación.

Ya aprendió a no confiar en nadie.

martes, 15 de agosto de 2006

Las Elecciones Locales, Los Números Hablan

Voy a hacer un análisis sobre los resultados electorales de la elección local de este año en Colima, que abarca la elección municipal y la de los diputados locales. La haré basado en los números oficiales de dichas elecciones. Cada quien podrá sacar sus propias conclusiones de si el PRI perdió como partido, de si ganó el PRI, si nos preocupamos o no, si ocupamos estar unidos o no. Cada quien tiene su propia versión de lo ocurrido, de las causas y también de las consecuencias. Lo que no creo es que cada quien tenga números diferentes. Estos son únicos y la autoridad electoral los ha publicado.

En la elección de 1997, el PRI perdió cuatro distritos locales de mayoría y ganó los ocho restantes, que representaban el 66.66 por ciento del total de distritos.

En el 2000, fecha de la elección presidencial, ya con 16 diputados de mayoría, el PRI ganó 12 distritos y perdió cuatro. O sea, ganó en el 75 por ciento de los distritos. En esa ocasión, el PRI obtuvo el 43.91 por ciento de los votos emitidos y el PAN alcanzó el 32.06 por ciento. En las elecciones para ayuntamientos, el PRI ganó seis y alcanzó el 40 por ciento de los votos. El PAN ganó tres y uno en coalición con el PRD, con el 33 por ciento de los votos.

Cabe recordar que en la elección presidencial del 2000, el PRI perdió la elección federal, excepto el segundo distrito electoral federal, pero al igual que hoy, no obstante este hecho, obtuvo la mayoría del Congreso.

En el año 2003, el PRI ganó 11 distritos de mayoría, con el 42.15 por ciento de los votos emitidos y el 68.75 por ciento del total de los distritos. El PAN ganó cinco distritos, con una votación del 33.8 por ciento. Para el caso de los ayuntamientos, el PRI ganó cuatro, con el 40.8 por ciento, el PAN ganó cinco, con el 40 por ciento de votos y el PRD uno con el 10 por ciento de la votación total.

En la elección de este año, el PRI ganó nueve distritos, en coalición con el PVEM y perdió siete distritos, con el 41.4 por ciento de la votación emitida. A su vez, el PAN, que por primera ocasión gana siete distritos, alcanzó el 40.2 por ciento de los votos. En la elección de ayuntamientos, el PRI ganó en ocho y obtuvo el 43.4 por ciento de la votación total y el PAN ganó dos y obtuvo el 40.4. Si bien es cierto que en esta elección del 2006, es donde el PRI pierde el mayor número de distritos en su historia, también cierto que gana el mayor número de municipios desde 1997.

En el año 2000, como ocurrió ahora, tuvimos elección federal. El PAN obtuvo para el congreso local el 32.6 por ciento de los votos. A seis años de distancia, obtiene el 40.4 por ciento de los votos. O sea, avanzó en 7.8 por ciento. Por su parte, el PRI obtuvo en el 2000 el 43.91 por ciento, ahora obtiene el 41.4 de los votos emitidos, perdió 2.5 por ciento de votos.

Desde el punto de vista cuantitativo, en el 2000 el PAN alcanzó para la elección de diputados, 68 873 votos y ahora llegó a 101 267 votos. Esto significa un crecimiento de 32 394 votos en un sexenio. O sea, el 48 por ciento de aumento en su votación. Por su parte, el PRI en el 2000 alcanzó 94 345 votos y en el 2006 obtuvo 103 752, esto es una diferencia de 9 377 votos más. O sea, el PRI aumentó en un sexenio, el 10 por ciento de su votación, aproximadamente.

En cuanto a los municipios, en el 2000 el PRI ganó seis ayuntamientos y ahora ganó ocho. Respecto de la votación en aquella elección, el PRI obtuvo el 40 por ciento de los votos. En el 2003, se alcanzó el 40.8 y en el 2006, el 43.4 por ciento de la votación total. Así, el PRI pasó de 86 048 votos en el año 2000, a 109 078, en el 2006. O sea, en seis años aumentó el PRI su votación en 23 030 votos.

El PAN, en el 2000, alcanzó una votación del 33 por ciento. En el 2003 llegó al 40 por ciento y ahora en el 2006 alcanzó la cifra de 40.4. Así, el PAN, que en el 2000 obtuvo 73 483 votos, pasó en el 2006 a 101 267 votos. Ello significa un incremento en seis años de 27 419 votos. O sea, 4 389 votos más que el PRI en el mismo periodo. El avance del PRI en el porcentaje de votos del 2000 al 2006, representa un incremento del 3.4 por ciento, mientras que el PAN creció en un 7.4 por ciento.

Cabe destacar que en la elección extraordinaria del 2005, donde Silverio Cavazos obtuvo 109 813 votos y derrotó a Leoncio Morán, quien obtuvo 101 550 votos. Con una diferencia a favor del PRI de 8 263 votos. En la elección del 2006 para ayuntamientos, el PRI obtuvo su más alta votación, 109 078. O sea, 735 votos menos que los obtenidos por Silverio Cavazos. Por su parte, el PAN obtuvo ahora en el 2006, 101 267 votos. O sea, 283 votos menos que los obtenidos por “Locho”, quien, como todo mundo sabe, perdió la gubernatura.

Esto quiere decir que el PAN, en el 2005 llegó a 101 550 votos, pero aliado con el PRD y el ADC. Y ahora en el 2006 llegó a 101 267, sin alianzas. Por su parte, el PRI en esta elección, en la más alta votación, la de ayuntamientos, no rebasó la obtenida por Silverio Cavazos en el 2005, cuando ganó la gubernatura.

En la elección del 2006 se destaca la elección para ayuntamiento en el municipio de Colima, porque el PRI recupera la capital del estado después de nueve años, lo que es por sí mismo un logro político importante.

Los números nos reflejan que hubo trabajo de negociación política del PRI con el PRD, o del candidato ganador, Mario Anguiano, con Jesús Orozco Alfaro, coordinador de las redes de AMLO en Colima y con Armando González Manzo, candidato del PRD a la alcaldía capitalina.

Habrá que recordar que cuando Jesús Orozco fue alcalde, priísta, del municipio de Colima, Mario Anguiano fue tesorero de su administración y en consecuencia, se trabajó el “voto útil” del PRD en el municipio de Colima en favor del PRI, pues los números nos dicen que en este municipio, el PRI obtuvo para el Senado 25 733 votos, y el PRD alcanzó 10 917, que sumados nos dan 36 650 votos.

Para diputado federal, el PRI obtuvo 26 048 votos, mientras que el PRD tuvo 9 841 votos, y al sumarlos obtenemos 35 889. Para diputados locales, el PRI obtuvo 27 590 y el PRD 7 929, que sumados dan 35 519.

Sin embargo, para presidente municipal, el PRI obtuvo 29 901 votos y el PRD, apenas si pudo obtener 5 301 votos, que sumados a los que obtuvo el PRI nos dan 35 202. O sea, el voto diferenciado, se dio en la elección de presidente municipal, donde el candidato del PRD a ese cargo, obtuvo la menor votación de la cuatro elecciones mencionadas, lo que significa que de los 10 917 perredistas del municipio de Colima que votaron por ese partido al senado, menos de la mitad lo hicieron por su candidato a la presidencia municipal; los otros, votaron por el PRI.

Esto habla bien de Mario Anguiano, de su capacidad para negociar con sus antiguos correligionarios, compañeros de trabajo y amigos. Por eso a nadie debe sorprender la reciprocidad política que implica marchar junto a ellos en demanda del voto por voto y casilla por casilla. En política, la reciprocidad es una virtud muy estimada.

A Propósito

Siguen Números

Mucho se ha discutido acerca del número de habitantes que tiene el estado de Colima. El gobernador ha denunciado que el INEGI contó mal, y de menos, en perjuicio de nuestro estado y sus finanzas.

El gobernador tiene razón. En el 2000, había 331 601 ciudadanos inscrito en el registro Nacional de Electores y ahora, en el año de la madre de todas las elecciones, 2006, la lista nominal subió hasta los 409 940 electores.

O sea, el crecimiento poblacional medido ÚNICAMENTE con los ciudadanos empadronados, es de 78 339 ciudadanos. Pero a ello debemos agregarle todos los nacidos del 2000 al 2006 y los menores de 18 años que llegaron de otros estados. Lo que eleva la tasa de crecimiento de Colima muy por encima de la ridícula cifra que el mentiroso director general del INEGI quiere, a toda costa, imponer a Colima.

Ahora me antero que el diputad Fernando Antero pretende acusarme de haber inflado cifras del INEGI, un organismo federal con sede en Aguascalientes.

Ni que fuera Hildebrando, el cuñado incómodo, para tener acceso a todas las bases de datos del gobierno panista. O sea, Antero dice que el número de personas no se ha incrementado en Colima, mientras que yo sostengo que sí ha ocurrido.

Se ha incrementado la inscripción en prácticamente todos los niveles educativos.

Se incrementó en un 25 por ciento el número de diputados, que pasó de 20 hasta 25 legisladores.

Estos son datos objetivos, no especulaciones.

Lo que tampoco podrá refutar el diputado Antero, su dicho lo prueba, es que el número de “burros” va en aumento en Colima y de eso ni el propio Antero puede responsabilizarme.

viernes, 11 de agosto de 2006

Magistrados del TRIFE: ¿A Qué Horas Renuncian?

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, (TRIFE), resolvió a través de un “Incidente de previo y especial pronunciamiento”, se revisaran y contaran, nuevamente, 11 mil 839 casillas, con lo que dio una respuesta parcial a la petición de AMLO de contar voto por voto y casilla por casilla.

Esta es una diligencia judicial que se refiere exclusivamente al recuento de votos, y se lleva a cabo por miembros del poder judicial federal y no por miembros de las juntas distritales del IFE; o sea, por magistrados, jueces y actuarios federales y que no participaron en le proceso del dos de julio, dejando fuera en el desahogo de esta diligencia a los funcionarios del IFE, con lo que se acredita que, por lo menos, en el 50 por ciento de los distritos (149), el IFE hizo mal su trabajo y por esta razón, el TRIFE no le confió esta diligencia.

Por el contrario, los hizo a un lado y les llamó severamente la atención por no haber realizado un recuento mayor y que sólo abrieron en los cómputos del cinco y seis de julio, dos mil 884 paquetes, como en el caso de Colima, donde sólo abrieron 40 paquetes ya hora se ordenó la apertura de 252 más, por “errores evidentes” que el IFE en Colima desestimó, pues tenían línea nacional de abrir el menor número de paquetes.

En Colima, en total se abrirán 292 paquetes, 40 ya abiertos por el propio IFE y los 252 ordenados por el TRIFE. Si consideramos que son 760 casillas en total, se hace evidente que en la elección presidencial en Colima, hubo errores en el 38.42 por ciento de las casillas.

Podríamos decir que ésta es razón más que suficiente para considerar que la impugnación a la elección de senadores en Colima, por parte del PRI, es justificada, pues a un mes de distancia de que la elección de senadores fue impugnada por el PRI en Colima, el TRIFE, de manera indirecta, nos da la razón porque el argumento de la impugnación al senado tuvo como argumento que hubo errores en 315 casillas, o sea, el 41.44 por ciento, lo que significa que hace un mes argumentamos que la elección al senado debería anularse porque había errores en más del 20 por ciento de las casillas del estado, en la elección de senadores, y que constituye una de las causas establecidas en la ley para anular una elección determinada.

O sea, la impugnación al senado, con el 41.44 por ciento de las casillas con errores, difiere, únicamente en 3.2 por ciento de lo considerado por el TRIFE que debe ser revisado para la elección de presidente de la república en Colima, que es del 38.42 por ciento, como ya se dijo antes.

Pero este asunto del análisis de las elecciones en Colima y el por qué perdimos las posiciones federales en el estado, será el tema de la próxima semana.

Así como en Colima hubo errores evidentes en las elecciones, ocurrió de la misma manera en la mayoría de los estados de la república, con lo que las autoridades del IFE quedaron desacreditadas y por dignidad, deberían presentar de inmediato su renuncia. Aquí en Colima, de manera anticipada a la jornada electoral, ya se había denunciado la filiación panista de la mayoría de los integrantes del consejo del IFE, encabezados por el vocal ejecutivo, Josué Cervantes, quien en esta elección acreditó su militancia panista, su incapacidad en el desempeño de las responsabilidades encomendadas por la ley y su capacidad para acatar la línea panista de no abrir paquetes, a ningún costo, aunque pasaran por encima de la ley, como se los dijo el TRIFE. La pregunta es: ¿a qué horas renuncian?

El recuento autorizado por el TRIFE no es público, sino únicamente pueden participar legalmente, las autoridades designadas y los representantes de los partidos, por tratarse de una diligencia judicial y, por lo tanto, no se hacen públicos los resultados al término de la apertura de cada paquete, sino que se rinde un informe por escrito en una acta circunstanciada que el magistrado o el juez responsable remite al TRIFE para que, numéricamente, la considere cuando éste realice el cómputo de la elección presidencial y donde se anotan, también, los hechos y circunstancias que el TRIFE valorará cuando califique la elección.

Esto es, tendrá, también, elementos valorativos para considerar si la elección en las casillas abiertas se dio acatando los principios constitucionales de equidad, legalidad, independencia y certidumbre jurídica.

O sea, el recuento no es únicamente numérico, es decir, no se trata sólo de sumar y restar votos para los distintos candidatos y corregir, si los hubiere, errores aritméticos. No es una labor únicamente contable, o asunto de contadores. Por el contrario, es un asunto de jueces y magistrados. Un asunto para estar en condiciones de impartir la justicia electoral que se reclama.

Por eso, que se señale que en el recuento en cada una de las casillas se detecten uno dos o más votos que no fueron contabilizados originalmente de manera correcta para los respectivos candidatos, y que ese pequeño número de votos no va revertir el resultado dado a conocer por el IFE, de más de 240 mil votos a favor de Calderón, y por eso los panistas han festinado que de la revisión de las 11 mil 839 casillas se mantendrá la ventaja de Calderón y de que, quizá, haya una variación mínima de 30 mil votos a favor de López Obrador y unos 20 mil votos menos de Calderón, con lo que todavía podrían tener una ventaja superior a los 190 mil votos.

Este festejo panista anticipado, desde mi punto de vista, es equivocado, porque si con el 9.07 por ciento de las casillas recontadas, hubiere una variación de 50 mil votos, considerando un promedio de cuatro o cinco por casilla, podríamos pensar que existe una tendencia y que si se ordenare la revisión del 90.93 por ciento de las casillas restantes, existiría la posibilidad de que esta tendencia revirtiera el resultado a favor de López Obrador.

Debemos reconocer que esto no será posible, recontar el 90.93 por ciento restante, aunque la tendencia así lo indicare, pues el TRFE ya resolvió que no va a abrir más paquetes que los que fueron impugnados, pues así lo señala la ley, pues aunque hubiere una tendencia de irregularidades, como se han detectado en las 11 mil 839 casillas, el TRIFE no podrá actuar por analogía y extender el recuento a todas las casillas restantes, porque la ley señala que “la circunstancia de que se justificara que en algunas o varias mesas de votación se cometieron irregularidades, o que éstas aparezcan en las respectivas actas, no constituiría base para sostener la procedencia de la realización de nuevo escrutinio y cómputo en el universo de casillas electorales, bajo el argumento de que es factible de que en todas se encuentre la misma irregularidad o inconsistencia, porque cada centro de votación es único, integrado por sujetos distintos, ubicado en lugar distinto y rodeado de un entorno diferente y los sucesos y acontecimientos ocurridos en uno, no guardan interconexión con los otros, más si las irregularidades se atribuyen a los ciudadanos que integraron las mesas”.

Lo que quiere decir que el cómputo ordenado por el TRIFE, efectivamente, no dará el triunfo a AMLO, pero ya da muestras claras de que hay “errores evidentes”. Así lo dijo el TRIFE y eso dará argumentos permanentes a AMLO y sus seguidores para afirmar que esos errores evidentes existieron en total de las casillas y que le robaron la elección que ganó.

Muchos se preguntan por qué el TRIFE sólo ordenó la revisión de 11 mil 839 casillas, que sumadas a las dos mil 884 abiertas por el IFE dan un total de 14 mil 713, y que representan el 11 por ciento del total, pudieron haberlo ampliado a un mayor número de casillas. La explicación es clara: el TRIFE puso un candado en el número, porque de haber ordenado el recuento en un una cantidad de paquetes que rebasaran el 20 por ciento de las 130 mil casillas instaladas el dos de julio, podría correr el riesgo el TRIFE de verse obligado, con su propia decisión, a anular la elección por encontrar errores en más del 20 por ciento, como lo señala la ley.

A este momento del recuento, quiérase o no, pocos o muchos votos, han sido a favor de AMLO, pues en el monitoreo realizado del recuento en un mil 888 casillas, AMLO ha disminuido la ventaja de Calderón. Lo delicado son los hechos y circunstancias que se han encontrado, como en distrito ocho de Chihuahua, que al abrir el paquete de la casilla 542, no apareció ningún voto.

En el distrito 8 de Tijuana, ninguna de las casillas contenía la lista nominal. Por lo que no realizaron el recuento. En el distrito 6 de León, en 10 casillas ninguna boleta estaba firmada por la autoridad electoral. En Tijuana, cuando se abrieron las bodegas en los distritos dos y tres, se encontraron con que más de 50 paquetes estaban ya abiertos. Y en un distrito más, al entrar a la bodega de dicha Junta Distrital, las boletas estaban dispersas en el piso.

Quienes realizan el recuento, informan únicamente al TRIFE, quien decidirá en estos casos, si los votos de esas casillas se cuentan o se anulan. Para ello no están facultados los jueces y magistrados que ejecutan las diligencias.

De ahí que no se pueden dar resultados parciales en los distritos, pues será el TRIFE, con el informe recibido, el que valore, resuelva y de a conocer los números finales.

Se acabó

El lunes pasado, AMLO en su asamblea informativa, afuera del TRIFE, y respecto del recuento, anunció: “Esto se acabó”. Dijo que lo importante ya no era el recuento de votos, sino la transformación del país y de sus instituciones y esa se va a dar de una manera u otra, así como “la purificación” de la vida nacional.

El mensaje es claro: el recuento le vale y considera que fue despojado del triunfo y que ahora inicia la verdadera lucha, de una manera u otra y la primera manera fue la toma de las casetas de las autopistas de acceso a la capital del país, el mismo martes por la mañana, como lo anunciamos en esta columna ese mismo día y al no poder abrir las casillas, abrieron las autopistas, dejando pasar a los conductores de manera gratuita y sin causarles molestias, cambiando así la estrategia de organizar puros actos de resistencia y de molestia a los ciudadanos.

El miércoles de esta semana, tomaron simbólicamente los bancos y amenazaron con llegar al aeropuerto internacional, como lo pretendieron ayer jueves, cuando obligaron a la movilización de un mil 700 agentes policiacos para contener a los dos mil manifestantes que llegaron a las inmediaciones del aeropuerto.

Ayer mismo, las principales cadenas televisoras y los grandes diarios nacionales esperaban las tomas de sus instalaciones.

O sea, el recuento, para AMLO, ya no es tema. Se acabó. Inició ya la campaña para perseguir al presiente FOX a donde vaya, impedir que se instale el Congreso y que Calderón tome posesión.

Lo que quiere decir que el problema postelectoral, desde le punto de vista jurídico, está por concluir por parte del autoridad competente, el TRIFE. Para AMLO ya se acabó y no importa qué decida el Tribual, pues ya pasó del postelectoral jurídico al postelectoral político y éste no tiene fecha de culminación y tampoco tiene reglas de comportamiento o de financiamiento.

Nuevamente, AMLO pone la agenda, el tema y las reglas.

Las autoridades electorales aún no terminan jurídicamente de contar y calificar la elección y AMLO ya está en otra cancha y en otra campaña y tiene una gran ventaja: le tiene bien tomada la medida al PAN y al gobierno de Fox, que para nada hacen valer la ley y menos hacer respetar las instituciones. La prueba es Oaxaca.

Pero que quede claro: si el gobierno federal permite que tumben a Ulises Ruiz con la estrategia perredista de resistencia y violencia instrumentada por la izquierda en Oaxaca, la misma suerte puede correr el presunto triunfo de Felipe Calderón.

O sea, que a través de la resistencia y de la violencia el PRD logre sus objetivos. Si se lo permiten en Oaxaca, ¿cómo se lo van a impedir en el DF?

La resistencia al desnudo

La resistencia civil a la que ha llamado AMLO ha molestado a los ciudadanos. Ahora, en la segunda etapa de la resistencia civil, tratan los perredistas de encuerar el fraude de otra manera, como ocurrió en el estado de Jalisco y se publicó la foto en el diario El Universal, en su edición de ayer.

martes, 8 de agosto de 2006

AMLO, ganador mediático, su apuesta sigue igual

Al hacer el análisis del proceso electoral federal reciente, algunos pueden pensar que simpatizo con López Obrador y con su propuesta de recontar voto por voto. No es así. Mi análisis es objetivo y puedo estar equivocado, pero en ningún momento simpaticé con la propuesta de López Obrador, ni con su estrategia electoral.

Hace meses escribí sobre AMLO y el tema del desafuero, una serie de artículos donde expresaba claramente mi rechazo a que ganara las elecciones del 2006, pero siempre ponderé, y lo sigo haciendo, que AMLO tiene una estrategia definida y el PAN, así como el gobierno de Fox, nunca estuvieron, ni están, a su altura para confrontarlo de manera efectiva y siempre sus decisiones van encaminadas a presentarlo como una víctima.

La historia se repite. AMLO, al igual que respecto del desafuero, y como lo hizo durante seis años, sigue poniendo el tema de la agenda política y el panismo rezagado en su respuesta, esperando siempre que otros poderes y actores políticos entren en su apoyo y a la confrontación directa con AMLO. Así lo hizo la Corte, el Congreso de la Unión, el PRI, la sociedad civil organizada por la inseguridad prevaleciente en el DF, la Iglesia, el IFE, el Consejo Coordinador Empresarial y ahora el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, mejor conocido como el TRIFE.

Tal parece que la estrategia instrumentada por el PAN y el gobierno federal para vencer a AMLO es que otros hagan la tarea que a ellos corresponde en su mayor parte. En esta última etapa de la calificación electoral, la pretensión de AMLO es una locura, porque exigía que el TRIFE resolviera que se contaran los votos de todas las casillas y que, además, ese recuento, para aceptarlo, debía favorecerle. Lo cual es una locura…pero con método.

AMLO se hizo llamar durante el proceso electoral “el indestructible” y lo acreditó en lo hechos: su pérdida de fuerza no se debe a lo hecho por sus adversarios, si a lo hecho por él mismo. En esta parte del proceso se acredita que es autodestructible. Nadie lo vence mejor que él mismo. O sea, el mérito no es de los panistas, sino del propio AMLO.

La resolución del TRIFE, aunque no lo acepta AMLO es un triunfo parcial de su resistencia pacífica. Que su estrategia de lucha le impida reconocerlo, es, precisamente parte de su estrategia.

AMLO, repito, sigue poniendo el tema. Conserva las notas de ocho columnas de los medios nacionales, escritos o electrónicos, a favor o en contra, pero ahí está, mientras Felipe Calderón, presunto ganador de la elección, tiene menores espacios mediáticos y ningún liderazgo formal y serio lo cobija. Ni siquiera los santones de su partido, como Diego, Barrio, Creel, Rufo, Medina Plascencia, etc, etc. Sólo la desconocida chiquillada panista lo arropa y lo protege con declaraciones y acciones que de inmediato dan marcha atrás, porque son producto del bote pronto o de la inexperiencia en la confrontación con un personaje como AMLO.

AMLO ha sido criticado por muchos, incluyendo a algunos de sus simpatizantes, por el megaplantón del Zócalo a Reforma, por haber tomado las calles y la ciudad. Se les olvida a sus críticos que ésta ha sido la táctica de AMLO desde hace muchos años: mantener la ciudad secuestrada e inmovilizada para lograr sus fines, aunque éstos sean ajenos al DF, como el caso de la elección en Tabasco, en 1994.

AMLO no va a reconocer que la resolución del TRIFE es un triunfo que le corresponde, porque si lo hiciera, correría el riesgo de tener que conformarse con eso. El conteo voto por voto no es su objetivo, es su estrategia. El objetivo es que el conteo le favorezca o que no se haga total, para mantener vigente su lucha y más que eso, mantener vigente la confrontación, que es el escenario donde mejor se desenvuelve y donde vence con suma facilidad a sus adversarios, sobre todo en el manejo mediático de su estrategia (de medios) y en la cual el hilo conductor que subyace es el miedo, por eso su estrategia es mediática y Miédiatica.

AMLO se dice víctima del TRIFE y de la falta de miras de los magistrados, para poner siempre su recurrente tonadilla del complot, como parte vital de su estrategia. Pero la resolución favorece su causa porque es producto de sus acciones de resistencia, porque sino hubiera bloqueado la ciudad de México, no habría habido recuento parcial. Las movilizaciones impidieron el desafuero y en este caso, generaron el recuento. Con esto no lo ponen en paz, ni se conforma. Le alimentan su lucha y el TRIFE, dentro de la ley, busca espacios para atender la estrategia de AMLO.

No es una cosa menor que se vayan a recontar votos en 149 distritos electorales federales, de los 300 existentes; o sea, se van a contar votos en casi el 50 por ciento de los distritos. Se ha determinado también que se abran las urnas en 11 mil 839 casillas, es decir, el 9.07 por ciento del las 130 mil 477 instaladas el dos de julio, ubicadas en 26 entidades de la república, en las 16 donde ganó Calderón y en 10 de las 16 ganadas por AMLO.

No es cosa menor, tampoco, el número de casillas, pues es una muestra suficiente y representativa para determinar si hubo o no irregularidades graves en la mayoría de las casillas que puedan cambiar el resultado de los cómputos distritales y a la vez, si es posible o no, determinar con este porcentaje si el restante 90.93 por ciento debería o no ser abierto, para revertir el resultado dado por el IFE.

Porque imagine usted que el TRIFE, que ya dio este paso, encuentre que con el 9.07 por ciento, se modifica sustantivamente la tendencia de los resultados y se vea obligado a ampliar la muestra para volver a la tendencia original y que de todos modos gane Calderón o para que el cambio de tendencia beneficie a AMLO. ¿Qué haría el PAN si con este porcentaje recontado la tendencia les es adversa? ¿Pedirían el aumento de la muestra o hasta el recuento total?

Esta resolución no es menor porque implica que el TRIFE le diga al IFE que cuando menos, en el 9.07 por ciento, su trajo fue notoriamente ineficiente. La prueba es la siguiente: En el caso de Jalisco, se van recontar votos en dos mil 705 paquetes, de 17 de los 19 distritos electorales federales. En el distrito tres de Tepatitlán, se van a recontar 246 paquetes. El IFE, en cambio, sólo había autorizado el recuento en dos de ellos. Ahora será en el 56 por ciento de los paquetes de ese distrito. En el caso del distrito cinco de San Luis Potosí, el recuento será en 253 casillas, es decir, el 58 por ciento del total. El IFE, no autorizó abrir ningún paquete en este distrito.

Además, en Jalisco, se van a abrir dos mil 705 casillas, de las 8 mil 91 instaladas, lo que representa el 35 por ciento. Y es el estado que le dio a Calderón más del 10 por ceinto del total de los sufragios que obtuvo en le país y una diferencia sobre AMLO cercana al millón de votos.

Entonces, por eso queda clara la estrategia de AMLO: sólo va reconocer lo que le favorezca y para ello cuenta, favor y en contra, con los medios, con el miedo, con el enfado y el enojo de las clases medias y altas del Distrito Federal, que acabarán exigiéndole al gobierno de FOX que intervenga y entonces habrá funcionad mejor la estrategia de López Obrador, porque con la ya probada ineficacia del gobierno federal, la probabilidad de la violencia indiscriminada en las calles es muy alta. Ejemplos: los mineros de Michoacán, Atenco y Tláhuac., sólo por mencionar a algunos.

Quines crean que las movilizaciones van a ir perdiendo fuerza, se equivocan. AMLO obtuvo en el DF dos millones 800 mil votos y dos millones 500 mil en el Estado de México; o seas, cónico millones 300 mil votos, únicamente en la zona conurbada DF-EDOMEX. Más de cinco millones de votos en la zona pavimentada, no en la sierra. Los pueden movilizar casi sin costo.

Esto no es lo que asusta sino el cierre de los aeropuertos, de las carreteras y de la ciudad de México. Porque AMLO sabe que con 20 mil personas aísla y cierra la ciudad de México. Un contingente de cuatro mil en la entrada de la carretera a Querétaro, otro tanto en la entrada de la de Puebla, otro más en la Cuernavaca, otro más en Indios Verdes, (acceso a Hidalgo) y el último en la carretera Toluca.

Con 20 mil personas que AMLO tiene ya en la nómina y que estos tienen la seguridad de que permanecerán seis años más, a cambio de, pacíficamente, sentarse en las carreteras ya mencionadas durante algunos días y provocar el enojo y la violencia de miles de conductores y pasajeros que verán impedido el ejercicio de su libertad de tránsito, en este caso, subordinada a la libertad de manifestación y de expresión de los manifestantes que siguen una estrategia de provocar no únicamente al gobierno, sino, principalmente a los ciudadanos, quienes reclamarán el uso de la fuerza para garantizar que las libertades de unos no impidan el ejercicio de las de otros.

Esta es la estrategia de AMLO: echar a unos contra otros y a los ciudadanos contra el gobierno para exigirle que reprima a los simpatizantes de AMLO, a los manifestantes, a los cierra calles. Esta es una estrategia perversa pero efectiva. Indeseable pero inevitable cuando hay un gobierno ineficaz que baila al son tabasqueño que le tocan.

Reitero: es una locura lo que hace AMLO y más porque lo hace con método. Por eso es preocupante que algunos priístas se vayan con la finta del conteo de votos como un acto democrático y no sean capaces de advertir la perversa estrategia de AMLO, que no es el reconteo, sino que las cosas se hagan como él dice, como a él le convienen.

Ahora AMLO le dice al TRIFE que de ellos depende la gobernabilidad y la paz social en este país; o sea, los responsabiliza de todo lo que suceda, provocado por él. Es como el caso del secuestrador que responsabiliza a los familiares de su víctima de haberle cortado algún miembro o de haberla matado, por no haber accedido a sus exigencias.

Por lo anterior, queda claro que no simpatizo con AMLO y mucho menos porque es evidente su estrategia. Si aquí en Colima, algunos priístas marchan con los perredistas o a quienes los coordinan los llevan al partido, del que alguna vez fueron miembros y traicionaron, es otros asunto. Me pregunto si estos priístas son ingenuos o juegan juntos.

Allá ellos. Aunque lo de la poda en el PRI podrían entenderse mejor a la luz de estos hechos y declaraciones. Estoy de acuerdo: se necesita una poda para sacar a quienes le pusieron una joda al PRI. Y sobre todo, que se castigue a los traidores, a los que impulsaron el voto diferenciado.

A mí me queda claro y no me confundo: el que algunos priístas se junten con traidores al PRI no es por el conteo voto por voto. Ni por una causa democrática. Son otras razones por las que se ayuntan.

viernes, 4 de agosto de 2006

Los números del PRI

Se ha insistido mucho, a nivel nacional, en la derrota del PRI al haberse ubicado en el tercer lugar en la elección para presidente. Me parece oportuno comentar los números de las tres elecciones, la presidencial, diputados y senadores, para poder valorar con objetividad cuál es, numéricamente, la realidad priísta en el ámbito nacional y poder afirmar así que el PRI tiene un voto duro importante, un voto leal que le va a permitir, con su votación al congreso de la unión, ser el fiel de la balanza y el factor de gobernabilidad en el país, al tener un piso electoral que le permita la recuperación política en las próximas elecciones estatales.

Este año habrá elecciones para gobernador en Chiapas (20 de agosto) y Tabasco (octubre) y en el 2007, habrá 10 procesos electorales, con elección de gobernador en Baja California, Michoacán y Yucatán.

Debemos recordar que la presidencia de la república la perdimos en el año 2000 y no en el 2006. En esta elección, no pudimos recuperarla, pero al igual que después de la elección del 2000, el PRI ganará elecciones locales, pues además del permanente conflicto entre PAN y PRD, motivado por la elección de este año, debe quedar claro que el PRI en esta elección no perdió a sus 17 gobernadores, los sigue conservando, así como la mayoría de alcaldes y la mayoría de los congresos estatales.

Hay quienes, equivocadamente, creen que el PRI perdió todas sus posiciones.

Roberto Madrazo obtuvo 9 millones 301 mil votos, el 22.26 por ciento de la votación nacional. Nuestro candidato no ganó en ninguno de las 32 entidades, en 16 estados quedó en segundo lugar y en los otros 16 quedó en tercero.

Felipe Calderón alcanzó 15 millones 284 votos, que representa el 35.89 por ciento de la votación, quedando en primer lugar en 16 estados. Por su parte, López Obrador también ganó en 16 entidades, con una votación de 14 millones 756 mil votos, lo que representa el 35.31 por ciento. De ahí que se argumente el empate, pues ganaron el mismo número de entidades.

El PRI quedó en segundo lugar en 16 estados y en tercero en otros 16. A su vez, el PAN quedó en segundo lugar en 10 estados y en tercero en 6 entidades. Finalmente, el PRD quedó en segundo lugar en 6 estados y en tercero en 10.

O sea, los números quedan así: PAN 16-10-6, PRD 16-6-10 y PRI 0-16-16.

Elección de Senadores

Para el senado, el PRI ocupó el tercer lugar en la votación, con 11 millones 689 mil votos, pero por el número de senadores que obtuvo, será la segunda fuerza en el senado, con 33 miembros. Por su parte, el PRD tendrá 28, el Verde 6, el PAN 52, el PANAL 1 y entre el PT y Convergencia, 8.

Para el senado, el PRI ganó en cinco estados y quedó en segundo lugar en 19 y en tercer lugar en ocho. El PAN ganó en 16 estados, quedó en segundo en nueve entidades y tercero en siete. Finalmente, el PRD ganó en 11 entidades, quedó en segundo en cuatro y en tercer lugar en 17. O sea, PAN, 16-9-7; PRD 11-4-17 y PRI 5-19-8. Todo ello, respecto de los lugares de votación, según los resultados obtenidos por entidades federativas.

La diferencia entre el PRI y el PRD para el senado fue de 714 mil votos a favor del PRD, lo que representa el 1.71 por ciento y la diferencia entre el PAN y el PRI fue de 2 millones 354 mil votos, lo que representa el 5.64 por ciento.

En esta elección, la diferencia fue menor que en la de presidente, donde Calderón superó a Madrazo con 5.7 millones de votos, o sea, 13.63 por ciento de diferencia.

Cabe destacar que el PAN, en esta elección, con el 35.89 por ciento y 15 millones de votos, no alcanzó el 42 por ciento de la votación que logró Fox en el 2000, con 17 millones de votos, lo que significa que el PAN sacó menos votos que cuando ganó la elección presidencial. Dos millones menos y 6 por ciento menos. Lo que quiere decir que la derecha fue reprobada electoralmente y prueba de ello es el gran crecimiento de la izquierda, representada por el PRD.

Los diputados federales

En esta elección, el PRI se fue a tercera fuerza con 103 diputados, al haber obtenido 11 millones 704 mil votos y si consideramos que al senado obtuvo 11 millones 689 mil votos,, quiere decir que para el congreso federal, diputados y senadores, los priístas votaron en línea, pues hubo una diferencia de apenas 15 mil votos. Destaca aquí la gran diferencia con la votación de Madrazo, que fue de 9 millones 301 mil votos, es decir, menos de dos millones 300 mil votos, respecto de los senadores y diputados federales.

En el 2003, en la elección de diputados federales, el PRI obtuvo 9 millones 909 mil votos. Casi similar a los obtenidos ahora por Madrazo, destaca que el PRI ahora en 2006, al obtener 11 millones 704 mil votos para diputados federales, superó su votación en un millón 785 mil votos, respecto de la de hace tres años; sin embargo, no nos fueron suficientes. Acredita así el PRI un voto duro de 11 millones 700 mil votos, pues es en esta votación de diputados y con base en estos votos, con los que se fijan las prerrogativas a los partidos, así como su verdadera fuerza electoral.

El PAN obtuvo para diputados 13 millones 876 mil votos, o sea, 167 mil votos menos que para senadores. También hubo voto en línea. Y el PRD obtuvo para esta elección 12 millones 40 mil votos, o sea, 363 mil votos menos que para senadores. También hubo voto en línea.

Vale la pena destacar que, según el cómputo del IFE, el PAN ganó las tres elecciones: la presidente, senadores y diputados federales. Se me hace raro que hasta hoy, los panistas no usen este dato en su favor. 264 mil votos más para presidente que el PRD; un millón 640 mil votos más para el senado que el PRD y un millón 836 mil votos más para los diputados federales.

También vale la pena destacar que en la elección de presidente hubo 41 millones 791 votos y para diputados federales 41 millones 531 mil votos, es decir, los ya famosísimos 260 mil votos de diferencia entre Calderón y López Obrador. ¡¡¡Que curioso!!! Para presidente de la república votaron 260 mil personas más que para diputados y coincidentemente esos votos de más le dan el triunfo a Calderón. ¡¡¡

Esas son coincidencias, pero también razones que explican por qué ganó, según el IFE, Felipe Calderón y por qué López Obrador dice que le robaron la elección, si aquí numéricamente estamos mostrando que hubo más votos en la elección de presidente que en la de diputados, cuando, teóricamente, deberían ser los mismos ¿no?

O sea, no le busquen, “la diferencia”, hizo la DIFERENCIA.

No hubo fraude, nomás hay votos de más en la elección de presidente.

martes, 1 de agosto de 2006

¿Por Qué Perdimos La Elección Presidencial?

Hoy reanudo mis colaboraciones de martes y viernes en Diario de Colima, trataré de hacerlo de manera regular y preferentemente, los martes con temas nacionales y los viernes, abordaré asuntos de carácter local.

A un mes de celebradas las elecciones es oportuno reflexionar sobre el tema y destacar que, en la tradición política mexicana, las aguas deberían ya haber tomado su cauce, pero no es así, la alternancia y el gobierno del cambio nos mantienen en la incertidumbre, como ya se ha hecho costumbre en los últimos seis años, tiempo en el que hemos experimentado una democracia sui géneris, caracterizada por la falta de certeza y de conducción política efectiva, en la que hemos transitado con un gobierno desprestigiado y con el debilitamiento de las instituciones por la falta de oficio y el ridículo al que constantemente nos exponen quienes la dirigen, apoyados en el simplismo de que México ha cambiado, de que todo lo pasado fue negativo y de que México se inventó hace seis años.

El gobierno foxista presume de un cambio que no da certeza a nadie, un cambio sin rumbo y sin respeto a la historia y a las instituciones nacionales, un gobierno satisfecho porque, según ellos, México es diferente y se debate en el caos y en el desorden, con una violencia permanente propiciada por la autoridad que reprime a los obreros, como hace cien años, y por el crimen organizado que en medio del vacío de poder, propiciado por la ineficacia gubernamental, ejecuta, a plena luz del día, a miembros de los cuerpos policiacos y de seguridad, llegando al extremo de decapitar a elementos de las fuerzas de seguridad.

Así, llegamos a un mes de las elecciones y, por primera vez en la historia, 30 días no han sido suficientes para saber, legalmente, quién ganó el dos de julio. A un mes de la elección, tenemos tres presidentes, uno que ya se va, y que no quiso pasar a la historia, que lo que quiere es pasar ya a su rancho; otro, proclamado presidente electo por la Maestra Elba Esther Gordillo y el tercero, que se autoproclamó “por la voluntad mayoritaria de los mexicanos”; o sea, México, como nunca, tiene en este momento nada más y nada menos que Tres, Tres, presidentes, pero, por desgracia, ninguno gobierna y los tres generan problemas.

Nos sobran presidentes y nos falta un gobierno. Este es el cambio.

Los números de la elección del dos de julio ya se conocen, pero los resultados de la elección, todavía no los conocemos. Nadie tiene la certeza legal de quién será el presidente, pues la calificación de la elección está en proceso. Nadie sabe si en septiembre, mes de la patria, será el de su sepultura. Nadie sabe si habrá o no, informe presidencial y de haberlo, nadie se imagina dónde. Nadie sabe quién va a dar el grito y dónde. No se sabe si el desfile militar del 16 de septiembre se va a anticipar de fecha y los soldados deban salir a la calle a hacer que marchen otros. Ojalá no suceda así. Ojalá que las fechas patrias no incorporen al calendario cívico oficial de ese mes, días de duelo o de vergüenza nacional.

Esperamos que los promotores de la violencia, como los llama Calderón, o los renegados, en palabras de Fox, no anuncien de manera irresponsable, el uso de otras armas diferentes a las permitidas en el marco legal vigente. Que quienes se autodenominan pacíficos y han acreditado su incapacidad para gobernar, no se dejen gobernar por el yunque de la tolerancia y la represión. Que los empresarios militantes no provoquen al México bronco que los ha hecho ricos y que la pobreza de las mayorías no se agrave con la violencia y la impotencia social de quienes sienten que el gobierno les robó lo único que poseían: su voto y su esperanza de mejorar su calidad de vida.

Así pues, no sabemos qué va a pasar. El candidato del PAN amenaza a quienes no reconocen los números, que le son favorables, y el candidato del PRD amenaza con llevar al país “hasta donde la gente quiera” y no hasta donde la ley lo permita. Por su parte, el gobierno foxista no tiene rumbo ni agenda, están APANICADOS por lo que provocaron: la división de los mexicanos, la lucha de clases, los pobres contra los ricos, los buenos contra los malos, los violentos contra los pacíficos, los del norte contra los del sur, los que ganaron contra los que perdieron, en suma, un futuro de violencia y confrontación, de desencuentros y de polarización entre izquierdas y derechas mediáticas, peligrosas y, además, irresponsables.

Así pues, no sabemos quién ganó, pero sí sabemos que México perdió, se dividió y sus instituciones se desprestigiaron.

No sabemos qué va a suceder. Lo único cierto y seguro es que, de lo que suceda, ya no le van a echar la culpa al PRI, pues este partido no presume que ganó y a ese costo, menos. Los priístas, al igual que México, somos perdedores en esta elección y nosotros somos culpables de nuestra derrota el dos de julio y de no haber podido, en condiciones adversas, recuperar la presidencia de la república perdida hace seis años.

Así pues, la alternancia lo único que nos trajo fue la confrontación y la incertidumbre. A un mes de las elecciones, cualquiera de los dos rijosos que se autoproclaman ganadores, nos quisiera en segundo lugar porque saben que el PRI es factor de gobernabilidad, aun sin tener la responsabilidad del ejercicio del pode ejecutivo.

¿Por Qué Perdimos La Elección Presidencial?

1.- Porque tuvimos una estrategia de medios fallida e insuficiente. En los primeros tres meses de campaña, equivocamos la estrategia mediática y el mensaje no se pudo posicionar, pues prevalecieron los escándalos y las divisiones al interior del partido, por sobre la propuesta del candidato y del partido.

Incorporamos tardíamente al equipo de Carlos Alazraki, quienes no pudieron revertir en el poco tiempo que tuvieron y a pesar de su espléndido trabajo, la campaña mediática del gobierno foxista en contra del PRI y de su candidato a la presidencia.

Fue un error mantener fuera de los medios, los primeros tres meses de la campaña, el apellido Madrazo y tratar, equivocadamente, de posicionar el nombre de Roberto.

Los recursos económicos para medios fueron insuficientes por la injusta multa impuesta por el IFE a nuestro partido, de un mil millones de pesos, por el llamado “Pemexgate”, en el que presuntamente se desviaron recursos de PEMEX al PRI en la campaña de Labastida en el 2000. Se acreditó lo injusto de la multa al no haberse encontrado culpable a ninguno de los presuntos implicados. Hoy, todos están en plena libertad y sin embargo, el PRI entregó un mil millones que pudo haber utilizado en esta campaña.

La campaña mediática de Fox contra el PRI le funcionó. Bueno, a medias. Porque si bien fue factor importante en nuestra derrota, por otro lado, fortaleció a López Obrador a costa del PRI y empezará a pagar las consecuencias. Se equivocó de objetivo y no halla qué hacer con su otro Frankestein, pues a él se le debe el crecimiento de López Obrador.

2.- Perdimos el primer debate.

3.- El conflicto con Elba Esther Gordillo.

4.- El accidentado proceso de selección del candidato presidencial, que incluye la formación del TUCOM, más conocida por este nombre que por el de Unidad Democrática, porque en el fondo más que la unidad y la democracia era Todos Unidos contra Madrazo. La candidatura de Montiel y su escandalosa renuncia. La desgastante perseverancia de Everardo Moreno, que prolongó innecesariamente el proceso interno.

5.- La alianza con el PVEM, que no dio los resultados electorales esperados y que, por el contrario, nos generó al interior del partido el desplazamiento, el malestar y la renuncia al partido de quienes se creían con merecimiento de ser candidatos al congreso de la Unión.

6.- Las deslealtades y traiciones al PRI, con el argumento de que no les gustaba la candidatura de Madrazo y eso propició que hubiera priístas que, en su odio a Madrazo, traicionaran al PRI que los había encumbrado.

7.- Las diferencias al interior del PRI con algunos zedillistas y salinistas, que no se consideraban representados en el PRI de Madrazo. Y esto es cierto. El PRI que compitió en la pasada elección no era ni de Salinas ni de Zedillo.

8.- La salida del partido de neoliberales y neopopulistas, que no se sentían representados por el PRI, que en esta elección no se proclamó de izquierda o de derecha, sino de centro. Ubicación que en un principio consideramos correcta para no ser parte de la polarización, pero la verdad es que la polarización entre ricos y pobres, entre derecha e izquierda, en vez de meternos a la contienda, nos sacó de ella, pues nuestro mensaje no le llegaba ni a los ricos ni a los pobres, pues a los primeros les llegaba más el mensaje de calderón y a los segundos el de López Obrador.

Creímos, equivocadamente, que estar posicionados en el centro y fuera de la confrontación, nos iba a presentar ante el electorado de izquierda y de derecha como una opción que garantizara los acuerdos y la gobernabilidad y en vez de atraer electores de ambos extremos, se nos fueron para ambos lados de la geometría política.

Roberto Madrazo, mal asesorado mediáticamente, perdió su capacidad de confrontación, que lo hacía atractivo como candidato de oposición y en la adversidad, como siempre había ganado antes. Le apostó a la gobernabilidad, a estar fuera de la confrontación en una lección que más que de propuesta, fue de polarización, tanta que aún no termina y nadie sabe cuándo ni cómo, ni a qué costo concluirá. Roberto Madrazo en la derrota fue congruente, maduro y responsable, pues se declaró no ganador de la elección. Nuevamente, optó por no sumarse, para bien del país, a la confrontación electoral que aún padecemos.

Hay otras razones más, que a otros les corresponde analizar y comentar. El viernes hablaremos de los números del PRI, primero los de la elección federal y luego, los de la local.